Laura Cáceres estaba en la sala de parto desde las seis de la mañana. Gritaba de dolor pero nadie la ayudaba. “A las siete de la tarde empecé el parto sola: abrí las piernas, me agarré de los barrotes y empecé a pujar”, contó a Cosecha Roja. Ahí se acercaron los médicos. Aunque hacía días que insistía con una cesárea, la obligaron a tener un parto natural. “Las enfermeras se tiraban encima y me apretaban la panza con la rodilla. Un médico me metió la mano y le agarró la cabeza a la bebé. Le quebraron la traquea, las clavículas y los hombros y no la podían sacar”. Cuando nació los médicos le indujeron un coma farmacológico: Alma nunca despertó. Hoy tiene un año y ocho meses y sigue en estado vegetativo.
Mientras estaba internada, las enfermeras le contaron a Laura el caso de otras dos mujeres que habían pasado por una situación parecida en el mismo hospital. Uno de los bebés había fallecido; el otro se asfixió durante el parto y quedó con una parálisis cerebral. En los últimos tres años y medio más de 15 mujeres denunciaron al hospital de Morón, a médicos y enfermeras por violencia obstétrica y mala praxis. “Las causas penales no avanzan”, explicó a Cosecha Roja la abogada Silvana Santecchia, que acompaña a siete de las denunciantes.
“Nos espanta el cajoneo, el letargo en el que están estas denuncias penales”, reclama Santecchia. La única causa que avanzó, paradójicamente, es una en la que los médicos del hospital son los denunciantes y las víctimas de violencia obstétrica las denunciadas. La causa está caratulada como “amenazas”, a partir de las publicaciones en Facebook y los carteles que pegaron las mujeres durante las movilizaciones. La justicia dictó una cautelar que les prohíbe a ellas acercarse a 200 metros del hospital.
Esta semana, la Defensoría del Pueblo de la Nación emitió una resolución sobre cinco de las denuncias en la que pidió avances en la investigación penal y reclamó al Hospital, al intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, y al Ministerio de Salud de la Provincia que pongan fin a prácticas que vulneran los derechos de las mujeres al momento del parto y sus hijos e hijas recién nacidos.
“Hubo cinco (5) casos severos que exceden los derechos que reconoce la Ley de Parto Respetado (Ley N°25.929) o la Ley de Protección Integral de las Mujeres (Ley N° 26.485) que en su artículo 6° inc. E castiga la violencia obstétrica” explicaron desde la Defensoría. Las historias se repiten. La constante es el maltrato de médicos, médicas y enfermeras y la negación a practicar cesáreas.
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María Laura Silva llegó al hospital el 11 de diciembre de 2018. La obstetra no la quiso atender y la mandó de vuelta a su casa. Ella no quería irse: fue a la guardia de adultos y no la atendieron. Cuando llegó a su casa rompió bolsa. Volvió al hospital sangrando. La metieron en el quirófano. Al despertar de la anestesia le dijeron que el bebé había muerto y que no podría tener más hijos.
Yanina sintió contracciones fuertes y fue al Hospital de Morón. La médica que la atendió la mandó de vuelta a su casa. Al día siguiente siguió con dolores. En la guardia le dijeron otra vez que no debía preocuparse, que era normal. Días después volvió al hospital: le dolía demasiado y estaba perdiendo mucha sangre.
Desde las 8.45 hasta las 17 estuvo con contracciones. Los médicos y médicas le pedían que se quedara quieta y se portara bien. “De golpe la obstetra vino con el cirujano y dijeron que me lleven urgente al quirófano. Mientras me llevaban yo seguía escuchando los latidos de mi bebé porque estaba monitoreada. Ya en el quirófano me durmieron por completo y no escuché más”, contó al diario Tiempo Argentino.
Cuando despertó le avisaron que su bebé había muerto. “Nunca me dieron una explicación concreta”, contó.
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“Ahora estoy sentada al lado de Alma”, cuenta Laura por teléfono. Desde que le dieron el alta del hospital dedica todo su tiempo a cuidar a su hija más chica, que vive conectada a un respirador artificial. La ayudan cuatro enfermeras. “Si no fuera por los médicos del Hospital de Morón ella estaría corriendo. Sería féliz”, cuenta.