Por Susana Morán en Plan V
“La señorita no pudo sacar ese cadáver porque se había extraviado”. Lo cuenta la dueña de una funeraria en Guayaquil, que prefirió no hacer público su nombre. Respira profundo y habla pausado sobre la situación que le ha tocado vivir la última semana. Desde hace días cerró su negocio por temor a un contagio. Atendió solo a dos clientes porque eran amigos de la familia. Hasta el viernes pasado, los familiares de esos dos fallecidos pasaban por situaciones apremiantes. Uno murió por un infarto y sus restos llevaban tres días en su casa sin poder ser sepultados porque su familiar no lograba sacar el permiso. El otro falleció en una casa de salud y una joven había perdido el rastro de los restos de su pariente.
Guayas se ha convertido en la provincia más golpeada por la emergencia del COVID-19. A ella pertenecen 38 de las 60 víctimas mortales, es decir el 65%; y 1.396 de los 1.962 contagios, es decir el 73%. Pero las cifras oficiales se quedan cortas, según distintos sectores incluido los funerarios. Plan V llamó a una decena de negocios funerarios en Guayaquil y solo cinco quisieron contar su historia. El resto prefirió no comentar o tenían sus teléfonos apagados.
Son pocos los que aún se atreven a dar el servicio. La señora de la funeraria recibe llamadas todo el tiempo. Pero ella tomó una decisión: “Yo ya tengo mis añitos, por ganarme unos centavitos yo no voy a poner en peligro a mi familia”. En sus 40 años de experiencia en el sector no había visto una situación igual en Guayaquil. “Cuando hubo el dengue sí, pero como esto nunca”.
“Mientras usted me estaba timbrando, hablaba con un amigo quien me dijo que hoy acabó de sepultar a un familiar y al llegar a la casa encontró otro familiar fallecido”, narró Édgar Herrera, gerente de la Funeraria Saexe. Él también dejó de atender desde hace más de una semana.
Herrera aseguró a Plan V que la demanda aumentó desde el sábado 21 de marzo. Una persona que trabajaba con él en los trámites para las defunciones le dio un dato: “el pasado miércoles (25 de marzo) se habían hecho 160 inscripciones de defunción” en el Puerto Principal. Pero a eso se debe sumar, dijo, las personas que no han logrado ese trámite. “Creo que estamos en promedio entre unas 160 o 170 a 200 personas que fallecen a diario”.
Herrera tiene 26 años de experiencia en el sector funerario y lo que hoy vive Guayaquil lo describe así: “Es como una película de Hollywood”. Las escenas de Italia de personas fallecidas en las casas sin que nadie los recoja se han repetido en Ecuador. Decenas han denunciado por redes sociales la impotencia de sus familiares, amigos y vecinos para que se haga el levantamiento de los cadáveres.
El video de un joven junto al cuerpo de su hermano, tirado fuera de la casa, se hizo viral. En las imágenes se observa a tres policías, que desde varios metros lejos, observaban al fallecido cubierto por sábanas. Según narró el joven, su pariente falleció por un problema respiratorio. Las autoridades le habían dicho que no había ambulancias disponibles para retirar el cuerpo.
En la mañana del domingo 29 de marzo, Diario Expreso reportó el hallazgo de un cuerpo tirado en una esquina de las calles céntricas de Guayaquil, frente al Instituto Técnico Bolivariano. Estaba envuelto en una funda y sobre una sábana de colores. Supuestamente sería un ciudadano norteamericano que padecía cáncer terminal a la próstata y diabetes. Aunque no faltó quien especule que él extranjero murió por coronavirus.
Herrera sostiene que tanto los cementerios como las funerarias trabajan a su máximo, pues por las restricciones de movilidad funcionan con menos personal o están en aislamiento por precaución. Aseguró que la gente hace filas en los cementerios, pues estos han dejado de atender por teléfono. Las mismas funerarias han recomendado a sus clientes acudir personalmente a los camposantos para encontrar un espacio. Jardines de Esperanza, uno de los principales cementerios de la ciudad desde hace 40 años, ha decido solo atender a sus clientes que han prepagado sus servicios, según confirmaron tres dueños de funerarias.
El funerario conoció además que en uno de los tres crematorios que hay en Guayaquil estaba “copado” hasta el próximo lunes (la entrevista fue el viernes). Solo este sábado 28 de marzo, 20 personas esperaban fuera del cementerio Jardines de Esperanza un turno, informó el gobernador del Guayas, Pedro Pablo Duart. Horas antes la Policía llegó a este lugar para poner orden a las familias que buscaban el servicio. “Siete días”, gritó una mujer ante las cámaras de un noticiero. Era el número de días que llevaba su muerto en su casa. En promedio, un cuerpo empieza a descomponerse a las ocho horas.
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