Eran las dos de la tarde. Una adolescente de 16 años corría por la calle y gritaba pidiendo auxilio. Unos minutos antes, el padre había entrado a su casa y había atacado a su madre, a su tío y a su abuelo con un cuchillo.
Los vecinos del barrio Las Tecas, en Hato Viejo de Santa Cruz, escucharon los gritos. “Llegamos a tiempo para agarrar al agresor a golpes”, contó uno de ellos. Entre todos lograron inmovilizarlo hasta que aparecieron las autoridades.
La madre, Noemy Rodríguez, terminó con varios cortes en el tórax. El abuelo, Marcelino Rodríguez, recibió una herida en el cuello que lo mató.
El agresor fue identificado por la Fiscalía de Santa Cruz como Agustín Rodríguez Álvarez y descuenta tres meses de prisión preventiva. El caso ocurrió el 4 de agosto anterior y se mantiene en investigación.
Noemy estuvo a segundos de convertirse en la segunda víctima de un femicidio en lo que va del año en la provincia, y la número 14 a nivel nacional.
La Fiscalía realizó una reconstrucción del caso y presume que Rodríguez intentó matar a Noemy porque ella había terminado la relación con él meses atrás.
En La Voz de Guanacaste nos preguntamos qué hechos se sumaron hasta llegar al día del hecho violento. ¿Cómo llega la violencia contra la mujer a convertirse en un intento de femicidio? Recopilamos a continuación los puntos de esta historia que se repiten una y otra vez en la provincia.
1. Agresiones, ¿de años?
El jefe de la delegación de la Fuerza Pública de Santa Cruz, Jorge Castillo, aseguró que ese sábado recibieron varias llamadas a la central que alertaron a los oficiales de la situación de agresión. Esta no era la primera vez que entraba una llamada denunciando violencia entre Noemy y Agustín.
“Es un caso reincidente”, dijo.
Según Castillo, en el cantón de Santa Cruz, la atención de temas de violencia contra la mujer les consume gran parte del tiempo a los oficiales.
El Ministerio de Seguridad Pública detalló que entre enero y julio del 2018, en Guanacaste, la policía detuvo a 1.339 personas por violencia doméstica o agresión directa contra una mujer. Santa Cruz fue el tercer cantón con mayor cantidad de aprehensiones (180), solo por debajo de Nicoya (356) y Liberia (277).
2. Medidas cautelares burladas
Según confirmó la Fuerza Pública, el presunto agresor tenía orden de restricción para acercarse a la casa donde vive Noemy, luego de que ella lo denunciara hace un año atrás por violencia.
La restricción impuesta a Agustín se limitaba a solo 1 km, pues esa era la distancia desde la casa de Noemy y su actual residencia (la casa de sus padres).
“Imagine que él siempre pasaba como a 200 metros de aquí [de la casa de Noemy]. Es que diay es la calle principal y por ahí agarraba”, comentó un vecino consultado por este medio.
Actualmente, aun cuando hay riesgo de muerte para la mujer, ella es la que debe tomar la decisión de si solo quiere medidas de protección o si quiere abrir un proceso de violencia formal contra el agresor, lo que podría implicar que este termine en prisión, explicó Griselda García, jefa de la oficina de la mujer de Santa Cruz.
Para la funcionaria, esa decisión debería recaer únicamente en el juzgado o la Fiscalía y no en la mujer, al menos cuando es inminente que la vida de la mujer está en riesgo.
“Las medidas de protección no están garantizando la vida de la mujer. No tenemos policías las 24 horas del día en una casa de una víctima, no hay nada que impida al agresor entrar a una casa. A las mujeres, cuando se les dice que el hombre puede terminar en la cárcel, la mayoría se hace para atrás por arrepentimiento, por el mismo círculo de violencia”, agregó García.
3. El alcohol como protagonista
“Él estaba tomado. Antes de que pasara eso lo vieron borracho en el pueblo. Uno bueno y sano es una cosa pero tomado es otra”, dijo uno de los vecinos del lugar.
La hermana de Agustín, Amelia, confirmó que él hace ocho meses que asistía a un grupo de oración porque tenía problemas con el alcohol.
“A él le gustaba tomar los sábados. Pero nosotros estábamos muy alegres porque él ya se estaba recuperando”, dijo Amelia.
