Arte: Federico Mercante
Todo sucede en vivo en Twitch. Un joven tiktoker español llamado Naim Derrechi cuenta en una entrevista con el youtuber Mostopapi que él nunca usa preservativo y que, después de años sin dejar a ninguna chica embarazada, decidió acabar adentro siempre.
—Pero ¿las chicas no te dicen nada?— le pregunta Mostopapi.
Naim admite que sí, pero que él las tranquiliza diciéndoles que es estéril. Los dos se ríen.
¿Y las Enfermedades de Transmisión Sexual? Parece que nunca escucharon hablar de ellas.
Mostopapi sube la entrevista sin pensar que sacarse el preservativo sin consentimiento de la otra persona es violación. Y que él y su entrevistado se estaban riendo de eso.
¿Qué problemas tenemos hasta acá?
Desinformación
Que los pibes no tengan conciencia de los riesgos de coger sin forro, que incluye tanto embarazos no deseados como la transmisión de ETS, no es sólo su culpa, es la falta de educación sexual integral (ESI) en las escuelas y en las casas. Y eso es responsabilidad del Estado y de lxs adultxs que lxs criaron. Corta.
La ESI no se reduce a clases de biología ni se trata sólo de que lxs chicxs sepan cómo prevenir un embarazo o cuidarse de las ETS. Busca dar herramientas para prevenir abusos, concientizar sobre la importancia del consentimiento, construir vínculos sin violencia y generar respeto hacia la diversidad sexual y las mujeres. También sirve para que puedan diferenciar el cariño del abuso sexual y para que puedan denunciarlo. En Santa Fe, por ejemplo, en 2019 se detectaron 1000 situaciones de abuso y violencia gracias a los contenidos de la ESI.
Ahora bien, como comunicadores con millones de seguidores Naim y Mostopapi son responsables de los contenidos que generan. Reproducir chistes sobre abusos y tomar la decisión de subir el video es aportar su granito de arena a la violencia sexual contra las mujeres. El machismo también se mantiene porque estos muchachos lo sostienen.
El falso imaginario sobre la violación
Por otro video de Naim sabemos que está familiarizado con el concepto de “relación no consentida”. Asumimos que en su imaginario, como en el de la mayoría de nosotrxs, eso es sinónimo de violación. Una violación con forcejeo de por medio y resistencia por parte de la víctima, perpetrada probablemente por un desconocido.
Nunca en pareja, en la cama en la que también ven series y comen. Nunca alguien que en medio de una relación sexual consentida penetra analmente de prepo. Nunca un chabón que se niega a ponerse preservativo a pesar de la insistencia o que se lo saca sin avisar. Nunca alguien que acaba adentro cuando el pacto era que no lo hiciera. Nunca una femineidad que no se resiste físicamente o no puede decir que “no” porque quedó paralizada. En fin, nunca las pequeñas violaciones de todos los días.
En Argentina, 8 de cada 10 mujeres y diversidades sexuales que llamaron a la línea 144 para denunciar violencia sexual durante 2018, lo hicieron por situaciones que pasaron en el ámbito doméstico. Además, estadísticas oficiales calcularon que sólo el 10 por ciento de las víctimas de abuso sexual logra hacer la denuncia. Según el Registro Nacional de femicidios de la Organización Mumalá en el 40 por ciento de los femicidios cometidos durante 2020 en Argentina, el femicida era la pareja de la víctima, y en el 19 por ciento la ex pareja. La violencia sexual no solo viene de desconocidos que nos atacan en la calle, también es de los hombres con quienes compartimos casa y cama. Y la mayoría de las veces esos abusos no son denunciados.
Feminización de las tareas de anticoncepción y cuidado sexual
Naim está al tanto de los avances médicos que previenen embarazos: “Si tienes un descuido te jodes”, dice sobre el aborto. En su opinión el feto es una vida, bla bla, y solo debería ser legal cuando la vida de la madre corre riesgo o si fue víctima de una violación. Si “tuvo un descuido” que se joda. O sea: si el embarazo pasa una de las muchas veces que él acabó adentro sin consentimiento, no cuenta como una violación sino como una irresponsabilidad de la chica. Interesante dispositivo patriarcal, cuéntame más.
No es sorpresa que la anticoncepción es una responsabilidad que recae siempre sobre los cuerpos de las personas gestantes. Como tampoco es sorpresa que los hombres no se hagan cargo de la paternidad. A eso hay que agregar que muchos de los efectos de las enfermedades de transmisión sexual golpean peor en los cuerpos de las personas con vulva. Por ejemplo: el HPV puede derivar en cáncer de útero cuando los varones pueden vivir sin consecuencias y las erupciones de herpes genital son más dolorosas en las vulvas que en los penes.
La anticoncepción, como casi todas las tareas de cuidado, fue proyectada socialmente sobre las mujeres, que interiorizamos el mandato garantizar estos cuidados mientras los hombres se los sacaron de encima.
Y las farmacéuticas ¿qué hacen al respecto? DIU, pastillas anticonceptivas, el parche, el chip, los preservativos para vulvas… La mayoría de los métodos de anticoncepción están diseñados para aplicarse en el cuerpo de las mujeres y personas gestantes.
Las compañías no invierten en investigación y desarrollo de métodos anticonceptivos para uso de hombres, que son fértiles todos los días del mes a diferencia de otras… Y el Estado podría diseñar alguna política para incentivar a hacerlo ¿no?
Todo eso está condensado en los dos minutos de entrevista del escándalo, con un glaseado de impunidad para matarse de risa ante millones de personas sobre un abuso sexual que solo dos chabones podrían tener.
Chabon vs Chabon