Por Martín Soler – Diagonales.com-

Un nuevo testimonio que se sumó a la investigación por el cuádruple femicidio de La Plata confirmó que la relación entre el detenido Osvaldo Martínez y su novia Bárbara Santos, una de las víctimas, era “normal” y que ambos “eran celosos”, confirmaron fuentes judiciales a Diagonales.com.

Javier Russo fue compañero de trabajo de Bárbara en la confitería Me Piacce, ubicada de 9 y 53. El testigo declaró en sede judicial que compartió salidas en grupo con la pareja y que nunca vio nada fuera de lo normal. “Ambos eran celosos, pero nada raro”, detalló el testigo ante el Secretario de la Fiscalía 11 de La Plata donde tramita el expediente.

Russo recordó que en una oportunidad Bárbara le recriminó a Martínez por su cercanía en una salida con Silvia Matsunaga, conocida en el expediente como “La Japo”, quien vive en el complejo de departamentos donde ocurrió la masacre y era vecina de las víctimas.

Este relato contradice las versiones de tres amigas de Bárbara, quienes hablaron de “celos” en la pareja pero sólo de parte Martínez hacia su novia. Ese puñado de testimonios fueron los que valoraron el fiscal del caso y el juez de Garantías para ordenar la primera de las detenciones de Martínez.

En otro orden fuentes policiales confirmaron que están revisando nuevamente todas las líneas de investigación y en es por eso que hicieron foco en Víctor Chavarría, ex marido de Marisol Pereyra. Los investigadores detectaron que el hombre, teimpo atrás, trabajó como pintor, se dedicaba al rubro de la construcción y no descartan que, en alguna oportunidad, se hayan cruzado por cuestiones laborales con Javier Quiroga, el albañil detenido cuyo ADN fue el único que se encontró en la escena del crimen.

Ante este nuevo escenario los investigadores volvieron a analizar las tres denuncias por amenazas que Marisol radicó en la comisaría Tercera de Los Hornos contra su ex marido.

Además de un nuevo análisis de la escena del crimen, a los sabuesos le llama la atención la ubicación del cuerpo de Marisol, quien estaba en la parte posterior del departamento, y no había signos de que el cuerpo haya sido arrastrado.

Esa escena no se condice con lo que declaró Quiroga, quien manifestó que Martínez mató a la amiga de Bárbara en el hall de ingreso al departamento y que luego el cuerpo fue corrido hasta el fondo del trágico PH.

Ese dato, sumado a las diferencias horarias que se detectaron tras confrontar las declaraciones de Quiroga y del remisero Marcelo Tagliaferro, llevaron a los investigadores a concluir que Tagliaferro no habría dicho todo lo que sabe del caso.

Otro dato que llama la atención de la declaración de Quiroga es cómo no hizo nada para frenar el supuesto salvaje ataque de Martínez y salió vivo de esa secuencia de golpes, furia y cuchillazos.

Cabe recordar que la escena del crimen demuestra un reguero de sangre desde el piso hasta el techo. Los investigadores saben que quien ejecutó la masacre terminó manchado con la sangre de las víctimas y para borrar esa sangre hay que bañarse. Una pericia determinó que Martínez, detenido 10 horas después del ataque, no se bañaba desde al menos 18 horas antes. Además, los resultados de luminol y ADN realizados durante los tres allanamientos en su casa de Melchor Romero dieron negativo. (Diagonales.com)

 

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 “Vamos a denunciar al fiscal”

Por Cosecha Roja.-

“No hay pruebas en su contra”, dice el abogado Osvaldo “Karateca” Martínez, Marcelo Mazzeo. El letrado prepara una denuncia penal contra el fiscal de la causa, Álvaro Garganta, por haber negado todas las medidas que solicitaba la defensa, y por haberse “enceguecido con una única línea investigativa, la que quiere involucrar a mi defendido”.

Según Mazzeo, la causa se ensañó contra Martínez, novio de Bárbara Santos, y se perdieron de vista otras posibilidades: “No se tomó en cuenta la línea del ex marido de Marisol –una de las víctimas–, quien ya tenía denuncias por intento de homicidio; y tampoco se lo investigó a Tagliaferro –el remisero– por sus múltiples contradicciones en las declaraciones”.

Para el abogado, lo único que Martínez tiene en su contra son “declaraciones que lo quieren implicar” y por eso se lo investiga como coautor. Se refiere a los dichos de las amigas de Bárbara Santos que lo tildan de “celoso enfermizo”. Estos fueron rebatidos recientemente por Javier Russo, amigo de trabajo de la víctima, que afirmó que en la pareja “ambos eran celosos”.

Además de ese cruce de testimonios, las pruebas del caso apuntan a otro responsable: Javier Quiroga, el albañil que señaló a Martínez de haberlo contactado el día anterior al crimen para que lo ayudara a matar a Bárbara. La defensa demostró con videos de cámaras de seguridad que el día mencionado Martínez estuvo todo el tiempo en casa de su hermano, en Berisso, lo cual desvirtúa el vínculo de coautoría. En otro aspecto, peritos científicos encontraron una prueba concluyente en contra del albañil: había ADN suyo en las uñas de dos de las víctimas.