bicicleteada

Una ciclista de 45 años murió ayer atropellada por un colectivo de la línea 26 en Valle y Centenera, en el barrio porteño de Caballito. Una semana antes Sofía Osswald, de 26 años, fotógrafa y estudiante de Artes del fuego, perdió la vida en la esquina de Perú al 900, en San Telmo. El primer día del año Franco Sánchez, de 19 años, había muerto de una manera similar en el barrio de Pompeya.

Más de diez organizaciones de ciclistas convocan a una pedaleada para el próximo 17 de enero a las 18.00: partirá desde Plaza de Mayo, pasará por el Ministerio de Transporte, en Hipólito Yrigoyen 250 y desde ahí hacia los puntos donde fueron atropellados los jóvenes. El objetivo es reclamar contra la violencia vial, exigir mejores ciclovías y más respeto por parte de los conductores.

“Basta de violencia vial. No más ciclistas muertxs. En la bici va una vida”, sostuvieron los organizadores en el evento público de Facebook.

Tres muertes en 10 días

En Buenos Aires no hay estadísticas oficiales sobre la violencia vial contra ciclistas. Según la Asociación Civil “Argentina en bici” en los primeros dos meses de 2017 hubo 19 ciclistas muertos en Buenos Aires. En los primeros 10 días de 2018 tres jóvenes ciclistas murieron atropellados en la ciudad. La chica de 20 años que murió ayer, cuyo nombre no trascendió, fue embestida después de las 20.00 mientras circulaba por la bicisenda. “El colectivo iba rápido porque dejó una marca de más de 10 metros en el pavimento cuando clavó los frenos”, contó Fabricio Fermi, vecino del barrio y testigo del accidente.

Testigos para Sofía

atropellada sofia osswald

Sofía Osswald tenía 26 años y era fotógrafa, feminista, militante, enérgica. Estudiaba Artes del fuego en la Universidad Nacional de las Artes y trabajaba de agente de prevención en Parque Chacabuco, donde vivía con su familia. Una de sus responsabilidades era asegurar que no hubiese accidentes de tránsito en las salidas y entradas de los chicos a los colegios. El miércoles 3 salió en bici desde el trabajo hasta la casa de una amiga. Aproximadamente a las cuatro y media de la tarde, en la esquina de Perú al 900, murió atropellada. Su familia busca testigos para reconstruir lo que pasó.

“Sofia era un persona increíble, de esas que ves un día y ya querés conocer. Tal vez no te conocía pero venia y te daba un abrazo. Hay un pibe que laburó solo tres días con ella, pero después del accidente vino a mi casa y me dijo que Sofía le había cambiado la vida y que iba a estar para lo que necesite, vino al velorio y también al homenaje”, dice Joaquin Osswald.

El hermano menor de Sofía dice que heredó todo de ella, especialmente el amor por las bicis: la hermana mayor le enseñó a andar. “A Sofía le importaba generar una calle más segura y tranquila, por eso hacia su trabajo con gusto. Podía correr tres cuadras a alguien porque le decía algo en la calle y le reclamaba como una contravención”.

“Ella me metió a militar, era peleadora, creo que era feminista porque no podía guardar lo que sentía, decía todo”, cuenta Joaquín mientras arma un cigarrillo. Todas las pulseritas de macramé que tiene las hacía ella: “Si alguien le decía que le gustaban se la regalaba, total tenía miles”. Él fue el encargado de recibir la noticia de la muerte de su hermana y quien se puso al hombro el trabajo de difusión del caso. Su lucha ahora es que se tome conciencia de lo desprotegidos que están los ciclistas. “Con o sin casco si te pisa un auto o un colectivo es muy difícil no salir lesionado. En una ciudad donde se incita constantemente al consumo de bicicletas no hay regulaciones estatales ni infraestructura suficiente. Para el gobierno es un recurso barato que los desentiende de mejorar el transporte público”.

La foto de Sofía recorre las redes sociales. Referentes como Malena Pichot – su ídola- compartieron su historia. Joaquin cree que la muerte de su hermana no será en vano si sirve para concientizar, pero especialmente para exigirle al gobierno que mejore las condiciones de los ciclistas con el mismo anhelo con el que busca ganar adeptos a las bicisendas. “No hay nada que te resguarde, no tenes parabrisas ni un chasis, tu cuerpo es el único amortiguador del impacto. Son los 15 kilos de la bici más tu peso. Si me entero de que por lo que yo hice se pavimenta una calle, se pone un semáforo con eso estoy satisfecho”, dice.