Inmensidades empezó a sacar fotos en 2010 mientras estudiaba Antropología. Eran imágenes de su cotidianidad: cuando entraba a la facultad, salía a tomar cerveza, volvía a su casa o en su cuarto adolescente. Hizo una diplomatura sobre fotografía documental que le abrió preguntas: ¿cómo se construye la femeneidad? ¿Qué pasa con la sexualidad? ¿Y lo erótico? Ahí sacó más fotos: retratos y cuerpos de amigas. Conoció a una trans en Liniers y fue a su casa en Gonzalez Catan a retratarla. Más se preguntaba sobre sexualidad y género, más le retumbaba en la cabeza que lo pasaba con su cuerpo no era individual sino colectivo.
Galería Shuvia Dorada, Ejercicios Desheterosexualizantes, fotografías realizadas junto a Pao Lunch
Una foto de tres metros por dos pegada en la pared de un baño de varones: dos gordas desnudas deseándose, siendo deseadas. “Habitarme gorda y sentir que nunca había visto este detalle. Lo había vivido como personal y no como colectivo. Me dieron más ganas de retratarlo”, dice Inmensidades.
Una editorial feminista de fanzine, una productora audiovisual, talleres. De todos sus trabajos, el fotomural es el que más le gusta. Requiere acción, estar acompañada. Salir y pegar las fotos en baños, calles, en universidades. “Pasan un montón de cosas cuando pegas una foto en un espacio público. Si hasta ahora nunca viste esto, ¿qué pasa?”, dice.
Inmensidades retrata gordas pero también “lesbianas, chicos trans, maricas, travas”, disidencias que son parte de su vida. Tomó conciencia de que sus fotos generaban algo, que era un trabajo político. Algunos con una fuerte intencionalidad, otros casi sin quererlo. “Visibilizar cuerpos gordos o trans genera un montón de cosas. Es mostrar cuerpos disidentes, violentados, oprimidos y que no estén en esa situación sino en lo cotidiano, habitándose conformes, desde una fuerza y la certeza del cuerpo que se habita es el que se quiere”, dice.
“Desde que empecé a sacar fotos algo cambió en mi. Las personas y las situaciones que retrato son las que quiero vivir”, dice Inmensidades. Crear el mundo en el que quiere habitar. Situaciones que hicieron estar distinta en el presente. “A mi como gorda me hizo replantearme el deseo. Darme lugar a experimentar otros deseos, en un cuerpo que viví y vivo con violencias y opresiones y ahora siento que es más libre en sentir, en desear y habitarse”.
No es autogustarse sino más profundo. La fotografía la conectó con algo colectivo. Un deseo colectivo. No le pasa sólo a ella, no es la única. Por eso hace tres años empezó a salir a pegar fotos en las calles. Primero en contexto de marchas: la del orgullo, la visibilidad lésbica, el 8M, el Encuentro de Mujeres en Mar del Plata, Rosario, Chaco, en el regional de Merlo. Salir de las redes sociales, el centro cultural, el museo, el fanzine. Que la foto la vea la señora que camina por la calle y no la espere. Que sienta: incomodidad, se vea espejada o se enoje. Que entre en conflicto.
Estar saliendo con un pibe y que no te quiera presentar a sus amigos o a su familia. Usar pulóveres en verano para que no se vean los brazos. Que rechacen en los boliches donde ir a bailar. O hacer algo que un cuerpo gordo que no debería estar haciendo, como correr o hacer deporte. Que el sistema médico tradicional cuestione constantemente tu cuerpo sin saber en profundidad de él. Que tu palabra valga menos. Las fotos, el encuentro con otrxs, retratar el deseo, hicieron que las vivencias de infancia, adolescencia y las de hoy no la marcaran como vivencias individuales.
7 de marzo, día de la visibilidad lésbica, Inmensidades se sumará a una intervención en la calle en la ciudad de Córdoba por la Pepa Gaitan. En Neuquén y Buenos Aires compañeras saldrán a pegatinar imágenes. La resistencia es propia y colectiva.