Carlos Rodríguez, desde San Miguel de Tucumán. Página/12
Jessica Dumont, de 17 años, campeona sudamericana de taekwondo, se suicidó el 12 de julio de 2009, en Tucumán. Once testigos describieron cómo su padre la arrastró hasta la comisaría para que le hicieran un análisis vaginal. También dijeron que abusaba de ella.
En esta ciudad, donde avanza un juicio oral por el secuestro de Marita Verón que puede marcar un antes y un después en la investigación del delito de trata de personas, hay otro caso conmovedor en el que está sobre el tapete la violencia familiar y de género. La víctima es Jessica Dumont, de 17 años, campeona sudamericana de taekwondo, quien se suicidó el 12 de julio de 2009 disparándose un tiro en la cabeza. Dos meses después su madre, Celine Foissac, promovió querella por “incitación al suicidio” contra su marido, Roberto Marcelo Dumont, padre de Jessica. La presentación se hizo por la existencia de testimonios que indican que la joven se habría suicidado porque en al menos una ocasión su padre intentó abusar sexualmente de ella, quien además protagonizó un episodio de violencia, en contra de Jessica, el día del suicidio.
La joven había concurrido, el 11 de julio de 2009, a una fiesta y luego fue a casa de una amiga, donde se quedó a dormir. Cerca del mediodía del 12 de julio, Dumont ingresó por la fuerza al domicilio de la amiga de su hija, a quien “levantó de los pelos” de la cama donde dormía y luego la denunció ante la comisaría séptima, donde pidió que se le hiciera a la adolescente “un examen vaginal” en su presencia y una rinoscopia. Los estudios finalmente no se hicieron, pero Jessica se suicidó ese mismo día, a las seis de la tarde, luego de decirles a sus amigas: “Por culpa de este h. de p. –en alusión a su padre– me quiero matar”.
El fiscal de la causa, Guillermo Herrera, que al principio ordenó la detención de Dumont –estuvo nueve días en prisión– y su procesamiento, ahora, casi tres años después, pidió su sobreseimiento (ver aparte). El abogado querellante, Diego Ernesto Lamoglia, le dijo a Página/12 que consideran a Dumont responsable del suicidio de su hija porque la chica sufrió “lesiones físicas por parte de su padre” horas antes del desenlace, además de sufrir “severas lesiones psicológicas por el maltrato y humillación a la que la sometió su padre cuando la hizo llevar detenida sin ningún motivo” a la comisaría séptima y pidió que se le hiciera un examen vaginal, “algo totalmente fuera de lugar, porque no había ninguna denuncia de abuso sexual en perjuicio de la chica que justificara un pedido semejante”. En el mismo momento, Dumont pidió que se le hiciera un examen para saber si había consumido drogas.
Luego de subrayar que hay testimonios que indican que Jessica habría sido abusada sexualmente por su padre “al menos una vez”, Lamoglia rechazó la solicitud de sobreseimiento del fiscal por “la notoria falta de argumentos y por los conceptos machistas” desplegados en el texto. Recalcó el abogado querellante que “a pesar de que se admite la agresión física y psicológica sufrida por Jessica, se deslinda de toda responsabilidad al padre y por el contrario, se le adjudica una mayor responsabilidad a la madre que, el día de los hechos, se encontraba de viaje, con otra de sus hijas, de manera que es ajena a los hechos”.
En la causa, son varios los que señalaron a Roberto Marcelo Dumont ingresando por la fuerza y a los golpes en la casa de Ivana Cecilia Lozano, en Santa Fe al 4000, en la ciudad de Tucumán, donde se había quedado a dormir Jessica la noche previa a su muerte. La propia Ivana relató que cerca del mediodía del 12 de julio de 2009, cuando dormían en una habitación junto con Jessica y otras dos amigas, vieron ingresar a un hombre (Dumont) a quien hasta ese momento no conocían, quien “la agarra de los pelos (a la víctima), la arrastra, le decía h. de p. levantate, cuando la arrastra ella se cae, y al levantarse él le pega piñas en la cabeza, al costado, dos en el hombro, una en la mano, ella sólo ponía las manos para defenderse. Yo me levanto y me pongo en medio de los dos como para que no le pegue más”. Dumont –como su hija– es cinturón negro de taekwondo.
Tras la golpiza, Jessica se encerró en el baño y luego se escondió dentro de un armario del que no salió hasta que llegó la policía. A su amiga Ivana le dijo: “Ves, por este h. de p. me quiero matar”, en referencia a su padre. Leandro Manuel Ledesma, que estaba también en la casa de la calle Santa Fe, conversando con unos amigos en otra habitación cercana al lugar donde dormía Jessica, declaró que Dumont ingresó al lugar forzando un portón y preguntando “¿dónde está?”, en alusión a su hija. Coincidió en que el hombre “la despierta a Jessica a los golpes, la agarró de los pelos, la tiró al piso y comenzó a pegarle piñas y patadas”. Pudo ver la escena porque lo siguieron a Dumont hasta el cuarto contiguo, dado que tampoco lo conocían y al principio creyeron que se podía tratar de un asaltante. Luego, junto con Alvaro Lázaro y con la ayuda de las chicas amigas de Jessica, logran sacarlo de la casa y llevarlo hasta la calle, desde donde Dumont requirió la presencia policial.
