El 30 de abril de 2020 fue el último día que la familia Astudillo Castro vio a Facundo. El joven de 22 años salió de su casa de la localidad bonaerense de Pedro Luro hacia Bahía Blanca. Pensaba hacer esos 125 kilómetros a dedo hasta la casa de su ex. Estuvo tres meses y medio desaparecido hasta que un pescador encontró su cuerpo en Bahía de Ballenas. La familia sostiene que fue desaparición forzada: los últimos en verlo fueron policías que se desdijeron varias veces en la causa y eliminaron pruebas. ¿Qué pasó con Facundo? A un año de su desaparición, la cronología del caso más emblemático de violencia institucional de la cuarentena estricta en Argentina.
30 de abril de 2020: el día de la desaparición
A las 5 de la madrugada, Facundo Astudillo Castro salió desde su casa en Pedro Luro hacia la casa de su ex novia, Daiana. Tenía 125 kilómetros hasta el destino en Bahía Blanca. Decidió hacerlos a dedo aunque hacía pocas semanas regía en todo el país el Aislamiento Preventivo Social y Obligatorio (ASPO) que prohibía la circulación de toda persona que no era considerada esencial. Facundo tomó la ruta nacional 3. A partir de ahí, esto es lo que reconstruyó el equipo fiscal integrado Iara Silvestre, Horacio Azzolin y Héctor Andrés Heim:
Alrededor de las 10 de la mañana, Facundo llegó a la localidad de Mayor Buratovich, gracias a un automovilista que lo acercó. A la altura del kilómetro 779 fue demorado en un control policial por lxs oficialxs Mario Gabriel Sosa y Jana Curuhinca.
Curuhinca le sacó una foto a Facundo, de espaldas, junto a Sosa. Esa imagen permitió saber cómo estaba vestido Facundo, quiénes lo interceptaron, el horario y la identificación del móvil policial. También fotografió el DNI.
Un rato antes del mediodía, unxs de lxs oficiales se comunicó con Cristina Castro, la madre de Facundo, para avisarle que le habían hecho una infracción a su hijo por violar la cuarentena y para chequear el domicilio.
En las declaraciones testimoniales Sosa y Curuhinca aseguraron que, tras hacerle la infracción, le dijeron que volviera a su casa. De las actuaciones se desprende que lxs agentes consultaron con el juzgado de turno cómo debían proseguir, tal y como disponen las normas de procedimiento.
Según su propia declaración, a las 13.30, la policía Siomara Flores trasladó al joven desde Buratovich hasta Teniente Origone, a unos 25 kilómetros.
El testimonio de Flores no concuerda con el de otrxs tres testigxs de identidad reservada, quienes aseguran que vieron a Policías subir a Facundo a una camioneta en la “curva grande” pasando Buratovich, antes de llegar a Teniente Origone, cerca de las 13.
Lo cierto es que a las 13.33, la madre de Facundo recibió una llamada de su hijo que le dijo que no lo iba a ver nunca más. La antena de telefonía celular que activó su teléfono fue la de Buratovich, no la de Origone donde -según Flores- había arribado media hora antes.
Facundo llegó a Origone alrededor de las 15. Fue visto por dos testigxs en el kilómetro 755 de la Ruta Nacional N°3. De acuerdo con el relato, el joven se encontraba recostado a la vera de la ruta y dado su contextura física los testigos creyeron que se trataba de un niño.
A las 15.27, en el kilómetro 750, Facundo fue nuevamente interceptado por la Policía, esta vez por el teniente primero Alberto González, quien declaró en el expediente provincial que encontró a Facundo a 6 o 7 kilómetros de la entrada del pueblo. También dijo que lo identificó con su carnet de conducir porque Facundo no tenía el DNI.
Otra persona de identidad reservada, la “Testigo H” declaró que levantó a Facundo en la Ruta 3, a la altura de Origone, aparentemente después de que González lo dejó seguir. Dijo que Facundo le pidió que lo alcanzara hasta el primer cruce ferroviario viajando en dirección a Bahía Blanca, a unos 27 kilómetros de Origone. Y agregó que al dejarlo alcanzó a ver al joven caminando por el medio de las vías.
