Walter María Gómez es taxista. Ayer degolló a su ex pareja en el palier del edificio donde vivía ella, en Almagro. Graciela Molina Hernández tenía 54 años y lo había denunciado por violencia de género. Antes, habían convivido 15 años.
Hace unas semanas, el hombre había entrado en su departamento de la calle Humahuaca al 3900 por la fuerza. Por eso desde el lunes ella tenía un botón anti-pánico. Según la información oficial se lo había dado la Superintendencia de Violencia Familiar y de Género de la Policía de la Ciudad. La justicia deberá investigar si al momento del ataque no lo tenía con ella, no llegó a activarlo o nadie respondió al llamado.
Los vecinos dijeron que la escucharon gritar. Cuando salieron al palier a ver que pasaba, ya estaba muerta y con varios cortes en el cuello.
Una versión difundida por los medios sostiene que la mujer había cambiado la cerradura de la casa, pero que él había logrado entrar al edificio porque guardaba el auto en el garage y que enero le había dejado un mensaje intimidatorio: una caja con joyas y un mensaje que decía “feliz cumpleaños Graciela”.
Unas horas después de cometer el femicidio, el taxista se presentó en el Departamento Central de la Policía Federal Argentina, donde antes de detenerlo el juez pidió revisarlo y secuestrar su ropa.
“Me mandé una macana” dijeron los policías que dijo al entregarse.
La frase -cuyo contenido suena a lugar común de lenguaje policial- tiene más de un significado.