Por primera vez, un policía de la provincia de Salta fue condenado a perpetua en un caso de gatillo fácil. El 3 de enero de este año, el cabo Juan Carlos Cardozo le disparó a Nahuel Salvatierra, un pibe de 17 años, en el Barrio Solidaridad. El disparo fue certero: lo mató en el acto. La Policía quiso hacerlo pasar como un enfrentamiento de barras barriales, pero la Sala 7 del tribunal de juicio de la ciudad Salta falló en contra.
Por Lula González y Juan Manuel Castro
El Barrio Solidaridad creció como asentamiento en los ‘90 producto de la migración interna y del desarrollo de la provincia. Años después, se convertiría en el barrio más poblado de Salta capital, a sólo 20 minutos del casco céntrico de la ciudad.
Nahuel Salvatierra -“el Alexis” como le decían sus amigos y familiares- tenía 17 años, nació y vivió toda su vida en “El Soli” como le dicen sus vecinos. Era el último hijo varón de ocho hermanos. Hincha de River, fanático de la cumbia. “Era buenito el Alexis, nunca se metía en problemas. Nosotros todavía lo extrañamos y no podemos creer lo que pasó”, dice Guillermo, uno de sus amigos más cercanos.
El 3 de enero recibió un disparo del cabo Juan Carlos Cardozo. Lo que había empezado como un simple cruce de dichos entre las bandas “Los Cirujas” y “La Ranchada” se agravó con la presencia de la policía motorizada.
“Siempre que se cruzaban las bandas de los changos se silbaban o se puteaban pero no pasaba más allá de eso”, dice una vecina que fue testigo del caso y por seguridad prefiere no dar su nombre.
Los policías Cardozo y Gastón Aguilera Alanís llegaron hasta la esquina de las calles Fortín y Las Juntas, giraron en “U” y se quedaron de frente a un grupo de tres jóvenes de “La Ranchada”, entre los que estaba Alexis.
Aguilera se bajó de la moto e insultó a los chicos, los jóvenes no se quedaron callados y uno de ellos le dijo “Tirá si te da la nafta”. Sentado desde la moto, Cardozo le apuntó a Nahuel y disparó. La bala ingresó por el ojo derecho y lo mató en el acto. Los amigos corrieron asustados. Los dos policías se fueron como si nada y volvieron a sus trabajos.
“En un principio quisieron decir que era un enfrentamiento de las barras del barrio pero el día del velorio de mi tío hasta “Los cirujas”, que supuestamente estaban enfrentados, se ofrecieron a ser testigos para contar cómo había muerto mi tío. Fue triste. Algunas madres de los miembros de la banda nos llevaban comida. Nos unimos. Desde la familia estamos muy agradecidos”, dice Priscilla Goytea.
El primero de octubre comenzaron las audiencias por el juicio y el jueves 11 de octubre se conoció la sentencia del tribunal unipersonal de esta ciudad, a cargo del juez Francisco Mascarello. Cardozo fue condenado a prisión perpetua y Aguilera recibió una pena de dos años y cinco meses de ejecución condicional por lo que, en la misma sentencia, se le revocó la prisión domiciliaria con la que contaba preventivamente y quedó en libertad.
“Es importante la sentencia que se dio en el caso de Nahuel, porque si bien hubo antes casos de gatillo fácil, mucho de ellos quedaban con una pena menor, o tenían cierto escudo de protección, este fallo establece que no se puede quitar tan fácilmente una vida”, dice a Cosecha Roja la abogada Lis Palavecino. “Muchas veces los chicos de estos barrios son estigmatizados y en este caso marca un antecedente que no podés tirar a matar a nadie”, agrega.
Sandra Salvatierra, hermana de Nahuel, se siente satisfecha. “Damos gracias a Dios que se hizo justicia, que no haya quedado impune. Los policías agarran un arma y no tienen derecho a matarnos porque somos pobres. El Alexis ahora va a descansar en paz, nada fue en vano”, dice.
El mismo jueves que se conoció la sentencia, los amigos de Nahuel recibieron amenazas de muerte en sus redes sociales. Guillermo, amigo del barrio, contó: “A pesar de que no hicimos nada les quedó esa bronca. Nos viven verdugueando. Nosotros le hicimos un dibujo en homenaje al Alexis y cada dos por tres amanece y lo quieren tapar con pintura”.
A Guillermo y sus amigos les cuesta superar la muerte de Nahuel. Entre todos llevaron adelante una colecta para juntar dinero para el pasaje en colectivo para la familia y los que quisieran presenciar la sentencia.
En el barrio, nada volvió a ser igual. Los chicos que juegan a la pelota en el potrero del Soli para homenajear al que fue uno de sus mejores arqueros y a un amigo de la infancia que se suicidó a los 14 le pusieron a su equipo de fútbol “La banda del Alexis y Matías” y llevan en sus camisetas fotos de sus amigos para recordarlos. “Tratamos de salir adelante y esperamos que ellos nos iluminen desde el cielo”, dice Guillermo con la voz entrecortada.
Los pibes lo recuerdan con una cumbia de La Liga:
Sabes que te extraño…
A veces me parece oir tu risa,
dicen que en el cielo
uno es feliz no existe la tristeza
Pienso en vos y miro las estrellas