En abril anterior, la psicóloga especialista en género, Cynthia Castro, explicó a La Voz de Guanacaste que un mito de la violencia de género es justificar la agresión con problemas de alcoholismo.
4. La familia lo sospechaba
“Era imposible ver venir esto pero él se había hecho muy violento. Ella le tenía miedo”, dijo una prima de Noemy.
Castro, la especialista en género, aseguró que “no se puede empujar a la víctima de violencia doméstica a denunciar”, aunque sí se puede acompañar a hacerlo.
Una serie de reportajes elaborados por este medio en mayo pasado demostró que decenas de instituciones ofrecen asistencia a las víctimas de violencia. Si usted, un familiar o una amiga entró o podría entrar en el círculo de la violencia dentro o fuera de casa, debe saber que hay gente capacitada para ayudarle: lo que no debe hacer es callar ni dejar pasar un episodio de agresión.
5. Los vecinos lo sabían
Un vecino, que prefirió guardar su identidad, recordó que en una ocasión, hace varios meses, la policía se había presentado a casa de Noemy. Corrió el rumor de que Rodríguez estaba atacando a Noemy y que en esa ocasión fue un hermano de ella quien la protegió.
Al menos cinco familias alrededor de la casa de Noemy dijeron lo mismo: “Ellos peleaban mucho y creemos que él le pegaba”.
“Pero es que vea, uno escuchaba que ellos tenían problemas, pero uno no se mete, Dios guarde que termine uno involucrado”, dijo uno de los vecinos.
En una entrevista para la serie de reportajes, Castro insistió en que todas las personas tenemos la obligación de denunciar ante un caso de maltrato. En el caso de las mujeres y violencia intrafamiliar, la recomendación es llamar al 911.
“Si escucho gritos que no son normales, si tengo esa duda, es mejor actuar”, explicó la especialista.
6. Un delito pendiente
La Fiscalía de Santa Cruz dijo que Agustín ahora es investigado como sospechoso de los delitos de homicidio calificado (por la muerte del padre de Noemy) y de tentativa de homicidio (por Noemy).
Hasta el momento, y pese a que todo parece indicar que la intención del sospechoso era matar a Noemy, la Fiscalía no ha utilizado la figura de femicidio, ni nada relacionada a ella en el caso.
En países como Argentina, la legislación avanza hacia la tipificación de delitos que permiten, según los especialistas, visibilizar aún más la violencia contra la mujer.
En el país suramericano se utiliza la figura de “femicidio vinculado” para hacer referencia a los homicidios cometidos por el agresor contra personas que mantienen un vínculo familiar o afectivo con la mujer, para castigarla y destruirla psicológicamente.
Es decir, se reconoce que estos tipos de crímenes no surgen de una violencia general, como la que desencadenan los asaltos o la venta de drogas, sino bajo el contexto de violentar a la mujer.
Dixie Mendoza, coordinadora del Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres del Poder Judicial dice que la legislación de Costa Rica debe evolucionar hacia esos nuevos escenarios que pongan en evidencia y sancionen las múltiples formas en que las mujeres son violentadas a diario.
“Hasta ahora, ni en la Secretaría Técnica de Género y Acceso a la Justicia, ni en el Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres conocemos de alguna iniciativa que haya considerado la posibilidad de sancionar aquí lo que en Argentina se ha tipificado como femicidio vinculado”, agregó Mendoza.
Larissa Arroyo, abogada especialista en derechos humanos, asegura que el país sí debe considerar una reforma legislativa y ajustar nuestra normativa a estándares internacionales.
Para Lauren Díaz, abogada especialista en sociología jurídico penal, en Costa Rica la discusión también debe ir más allá de cambios en la legislación, pues considera que la “visión machista” con que se juzgan los delitos debería cambiar.
“No es el artículo lo que nos limita sino el análisis sistémico de la situación. ¿Qué pasa si a una mujer le matan a los hijos?, ¿es solo un homicidio? Se nos olvida el contexto en el que fue cometido. Estas situaciones pasan o han pasado y no nos hemos dado cuenta”, concluyó Lauren.
En esta información colaboró la periodista Noelia Esquivel
*Este artículo se realizó en el marco de la Beca Cosecha Roja. También se publicó en La Voz de Guanacaste.