Cosecha Roja.-
Edgardo Mastandrea irá a juicio oral por delitos cometidos durante la dictadura. A finales de los setenta, tenía el cargo de inspector en la Comisaría de Junín. Sus ex compañeros dicen que “era complicado y le gustaba el poder”. Organizó una revuelta policial y le pidieron el retiro. De la Fuerza pasó a la escena pública: se autoproclamó “experto en seguridad” para hablar en radio y televisión.
Mitad burla, mitad desfachatez, el ex comisario bonaerense Edgardo Mastandrea decía que era el telefonista mejor pagado de la Policía Bonaerense. Su cargo era el de oficial inspector en Junín y gozaba de buen sueldo, pero como estudiaba abogacía elegía trabajar de noche, en turnos alternos, cuando lo único que podía hacer era contestar llamadas. Tenía fama de ser conflictivo y algo tosco. Decían que le gustaba el poder y escalar posiciones.
Un ex comisario que lo conoció dijo que Mastandrea se convirtió en un dolor de cabeza para sus superiores, porque quería armar un sindicato, no tanto con el propósito de conseguir garantías laborales, sino más bien con la idea de negociar situaciones personales. Según la fuente consultada, “de la noche a la mañana se convirtió en un paladín de la justicia con causas equivocadas: defendía a policías cuestionados”. En los noventa encabezó una revuelta policial, con algunos seguidores, y a los pocos años le llegó la notificación de retiro forzoso. No lo querían más en la Bonaerense.
De abogado pasó a autodenominarse “experto en seguridad” y así trascendió en los medios de comunicación, que consultaban su opinión en casos de robos y homicidios callejeros. Mastandrea era, hasta hace cinco años, un hombre público.
A principios del 2010, los medios dejaron de buscarlo. La justicia federal lo procesó sin prisión preventiva por 15 secuestros ilegales mientras estaba a cargo de la comisaría de Junín. En el pueblo donde Mastandrea presumía de contestar el teléfono, algunos habitantes lo señalaron de ejecutar torturas y desapariciones, así como de saber quiénes más habían cometido crímenes de lesa humanidad.
José María Budassi, sobreviviente de un grupo de estudiantes que sufrieron torturas y desaparición forzada después de una redada, lo reconoció como inspector vinculado a aquella operación. “Nos tomó la declaración a Pablo Martínez y a mí –los únicos que salieron en libertad– y quería que firmáramos un papel para exonerarlos de cualquier culpa. Estuvo involucrado en mi re-secuestro”, dijo al comienzo de la causa el actual secretario de Derechos Humanos de Suteba y dirigente de la CTA. De los otros seis compañeros del Colegio Don Bosco de San Nicolás nunca se volvió a saber.
El juez federal Daniel Rafecas elevó a juicio oral la causa contra Mastandrea, que incluye otros casos investigados dentro la llamada “Megacausa Primer Cuerpo de Ejército”. Los crímenes que se le imputan fueron cometidos en 1976 y 1977.
Según lo expresaron los camaristas Eduardo Farah y Jorge Ballestero, en la instrucción se dejó constancia de si el imputado y otros policías también detenidos “participaban de los secuestros y de los interrogatorios con la aplicación de tormentos”. Así como, “también se hizo referencia a los centros clandestinos de detención a los que habrían estado vinculados, su ubicación física, el período en el que funcionaron y las actividades que en ellos se desarrollaban”, dijeron.
Otros ex policías, en situación similar a Mastandrea, que están siendo procesados por secuestros y torturas contra más de treinta personas son Miguel Ángel Almirón, Francisco Silvio Manzanares y Ángel José Gómez Polaños.
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