Cosecha Roja.-

Repensar el modelo policial y sacudirlo desde los cimientos es una de las soluciones que el jurista Alberto Binder plantea para encarar el problema de inseguridad. Según él, aunque la situación de Argentina dista mucho de la vivida por otros países con fenómenos de narcotráfico, pandillas y conflicto armado, es necesaria una articulación entre los programas de protección social y los de prevención del delito. Binder fue asesor técnico de varias reformas judiciales en América Latina. Ahora dirige el Instituto Latinoamericano sobre Seguridad y Democracia y es asesor del Centro de Justicia de las Américas de la OEA.

-¿Hay, como plantean muchos medios, un aumento de la inseguidad?

-Para tratar de entender y no quedar atrapados en un debate de si hay o no mayor inseguridad, yo haría las siguientes diferenciaciones. La Argentina en términos comparativos no tiene problemas tan graves como otros países. Eso se puede comprobar con indicadores que son usuales. En la página seguridadyregion.org, por ejemplo, el Banco Interamericano de Desarrollo está construyendo los indicadores más usuales para medir violencia e inseguridad. El problema que tiene la Argentina es es otro: es la debilidad de su respuesta institucional. Si tu respuesta sigue siendo insuficiente, no importa si tenés un problema más chico o más grande que el de otros países. Lo único que estás haciendo es esperando que las condiciones se agraven. No tenemos instalados problemas de violencia de países como Brasil, ni tenemos problemas estructurales de narcotráfico como otros países, ni tenemos pandillas todavía. Pero la respuesta estatal sigue siendo insuficiente.

-¿Por qué es insuficiente esa respuesta?

-Hay varias razones. En primer lugar, tenemos una inadecuada organización de la Policía. Las policías nuestras quedaron atrapadas en modelos de organización de hace cincuenta años, y esto es bien complicado porque no es un problema solamente de formar policías, que es algo que lleva mucho tiempo, ni de cambiar escalafones, sino que todo el diseño policial de Argentina tiene que ser repensado. En la Provincia de Buenos Aires pasamos del modelo hipercentralizado de la antigua Bonaerense a uno descentralizado, pero nos quedamos a mitad de camino. Cuando hay que empezar a dar las discusiones sobre policías municipales o no, todo se va postergando y queda a mitad de camino. La dirigencia política no termina de afrontar el problema con la energía y la decisión que requiere para reorganizar todo el problema argentino. Esto provoca ineficiencia, porque la Policía no tiene clara cuál es su función, porque los ministerios de Seguridad no tienen staffs suficientes, porque no se está trabajando con la suficiente coordinación entre programas de prevención social y programas de prevención de la violencia directa. Seguimos teniendo un gran desorden en todos los frentes de respuesta de cara al fenómeno general de violencia y de conflictividad.

-¿Por qué razón la dirigencia política no intenta revertir la situación?

-Porque todavía el reclamo de seguridad no es prioritario a la hora de las elecciones, a la hora de discernir la disputa del poder político. El tema de seguridad ingresa fácilmente a la agenda de los medios de comunicación, pero a la hora de tomar decisiones no está siendo un tema prioritario.

-¿Se puede reformar la policía bonaerense?

No es tan difícil reformar la Bonaerense. En primer lugar habría que tomar una decisión bastante rápida alrededor del modelo de policía centralizada o descentralizada. Es un debate difícil, pero hoy los intendentes manejan la policía sin tener ningún costo. Es un sistema que no cierra por ningún lado. No hay misterio. Lo que falta es decisión para hacer reformas que son costosas, porque detrás de todo esto está el viejo tema del financiamiento de las fuerzas de seguridad, y esto interviene en la política. No hemos podido desatar este nudo. No podemos ver el tema policial como un tema autónomo, porque si no, ya lo habríamos resuelto muy fácilmente. A mí me parece que el problema sigue siendo político, de un nudo de la política que no logramos desarmar. Hay algunas cuestiones técnicas que hay resolver, como descentralizar más, involucrar más a los municipios, tener la fuerza provincial de apoyo a los municipios. El código de la Provincia de Buenos Aires es muy zigzagueante. Siempre se está subordinando la seguridad a otro tipo de disputas políticas: territoriales, de construcción política. Siempre queda postergado a una disputa anterior.