Desde niña Marta Alanís es una católica modelo: está bautizada, tomó la comunión y la confirmación, se casó por Iglesia y tuvo cuatro hijos a los que educó en la religión. También es la fundadora de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, un movimiento que hace 25 años defiende el derecho de las mujeres al aborto legal, seguro y gratuito desde una perspectiva “teológica y feminista”.
Anoche Marta casi no durmió. Se quedó hasta tarde preparando el discurso que dio esta mañana en el anexo de la Cámara de Diputados en la apertura del debate en comisiones de los proyectos de interrupción voluntaria del embarazo. De pie sobre el atril, con el pañuelo verde al cuello, Alanís le habló a los diputados que deben debatir el proyecto que llegará en junio al recinto de la Cámara de Diputados: “Estamos a favor de la legalización porque las mujeres católicas también abortamos”, dijo.
¿Se puede ser católica y defender el derecho al aborto? Las Católicas por Derecho a Decidir defienden esta afirmación con un cálculo estadístico: si más del 80 por ciento de los argentinos y argentinas adhieren a esta religión y alrededor de un 60 por ciento de los habitantes –según las últimas encuestas- está a favor del aborto legal, es evidente que una parte importante de la población católica no está de acuerdo con la postura del Vaticano en este tema. “Hay una gran población católica en desacato con la política de la jerarquía de la Iglesia”, explicó Victoria Tesoreiro, integrante del grupo fundado por Alanís. “La mayoría de las mujeres católicas tienen una posición más parecida a la nuestra”, agregó.
Alanís nació hace 69 años en Córdoba en el seno de una familia católica. De joven se interesó por las ideas de la Teología de la Liberación y comenzó a militar en los barrios populares y las villas.
Después del golpe militar, con su marido y sus cuatro hijos pequeños se mudaron a Avellaneda. Al año siguiente se exiliaron en Bolivia. Vivieron en Francia, México y Nicaragua, donde formaron parte de la revolución sandinista.
Alanís dice que se hizo feminista cuando escuchó en un seminario a la monja brasileña Ivone Gebara explicando qué era el patriarcado. “La teología feminista trata de deconstruir el patriarcado, tanto en la religión como en la sociedad. La opresión de clase existe, como también la opresión de género”, definió en una entrevista en Nuestras Voces.
Inspirada en estas ideas la organización Catholics For A Free Choice, que había nacido en Estados Unidos en 1973, se expandió a Latinoamérica a fines de la década del ‘80 y principios de los ‘90. Alanís fundó el grupo argentino en 1993.
En la primera etapa los curas villeros y de los barrios populares las invitaban para que dictaran talleres a las mujeres: les hablaban de sexualidad y reproducción. El grupo creció: crearon áreas de litigio, investigación y educación.
Católicas por el Derecho a Decidir se define como un “movimiento autónomo de personas católicas comprometidas con la defensa de los derechos de las mujeres, especialmente los que se refieren a la sexualidad y a la reproducción humana, y a una vida libre de violencia y discriminación”. Trabajan por la equidad en las relaciones de género desde una perspectiva teológica y feminista.
En sus 25 años de vida, el principal enemigo de la organización siempre fue jerarquía de la Iglesia Católica. Varias veces intentaron quitarle la personería jurídica. También recibieron amenazas anónimas y les hackearon las cuentas de las redes sociales.
“La jerarquía eclesiástica nos trata de apóstatas, de falsas católicas. Pero todas las integrantes -abogadas, médicas, trabajadoras sociales, sociólogas- fuimos educadas en el catolicismo y desde ese lugar es que venimos haciendo una lectura con ojos de mujer de la Biblia”, explicó Alanís en Nuestras Voces.
Las católicas feministas vieron la llegada del Papa Francisco al Vaticano como un avance en temas sociales. “A pesar de que en 2015 cambió la posición de la Iglesia respecto al aborto, otorgando el perdón a las mujeres que abortaban, ahora tuvo declaraciones más desafortunadas”, explicó Tesoreiro. Se refiere a la nueva exhortación apostólica, un documento de 42 páginas en el que Francisco dice que luchar contra el aborto es tan importante como ayudar a los pobres.
No es casualidad que hoy la fundadora de Católicas por el Derecho a Decidir, que defiende el Estado laico, haya integrado el grupo que abrió el debate en el Congreso. La Iglesia es la principal opositora y ejerce una fuerte presión sobre los legisladores.
“La jerarquía católica es masculina y misógina y, tanto dentro como fuera de la Iglesia, excluye de los derechos a las mujeres”, dijo Alanís esta mañana. Y les habló directamente a los legisladores que deben discutir el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo: “Defendemos el derecho de las mujeres a decidir sobre sus vidas, no imponemos la obligación de abortar. Hay que despojarse de las creencias personales a la hora de legislar”.