El último rastro de Facundo fue un mensaje que salió de su celular a las 20.21 hacia el de un amigo. En el texto, le decía que no tenía señal ni batería y que en un rato lo llamaría. Pero el amigo puso en duda que el mensaje que recibió hubiera sido escrito por Facundo, porque -según dijo- él no redactaba de esa forma. También declaró que le envió un mensaje de respuesta que nunca le llegó.
5 de junio
Facundo solía irse de su casa por semanas. Por eso, Cristina Castro no se preocupó los primeros días.
La denuncia recién quedó asentada el 5 de junio en la ayudantía fiscal de Médanos-Villarino y se abrió una causa por “averiguación de paradero”.
19 de junio
La Policía Bonaerense hizo el primer rastrillaje en Mayor Buratovich, un mes y medio después de la desaparición de Facundo, para intentar encontrar rastros del joven.
25 de junio
El Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU) del Ministerio de Seguridad de la Nación tomó conocimiento de la desaparición.
29 de junio
Cristina Castro, acompañada por los abogados Leandro Aparicio y Luciano Peretto, planteó sus sospechas de que la Policía Bonaerense estaba involucrada en la desaparición de su hijo y se abrió una investigación en la Justicia Federal.
La desaparición de Facundo llegó a los medios y empezó a tomar trascendencia nacional.
8 de julio
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, llamó por teléfono a Cristina Castro y le prometió que iban a encontrar a Facundo vivo.
Ese mismo día la Bonaerense fue apartada de la investigación.
La Policía Federal allanó la comisaría de Mayor Buratovich y comenzaron los rastrillajes, sin éxito.
21 de julio
Cristina Castro y sus abogados oficializaron la intención que tenían desde hace tiempo: recusaron al fiscal Ulpiano Martínez, para que dejara de intervenir en la causa.
“Denunciamos que se filtran datos desde la Fiscalía Federal que son aprovechados por medios con la finalidad de desviar la investigación, sostener pruebas totalmente inconducentes que buscan la impunidad de la Policía de la provincia de Buenos Aires”, dijo Aparicio. “Se extraen distintas documentaciones o intervenciones telefónicas, imágenes y contenidos que afectan a la privacidad de las personas y que no guardan ninguna relación con lo que se investiga”.
31 de julio
En un allanamiento realizado en la sede policial de Origone, se halló en un montículo de basura un amuleto de madera con forma de sandía que tenía adentro una vaquita de San Antonio tallada. Cristina y otros testigos lo identificaron como propiedad de Facundo: era un regalo que le había hecho la abuela materna, idéntico a otros que también le dio a sus hermanos, y que tenía un alto valor afectivo.
15 de agosto
Un pescador se comunicó con la comisaría segunda de Bahía Blanca para denunciar que había un cuerpo en Bahía de Ballenas. Por orden del fiscal Ulpiano Martínez, peritos de la Policía Federal rastrillaron el lugar y encontraron un cadáver semienterrado. Después se supo que el cuerpo estaba desmembrado y en estado esquelético.
16 de agosto
Con la luz del día, la Policía Federal realizó un peritaje en el lugar, donde también estuvieron Cristina Castro y sus abogados. Ahí Cristina encontró una zapatilla que reconoció que era de Facundo. “Está intacta, no tiene siquiera tierra encima. La pusieron ahí hace 2 o 3 días. Estaba a treinta metros de donde se encontró el esqueleto”, dijo la madre.
25 de agosto
En la ex ESMA, sede del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), comenzó la autopsia al cuerpo hallado en Bahía de las Ballenas.