También declaró Romina María Di Nella, amiga de Jessica. Ambas habían ido juntas a una fiesta de disfraces que terminó a las cuatro de la mañana. Allí se separaron: Romina se fue (con la llave de Jessica) a dormir a la casa de los Dumont, mientras que la víctima se fue al domicilio de Ivana. Romina acompañó a Dumont hasta Santa Fe al 4000 y vio cómo “pateó la puerta de la casa” para entrar, mientras ella se quedaba en el patio. Desde allí escuchó como Dumont llegaba a la pieza y decía “ahí está esa h. de p.” y “se sentían golpes, cachetadas, después veo que (a Dumont) lo sacan todo golpeado y lo tiran afuera” de la casa. Según el relato, los amigos de Jessica atacaron a Dumont para que dejara de pegarle a la adolescente.
Luciana Josefina Masso, en la tarde de ese día, se comunicó con Jessica por Internet, ya que ella le había enviado un mensaje por messenger. “Lo abro y me decía que ‘se quería matar’.” Luego le dijo por la misma vía que estaba “muy preocupada y angustiada porque había estado en la comisaría”, que había ido a una fiesta y que se había levantado “con su padre pegándole”. Jessica le dijo a Luciana que “se sentía mal y que odiaba a su padre”, y que “se pegaba un tiro o se tiraba del séptimo piso” de la casa de su abuela, donde se encontraba en ese momento.
Después de estar en la comisaría séptima, Jessica no fue a la casa de sus padres porque Dumont no la dejó ingresar en su auto. La joven se fue con su abuela materna, Andrea Marie Altieri, y se suicidó en la casa de ella, con una pistola calibre 22 largo que tenían allí, guardada en un armario. En el momento del suicidio, en la casa de la abuela estaba Mariela Romina Saluzzo, a quien Jessica le comentó poco antes de su trágica decisión: “Mirá la vergüenza que me hace pasar. El es mi padre y cómo me va a pedir que me revisen la c…”.
Cecilia del Carmen Barrionuevo, empleada de los Dumont, dijo que la relación del padre con Jessica “no era buena y creo que se debía al maltrato que sufría la madre” de la chica. Recordó que “en una oportunidad Jessica me comentó que se acostó en la cama matrimonial (su mamá se había acostado en el cuarto de la chica) y se despertó siendo tocada por su padre (…) ella se levantó y lo empujó a él para irse luego”. Ese episodio habría ocurrido en marzo de 2008. “Ella (por Jessica) quedó medio dolida, le dije que le comentara a su madre, pero no quería hacerlo por temor a lo que pudiera hacer la madre” cuando se enterara.
La testigo señaló, además, que el comentario sobre el presunto abuso sexual fue hecho cinco meses después de la muerte de Jessica, un día que fue a la casa de la madre de la adolescente. “María Marta, la madrina de Jessica, dijo que estaba enterada por dichos de su ahijada que Roberto, su padre, la había tocado. De ahí Yasmina (hermana de Jessica) comentó (también) que tenía conocimiento de lo sucedido.”
La madrina, María Marta Liendo Jiménez, testimonió a su vez que presenció “en muchas oportunidades agresiones puntuales contra Jessica, muchas humillaciones. Tengo conocimiento de que Jessica le pidió a su madre que se separe, a mi ahijada siempre la descalificaba, la humillaba, frente mío y de mi marido le pegó en una ocasión una flor de patada. Era normal para él pegarle, humillarla delante de la gente”. Confirmó que estando a solas con Jessica, ella le contó que una noche “fue a su pieza y estaba su mamá durmiendo en su cama. Como no se despertó, fue a la habitación de matrimonio a dormir donde estaba su papá”.
“Ella me contó que en momentos le empezó a tocar sus partes íntimas, pero nunca le dijo nada a su mamá, y le hice prometer que ella debía contarle, pero tenía temor que si se enteraba su madre” tuviera una reacción que iba a afectar “más aún a un matrimonio tan conflictivo”. La madrina de la joven aclaró que luego se enteró por la madre de Jessica “que nunca le dijo nada”. Concluyó diciendo que “luego del fallecimiento de Jessica su padre estaba como si nada y al mes se separaron”.
Con todos estos elementos, en septiembre de 2009, se presentó la denuncia contra Roberto Marcelo Dumont por “incitación al suicidio”. Hasta la semana pasada, el fiscal Herrera mantenía al padre como procesado, pero en forma imprevista decidió solicitar su sobreseimiento. Hasta el momento, por entender que estaban dadas las condiciones para imputar a Dumont, los abogados querellantes habían pedido cuatro veces la elevación a juicio oral del caso, sin obtener respuesta alguna.
Ahora la querella presentará un escrito contra el sobreseimiento y el caso tendrá que ser analizado por el juez Juan Francisco Pisa. Mientras tanto, en otro juzgado, se han presentado once denuncias contra Dumont por amenazas a su ex esposa y a su ex suegra. Por esa razón, tiene prohibido acercarse a menos de cien metros de su familia, incluyendo a los hermanos de Jessica.
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