El ex presidente boliviano Evo Morales aterrizó hoy en Ezeiza. El canciller Felipe Solá adelantó que se le dará la categoría de refugiado para que se quede a vivir en el país.
No será la primera vez que viva en Argentina. Ya habitó estas tierras a los siete años, cuando se mudó con su papá y su hermana a Campo Santo, un pueblito a 60 kilómetros al norte de Salta capital.
La familia se instaló en Argentina en 1966. El papá, Dionisio Morales, trabajaba en la zafra. En esa época Evo se comunicaba en aymara y no entendía el castellano. Era un nene tímido que se sentaba al fondo del aula de la escuela Julio Argentino Cornejo. No podía hablar con nadie.
Su primera maestra, Elba Kutny se acercaba y le acariciaba la cabeza. “Evito, me decía, y yo solo entendía eso”, contó Evo 48 años después, cuando ya era presidente de la República Plurinacional de Bolivia y visitó la escuela.
Con el tiempo Evo pudo hablar castellano y aprendió a leer. Su familia pasaba hambre. “Nuestro alimento eran café y fideos tostados”. Vivieron un tiempo en Campo Santo hasta que la familia se trasladó a otro campamento. Evo tuvo que dejar la escuela.
“Me puse a vender picolé -como le dicen a los helados de agua-. No era tanto por ganar sino que el que vendía le daban dos o tres picolés gratis para toda la jornada”, recordó. En Salta Evo también aprendió a nadar y a comer lechuga y tomate.
Cincuenta y tres años después Evo Morales volverá a vivir en Argentina. Esta vez lo hará en condición de refugiado después de haber sido destituido por por un golpe cívico, militar y policial.
