Ezequiel Sayago, Lautaro Gauna y Diego Barreto están presos desde hace ocho meses. La policía los detuvo una hora y cuarenta minutos después de que cuatro hombres asaltaron a mano armada a otro en Villa Soldati y se llevaron la camioneta, una billetera y una cadenita. Los tres amigos no tenían armas ni los objetos robados, no había huellas de ellos en la camioneta y la descripción del auto en el que se movían los ladrones no coincidía con el que usaban ellos. La única prueba en su contra es el color del auto: los dos eran rojos.
A pesar de que la investigación estuvo plagada de irregularidades, la justicia dio por cerrada la instrucción y los tres amigos irán a juicio. La fecha prevista es en mayo de 2020, contó a Cosecha Roja la abogada Gabriela Granada, defensora de Lautaro Gauna. Con 26 años, Lautaro es el más chico de los tres amigos. Hasta el día que lo metieron preso vivía con su mujer y su hijo de un año y trabajaba en Metrovías.
El expediente judicial dice que el 23 de febrero a la 1 de la mañana Ernesto Alejandro Dorin fue asaltado en Berón de Astrada al 1900. Los delincuentes eran cuatro: dos se bajaron por atrás y otro del lado del acompañante. El conductor se quedó al volante. Le sacaron la billetera con plata, tarjetas y documentos y la cadenita. Se subieron a la Chevrolet Toro blanca y escaparon con los dos vehículos.
Las cámaras de seguridad de la zona registraron parte de la huida: se ve la camioneta blanca junto a un Gold Trend Rojo. La policía recorrió la zona. A unas 30 cuadras del lugar del robo encontraron la camioneta Chevrolet Toro blanca abandonada. Cuando había pasado una hora y cuarenta minutos del robo detuvieron a los tres amigos en una estación de servicio. Los policías buscaban un auto rojo y los chicos estaban cargando nafta en un Clio rojo. Quedaron detenidos.
Los tres declararon algo parecido: que pasaron la tarde en la casa de Diego, que vive cerca del lugar del robo- y que a la madrugada se prepararon para irse. Lautaro tenía que cargarle nafta a su Clío y Ezequiel le pidió que lo llevara hasta la estación para cargar en una botella porque su moto tampoco tenía nafta. Un rato después estaban esposados.
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La abogada está convencida de que es una causa armada. Y detalla las contradicciones e irregularidades en la investigación. La víctima contó que vio a cuatro delincuentes y ellos eran tres; dijo que dos iban armados pero a ninguno le encontraron armas ni los objetos robados. Tampoco el auto coincide con la descripción: ni con el que el hombre declaró haber visto ni con el que aparece en las cámaras de seguridad. Uno es un Gold Trend; el de los chicos un Renault Clio. La única coincidencia es el color.
Los videos de las cámaras de seguridad fueron incorporados al expediente cuando la jueza Alejandra Alliaud ya había negado las excarcelaciones, porque el Gobierno de la Ciudad demoró tres meses en entregarlos. Una pericia demostró que no había huellas de los tres detenidos en la camioneta robada. La abogada también pidió una rueda de reconocimiento, pero la víctima dijo que no podría reconocer a los asaltantes. Con todas esas pruebas la defensa pidió nuevamente la excarcelación: la jueza rechazó el pedido, dijo que debía ser discutido en un juicio.
Los policías dijeron que la madrugada del robo le mostraron a la víctima en un playón judicial una foto del auto en el que viajaban los chicos y que la víctima lo reconoció como el de los asaltantes. La abogada pidió ver esa foto y descubrió que nunca fue incorporada al expediente. Entonces pidió que se citara a declarar a los policías. La jueza rechazó el pedido.
Alliaud dio por cerrada la investigación y elevó la causa a juicio. Los tres chicos llevan ocho meses detenidos e irán a juicio por el delito de robo agravado por uso de arma de fuego, que prevé una pena máxima de hasta 25 años de cárcel. La única prueba en su contra es que viajaban en auto rojo.