El peronismo despierta pasiones, es muy amplio y tiene espacio para todxs. Esta afirmación se validó ayer, cuando frente a las fiscalías penales platenses se repitió una estrofa de la mítica marcha: “¡Perón, Perón, qué grande sos!”. Quienes la entonaban eran parte de un grupo de la comunidad senegalesa, que realizaba una protesta pacífica para exigir la liberación de tres personas acusadas de “resistencia a la autoridad”. ¿Qué piden? ¿Por qué claman por “el primer trabajador”? Básicamente, porque quieren trabajar.
“Sabemos que Perón fue alguien muy importante acá, que hizo mucho por los derechos de los trabajadores y por eso fue que lo cantamos. Lo único que pedimos es tener derecho a trabajar, que se nos respete como personas. Nos sacan las cosas, allanan nuestras casas y se llevan todo lo que tenemos. Muchos compañeros no entienden el idioma y para expresarse levantan las manos: los policías toman eso como una resistencia a la autoridad”, dijo a Cosecha Roja Mustafa, integrante de la comunidad senegalesa que ayer se unió a la manifestación.
Mustafa es uno de los pocos que saben hablar, leer y escribir en wolos y en español, por eso se la pasa acompañando como intérprete a los compañeros que enfrentan operativos. “Siempre les recomiendo que si no saben lo que dice el acta no firmen nada, porque pueden poner cualquier cosa”, dice. En sus mantas y bolsos llevan la vida, la posibilidad de comer o pagar la habitación un día más. La mayoría vende relojes, anteojos de sol, equipos deportivos, cosas para celulares.
“Esta última fue una semana trágica: hubo diez detenidos. Cuando te ponés a leer los procedimientos te das cuenta que son de manera irregular, que se están violentando las máximas garantías constitucionales porque la forma de identificar a los vendedores es por su color de piel. Esto queda plasmado en las actas que dicen “se identifica a dos sujetos de etnia senegalesa”. También pasa que cualquiera que vaya con un bolso se vuelve un sospechoso: se acercan y piden revisarlo sin ningún motivo”, denunció Martín de Vargas, abogado de varios de los detenidos.
Desde hace dos semanas la municipalidad de La Plata reforzó los operativos para impedir la venta ambulante en las calles céntricas de la capital provincial, donde todos los días se instalan vendedores ambulantes de todos los rubros, entre ellos los vendedores senegaleses. La zona crítica es en el radio de las calles 44 a 60 y de 1 a 13.
“Hay un gran negociado del intendente Garro: se hizo una feria que manejan los privados, en 134 y 80, que es un emprendimiento privado. Lo que llama la atención es que las autoridades municipales están obligando a todos los vendedores a que contraten a esta feria. Están usando el aparato estatal para promocionar un espacio donde cobran entre 35 y 200 mil pesos por un puesto. La gente que está vendiendo en la calle no llega a juntar esa plata y la terminan persiguiendo sin darle otra alternativa”, dijo De Vargas.
En medio de las denuncias de persecución y hostigamiento el secretario de Convivencia y Control ciudadano, Roberto Di Grazia, dijo “seguiremos haciendo este tipo de operativos dado que no podemos permitir la venta ambulante en la vía pública”.
A pocos días de las elecciones PASO, y enfrentando un megaoperativo que tiene tufo a campaña, los senegaleses le cantan a Perón esperando que alguien más los escuche.
