Unidad investigativa. El Tiempo.-
En varias ciudades del país hay dos cadenas de oración. Una, para que el pastor Álvaro Gámez Torres sea condenado por abuso sexual a mujeres de su iglesia cristiana Salem, y otra más, para que el líder espiritual obtenga la absolución.
El lunes, tras 48 horas preso, recobró su libertad por inconsistencias legales en la orden de captura. Pero la decisión acaba de ser apelada y para la Fiscalía y la Procuraduría hay nuevas declaraciones de abuso sexual que, por ahora, se centran en sus fieles en Nariño, sede principal de la iglesia.
Los señalamientos tienen conmocionados a sus 22.000 seguidores en Pasto, Sincelejo y Santa Marta, donde funciona la secta que Gámez creó en 1997. Ese año, cerró su consultorio médico para subirse al púlpito, labor que empezó a explorar en la Cruzada Estudiantil, movimiento del exsenador Jimmy Chamorro, que luego abandonó.
Para esa época Gámez andaba en un Simca viejo. Hoy, el polémico pastor tiene carros de alta gama, escolta, varias propiedades y un expediente vivo por acceso carnal y acto sexual en persona con incapacidad para resistir.
Una cámara camuflada en una orquídea que adornaba su oficina tomó videos en los que se ve a Gámez sosteniendo relaciones con dos mujeres de su iglesia, mientras un puñado de seguidores lo esperaban en el auditorio contiguo. Las denuncias señalan que había turnos para atender sexualmente al ‘apóstol’.
Aunque oficialmente hay solo dos testimonios en firme -otra acusadora decidió no mantenerse en la denuncia-, el CTI de la Fiscalía ha obtenido más declaraciones.
“Sabíamos de su prepotencia y maltrato a feligreses, pero la parte sexual la conocimos hace cinco años, cuando una de sus fieles contó”, dijo un pastor que presenció el inicio de Gámez como pastor.
Tras su fortuna
Sus seguidores -que le atribuyen el don de la sanación y una gran generosidad- rechazan los señalamientos y lo apoyan irrestrictamente.
A pesar de ello, el supuesto abuso no es el único posible ‘pecado’ que la Fiscalía investiga en torno a Gámez. También van a chequear el manejo que les ha dado a los ingresos de su iglesia, y ya hay una lista con sus bienes, elaborada por su excontadora.
Entre otros, hay cinco CDT por 1.158 millones de pesos, una Toyota de cien millones y una finca en donde, según lo reveló el canal local CNC, proyectaba otro gran templo.
“De la noche a la mañana se convirtió en el ‘elegido’. Decía que era un ser superior”, recuerda un pastor de la Iglesia Jesús Vive Hoy, por donde Gámez pasó.
“Logró el dominio total de la iglesia. Nombró a sus cuatro hermanos y a dos hijos pastores y nos hizo llevar escrituras de propiedades, joyas y llaves de carros para bendecirlos. Luego pidió plata”, añade uno de sus fieles.
Pero Abelardo de la Espriella, abogado de Gámez, insiste en que no hay ningún delito en las actuaciones del pastor y en que los bienes están a nombre de la iglesia.
Por eso, dice que va a denunciar a las fieles que lo acusan y a quienes lo enviaron a la cárcel.
Para la iglesia Salem la prioridad es tener a su “apóstol” libre. Luego verán si hay lugar a un “juicio moral”.
‘Fue sexo consentido’, dice defensa
El abogado Abelardo de la Espriella ya logró que el pastor Álvaro Gámez quedara libre y ahora intenta probar que, si bien tuvo relaciones con mujeres, no las forzó ni ellas estaban en estado de indefensión, como dice la Fiscalía.
“Ellas admiten que no actuaron bajo efectos de hipnosis, de licor o drogas, requisito para que se configure el acto sexual con persona en incapacidad para resistir”. Y agrega que no hay menores involucradas y que quienes estuvieron con él lo hicieron a voluntad.
“Una de ellas dijo que estuvo con Gámez cien veces. ¿Por qué no lo había denunciado antes?”, se pregunta. Él mismo responde que las fieles actúan por despecho o interés. “Una de ellas fue novia del hijo del pastor y él nunca consintió la relación porque su hijo era menor”.
El abogado también tiene testimonios de otras fieles que aseguran que mantenían relaciones con el ‘apóstol’, porque las hacía felices. Con esos argumentos, De la Espriella prepara denuncias por prevaricato contra el fiscal en Pasto y la juez que pusieron preso al pastor. Y por injuria y calumnia contra las denunciantes y contra Héctor Navarro, el argentino de la Red de Apoyo a Víctimas de Sectas.
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