26 de agosto
El fiscal Santiago Ulpiano Martínez tomó una serie de medidas en la causa, alineadas con la hipótesis de que la muerte y desaparición de Facundo implican a la Bonaerense. Ese día, cuatro meses después de la desaparición de Facundo, la jueza federal María Gabriela Marrón ordenó el allanamiento del puesto policial en Bahía Blanca, el secuestro de un móvil, los libros de guardia de la dependencia y los teléfonos celulares y otros dispositivos de comunicación de los policías que trabajan ahí.
2 de septiembre
El EAAF confirmó oficialmente que el cuerpo hallado el 15 de agosto era el de Facundo Astudillo Castro.
12 de septiembre
Otro pescador de la zona encontró una mochila a unos metros del punto donde estaba el cadáver de Facundo. Adentro estaba la licencia de conducir, dos teléfonos celulares deteriorados y una muda de ropa que presentaba daños.
En esa muda estaba el pantalón que Facundo tenía puesto en la foto que le sacaron de espaldas en Mayor Buratovich, cuando había sido interceptado por Sosa y Curuhuinca.
18 de septiembre
El perro rastreador del perito particular Marcos Herrero encontró en el baúl de un patrullero una piedra turmalina que Facundo llevaba en el cuello como talismán.
El amuleto estaba en el patrullero Toyota Etios secuestrado a la Policía de Bahía Blanca. Ese vehículo se desvió de su ruta el 8 de mayo y estuvo 35 minutos a pocos metros del cangrejal donde el 15 de agosto apareció el cuerpo de Facundo.
1° de octubre
El EAAF dio a conocer los resultados de la autopsia: fue una muerte violenta producto de una asfixia por sumersión. Las microalgas obtenidas en la médula ósea del cadáver se correspondían con las que se desarrollan en el estuario de Bahía Blanca, pero el avanzado deterioro del cuerpo no permitió determinar si en la muerte existió participación de terceros o si fue producto de un asesinato, accidente o un suicidio.
La perito de la parte querellante, Emma Virgina Creimer, presentó una disidencia en el dictamen. Indicó que el fenómeno de pink teeth (dientes rosados) que se observó en el cadáver era la consecuencia de un traumatismo vital antemortem, es decir, en vida, y que por lo tanto no podía descartarse la hipótesis de participación de terceras personas.
12 de febrero
El fiscal Ulpiano Martínez se inhibió de seguir interviniendo en el caso. Su pedido fue aceptado por el Juzgado Federal. Tomó su lugar la fiscala federal Silvestre.
¿Cómo sigue la causa?
“La causa está en una meseta”, dice a Cosecha Roja el abogado defensor Aparicio a un año de la desaparición.
La defensa y el equipo de fiscales están a la espera de una resolución de la Cámara de Apelaciones de Bahía Blanca por un pedido de nulidad. Es que la jueza Marrón introdujo un expediente nuevo. Se trata de un informe que asegura que Facundo se ahogó, pero no lleva la firma de ningún profesional.
“La jueza se arroga facultades de investigar, cuando esa función ya está delegada a los fiscales”, detalló Aparicio. El informe “aventura una hipótesis de que Facundo se accidentó. La cual no tiene ningún rigor científico”.
La continuidad de la jueza Marrón en la causa está en duda. El equipo fiscal la recusó, la solicitud fue rechazada y actualmente la fiscalía prepara un pedido para que la Cámara de Casación Federal admita el tratamiento del caso. El equipo cree que la jueza no es imparcial porque consideró como única hipótesis posible la de un accidente.
La desaparición y la muerte de Facundo pusieron el foco en el accionar de las fuerzas de seguridad durante el Aspo. Porque, si bien la violencia institucional no empezó con la pandemia, con las medidas de aislamiento el poder de las llamadas fuerzas del orden aumentó. En todo el país hubo denuncias de abuso en controles, detenciones arbitrarias, casos de gatillo fácil y muertes en comisarías. Según la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), 92 personas fueron asesinadas entre marzo y agosto de 2020 por el aparato represivo estatal.
A un año de su desaparición seguimos sin saber ¿qué pasó con Facundo?