La actual realidad y la historia de las mujeres y cuerpos feminizados por el patriarcado y la dominación masculina no ha sido ni es fácil en ninguna parte del mundo, presentando en nuestra América dolorosas particularidades.El empeño que ponen los Estados machistas del Sur, Centro-América y el Caribe junto a las instituciones religiosas dominantes en controlar y someter el cuerpo de las mujeres, se traduce entre otros males, en pobres-mujeres-pobres muertas por abortos sépticos.
El por tantos años evitado debate por el aborto legal en el Congreso argentino ha sido un triunfo de los feminismos y el amplio movimiento de mujeres. Se ha visibilizado la hipocresía-pro-vida sostenida por personas que son absolutamente conscientes que con la penalización los abortos se producen y producirán, que las mujeres de sus clases sociales abortan con adecuadas medidas de protección y que las que mueren son las pobres-mujeres-pobres.
Quienes nos representan en ambas cámaras legislativas y que provienen de diferentes ciudades del país deben tener conocimiento de cuántas mujeres murieron en los últimos tres meses en sus áreas de influencia política. Sería grave que no lo sepan. Me pregunto ¿van a votar afirmativamente el proyecto de despenalización y legalización del aborto a fin de garantizar que no mueran más mujeres-pobres en sus distritos? o ¿van a votar negativamente el proyecto para defender sus creencias religiosas o por no soportar la presión del obispado local, garantizando así nuevas muertes de pobres-mujeres-pobres?
Se sabe que la mayoría social apoya el aborto legal. ¿Dejarán las y los legisladores de representarnos para representarse a sí mismos/as?
Necesitan el aborto legal todas las mujeres que no deseen ser madres y quieren direccionar sus vidas en otro sentido, lo necesitan con urgencia las pobres-mujeres-pobres para no morir.
Y todos los cuerpos requieren de la educación sexual integral a fin de prevenir incesto paterno-filial, abusos sexuales, violaciones, embarazos de adolescentes, embarazos no deseados.
Necesitamos fortalecer la democracia con cuerpos más libres, decidiendo sus proyectos de vidas individuales y comunitarios sin que el Estado y las instituciones religiosas estén coaccionando a las mujeres.
(*) Médico psiquiatra, especializado en psicología clínica.