El debate del proyecto de ley de interrupción legal del embarazo se centró hoy en los fundamentos científicos de médicos que argumentaron a favor y en contra. Seleccionamos acá los fragmentos más importantes de los que se manifestaron a favor de la ley.
1. La objeción de conciencia
“Las mujeres abortamos y eso no está en discusión. (…)
Siento la necesidad de hablarle a aquellas y aquellos que objetando conciencia afectan intereses y derechos fundamentales de terceros, ya sea entorpeciendo la disponibilidad de información sobre métodos anticonceptivos o aborto legal o restringiendo el acceso a tales prestaciones. Estas conductas provocan riesgos para la vida la salud, la integridad física y la autonomía de las personas. (…)
Todos los prestadores y prestadoras del campo de la salud podemos y actuamos a conciencia, aun cuando nuestras convicciones esenciales sean diferentes.
No permitan que un atributo jurídico que es de la instancia privada se transforme en una conciencia colectiva que pretende avasallar la soberanía de nuestros cuerpos. No permitan que la conciencia de unos pocos determine cuál será nuestro destino Legalizar no es obligar”.
(María Gabriela Pereira, médica generalista de la ciudad de Rosario).
2. Necesidad de producción pública de misoprostol
“En cuanto al misoprostol la ANMAT aún no ha avalado las indicaciones por las cuales es parte de la lista de medicamentos esenciales para el tratamiento del aborto incompleto, del aborto espontáneo, la maduración cervical, la inducción del aborto, la prevención y profilaxis de hemorragia pos aborto.
Por lo tanto, estamos obligadas a utilizar el oxaprost, un medicamento compuesto por misoprostol y diclofenac. Para utilizarlo adecuadamente debemos manipular el medicamento y sacar el diclofenac del mismo. Cada mujer debe utilizar 12 pastillas. 3 dosis de cuatro comprimidos cada tres horas.
En Argentina, como consecuencia de la legislación vigente, que consideramos precaria y restrictiva, no existe producción pública de misoprostol favoreciendo así a la comercialización monopolizada de empresas farmacológicas. El misoprostol hoy tiene un costo de entre 2500 y 3000 pesos. Sólo considerando el precio oficial: en el circuito clandestino estos valores se reproducen al doble o triple.
Se estima que la tasa de éxito del misoprostol es cercana al 90 por ciento de efectividad en el primer trimestre. Es decir que sólo un 10 por ciento de mujeres quedarían expuestas a intervenciones médicas como la aspiración manual intrauterina. Un dato por demás contundente para contemplar de la ley que hoy estamos discutiendo que se garantice la producción pública de esta droga”.
(María Celeste Alarcón Loizaga, médica generalista del centro de salud El mangrullo de Rosario).
3. Humanizar los servicios de salud
“Las sanciones punitivas y las restricciones jurídicas para regular el control de las mujeres sobre nuestro propio cuerpo es una forma grave e injustificada de control por parte del Estado que genera estigma y discriminación. No evita que abortemos. (…)
La denegación del acceso hace que la prestación de servicios se vuelva clandestina y pase a manos de profesionales muy poco calificados. Acá estamos las y los profesionales de la salud capacitados para transformar las prácticas vigentes del sistema actual ya que hace muchos años venimos garantizando el acceso derecho al derecho al aborto legal según los estándares de calidad y humanidad.
Le llamamos a convocarnos en esta tarea de humanizar estos servicios de salud para convertirlos en lugares accesibles y no en lugares de tortura y vejación de los derechos humanos. Legalizar el aborto salva vidas”.
(Ana Paula Fagioli, médica generalista. Integrante de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir).
4. El mito del síndrome post aborto
“En los 7 años que llevo acompañando mujeres a interrumpir sus embarazos nunca he registrado complicaciones graves ni tampoco he podido observar esto que se viene mencionando como el síndrome post aborto. En Rosario desde 2012 no se registran muertes maternas por aborto, contribuyendo así a disminuir las intervenciones por aborto y la mortalidad materna de nuestra ciudad”.
(María Celeste Alarcón Loizaga, médica generalista del centro de salud El mangrullo de Rosario).
“El síndrome post aborto es una patología inexistente no reconocida por la OMS que vendría a representar un estado traumático con secuelas psicológicas posteriores a la interrupción del embarazo.
De existir estas experiencias son más bien el resultado de la estigmatización social y de la vivencia de la clandestinidad y no el producto de la práctica en sí. Paradójicamente las orga que sostienen la existencia de este síndrome son en parte el origen de aquello que pretenden describir”.
(Pablo Dalmasso, enfermero profesional de la ciudad de Rosario)
5. Romper las asimetrías de poder
“Necesitamos un sistema legal que minimice las asimetrías de poder que se dan en la relación profesional-mujer, donde las últimas siguen quedando a merced de las interpretaciones subjetivas de quienes las asisten”.
(Daniel Teppaz, coordinador de Salud Sexual de Rosario)