Por Carina Ortiz en El Ciudadano
Se llamaba Lorena María del Luján Riquel, tenía 39 años, era sostén de hogar: tenía tres hijos. Se ganaba la vida como podía, era una busca. Tenía un puesto en una feria ubicada en el predio conocido como “la quinta Luciani” en zona oeste, vendía medias en la calle y era trabajadora sexual, contaron quienes la conocían.
Desde los inicios fue parte de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) Bella Vista y marchaba con esta columna en cada manifestación de la organización social. Era una luchadora. La madrugada de este sábado fue salvajemente asesinada en Rueda al 5500. El atacante la agredió, le sacó parte de su ropa y la golpeó en la cabeza hasta matarla. Luego se fue caminando con las zapatillas de la víctima.
El femicidio de Lorena Riquel rememoró el de Caren Peralta, asesinada en un departamento céntrico de un golpe en la cabeza en febrero pasado. Ambas eran trabajadoras sexuales. Gabriela, del sindicato Ammar, contó que les llama la atención que es el segundo femicidio con la misma mecánica: muertas por golpes en la cabeza.
El gremio de las trabajadoras sexuales está acompañando a la familia y en contacto con la Fiscalía. Algunas de sus integrantes decidieron ir al lugar del hecho para saber qué pasó y los detalles del caso son realmente macabros. “Dejan a la vista el desprecio por la vida de una mujer, que es acosada y atacada ferozmente por un hombre. Una muestra clara de la peor cara del patriarcado”, describieron.
Por otra parte, la Corriente Clasista y Combativa exigió “urgente investigación, esclarecimiento y detención del femicida” de Lorena, además de reiterar el pedido de ley de Emergencia en Violencia Contras Las Mujeres. Y anunció que movilizará este lunes a las 9 al Centro de Justicia Penal.
El femicidio
Según una versión que trascendió de fuentes allegados a la causa, la víctima discutía con un hombre, lo que llamó la atención de un testigo ocasional. El agresor insistía que le diera la plata, Lorena le decía que no tenía, que no estaba trabajando. Siempre de acuerdo con este testimonio, parecía que se conocían, que había algún tipo de vinculación entre ellos. En un momento la tiró al piso y la desnudó, le sacó los pantalones y la ropa interior. Luego la golpeó en la cabeza, Lorena se desvaneció y el agresor aprovechó para tomar un gran trozo de cemento que había en el lugar y golpearla de nuevo.
De acuerdo con un vocero policial, a través de un llamado al 911 se avisó que un hombre estaba golpeando a una mujer y que la agredía con una piedra en la cabeza. Eran cerca de las 3.46 al momento del llamado. Cuando los agentes policiales llegaron al lugar encontraron el cuerpo de Lorena sobre la vereda junto a un árbol. Tenía su cara tapada con un pañuelo y junto a su cabeza había dos bloques de cemento con manchas rojas. Sólo tenía puesta su campera y una remera. A unos metros del cuerpo encontraron su ropa.
Los primeros datos del caso dieron cuenta que un hombre delgado, de 1,70 metro de altura, que vestía buzo y pantalón gris y portaba un barbijo blanco pudo ser el agresor. El cuerpo de Lorena fue remitido al Instituto Médico Legal para la autopsia, allí fue identificada dactiloscópicamente y reconocida por familiares.
La fiscal Georgina Pairola, de la Unidad de Homicidios Dolosos en turno, se hizo cargo del caso. La funcionaria ordenó las primeras medidas, como relevamiento de cámaras en la zona, toma de testimonios, relevamiento de la escena y peritaje fotográfico y avanza en la determinación de la mecánica del hecho y la identificación del femicida.
“El machismo patriarcal nos sigue arrebatando la vida”
Desde Ammar contaron que fueron unas cinco veces a la parada de trabajo donde solía ir Lorena junto a otras trabajadoras sexuales en Presidente Perón y Liniers. Gabriela dijo que el sindicato estará presente en la causa, en la que considera necesario presentarse como querellante. Explicó que este es un claro caso de cómo “el machismo patriarcal nos sigue arrebatando la vida”.
Según organizaciones de género, es el vigesimoprimer femicidio cometido en Santa Fe en lo que va del año, sobre un total de 37 muertes violentas de mujeres.
El anterior fue el crimen de Stella Maris Gómez en la ciudad de Reconquista. La mujer, conocida como Lita, fue ultimada por su pareja el 13 de agosto.
El crimen de Lita Gómez se produjo al cumplirse un mes del femicidio de Rocío Vera en Reconquista y a menos de tres semanas del asesinato de Julieta Del Pino en Berabevú.
También, a un día de que Vanesa Olguín, otra militante social, en su caso de la organización Barrios de Pie, falleciera tras luchar por su vida durante dos meses, después de haber sido prendida fuego.