Que garantizar el aborto seguro, legal y gratuito es garantizar la vida, que unas 500 mil mujeres se practican abortos clandestinos al año, que las mujeres ya abortan pero sólo las de mayor poder adquisitivo pueden hacerlo sin riesgos para su salud, que las ricas pueden comprar misoprostol y las pobres no, que Uruguay nos lleva la delantera.
El debate en el Congreso empezó tímido. Excepto algunas intervenciones más chispeantes –como el cruce entre el periodista Luis Novaresio y la diputada del PRO Carmen Polledo-, no se dijeron muchas cosas nuevas.
La excepción fue una frase que quedó repiqueteando en el aire: “Es lamentable trabajar con personas que dicen ser objetores de conciencia por la mañana en el hospital público y no lo son en sus consultorios privados por las tardes”. La dijo Sandra Vázquez, ginecóloga infanto juvenil.
La objeción de conciencia la establece el protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo que publicó el Ministerio de Salud de la Nación en 2015. Significa que un profesional médico puede negarse a realizar la práctica por motivos éticos o religiosos personales. ¿Es la objeción de conciencia garante de esa doble moral? ¿La doble moral médica es un tema a profundizar en el debate por la legalización del aborto?
“La ley debería prohibir la objeción de conciencia”, dice a Cosecha Roja Stella Maris Manzano, tocoginécologa del hospital zonal de Trelew, Chubut, y defensora de la despenalización del aborto. “Los médicos somos garantes de la salud y la objeción de conciencia sólo beneficia a los fundamentalistas que se sienten por encima de la ley y llevan la discusión a lo privado”, agrega Manzano con conocimiento de causa: cuenta a modo de anécdota que en Chubut había tres médicos de los 15 de planta que no eran objetores y “terminaron siéndolo con los años, porque eran perseguidos y hostigados por el resto”.
Para Manzano, la objeción de conciencia fomenta la doble moral médica. “Si a cualquier grupo humano le permitís discriminar, lo hará. Imaginate si la objeción de conciencia estuviera en los registros civiles ¿cuántos se negarían a casar homosexuales?”.
“Precisamente, la ley está para proteger a los que más fácilmente pueden ser vulnerados. Si vos a un médico le decís que está obligado a practicar un aborto, lo hará. Por eso la ley debería prohibir la objeción de conciencia”, dice.