Tras las tormentas, ayer circuló en los medios el pedido del intendente de Paso de Indios, Mario Horacio Pichiñán, que pidió a los dueños de estancias que no abandonen a los peones en la nieve. El municipio queda a 360 kilómetros de Rawson, en la provincia de Chubut. El intendente calculó que había alrededor de 12 pobladores rurales dispersos que no tenían asistencia porque los caminos estaban bloqueados.
Pichiñan contó que tuvieron que asistir a un peón rural de 76 años en un paraje a 50 kilómetros del pueblo porque no tenía garrafa ni leña. “Cuando llegamos estaba calentándose con las pocas varillas que le quedaban para el alambrado”, dijo en declaraciones a la agencia Télam. “Lo que más nos preocupa es la situación de los abuelos, los peones de mayor edad, que son los que no tienen ningún tipo de cobertura”, dijo.
El diario El Chubut contó la historia de Emiliano Colihuinca, quien hace 20 años que trabaja en la estancia “Juan Román”. Colihuinca salió del campo el sábado a las 11 de la mañana montando una yegua zaina y acompañado por su perra. La nieve lo encontró en el camino. “Como sus patrones no van al establecimiento desde hace un año, don Colihuinca subsiste como puede. Es peón rural jubilado que cobra el haber mínimo de 6.900 pesos. Ahora trabaja a comisión. Y el dinero de su jubilación lo emplea para mantenerse y velar por los animales del campo”, contó el diario. El peón tuvo que recorrer 30 km bajo la nieve para conseguir provisiones.
La situación se repite en distintos puntos de la Patagonia con igual o mayor intensidad. Vuelta del Rio es una comunidad Mapuche al noroeste de Chubut, en la zona de la precordillera. A principios de año, la gendarmería reprimió allí a un grupo de acampaba en un paraje. Años atrás, ya había sido noticia por uno de los intentos de desalojo más violentos de los últimos tiempos.
Ayer, unos de los miembros de la comunidad, Rogelio Fermín, caminó todo el día por los cerros nevados para ver como estaban los pobladores más alejados. “Ahora estoy a mil metros de mi casa, la temperatura empezó a bajar, calculo que hacen entre 8 y 10 grados bajo cero”, le contó a una radio comunitaria de la zona.
“Escasean los víveres y no hay manera de entrar si no es vía aérea. En casa de un vecino y escuché en Radio Nacional Esquel, un mensaje al poblador de que iba a pasar una avioneta, lo que no trae ninguna solución porque acá no hay una pista. Lo más viable acá para repartir los víveres a la gente es un helicóptero, que sí puede bajar y dejar las cosas cerca de la cosas cerca de las casas”, explicó Fermín.
Según contó el vocero Mapuche, la respuesta oficial es que era muy difícil conseguir un helicóptero y que estaban en una “zona de frontera” que no se puede sobrevolar de esa forma.
En enero la situación era distinta. A muy pocos kilómetros de allí, la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia del Departamento Cushamen sufrió una represión de parte de la gendarmería nacional y la policía de Chubut. A las 7 de la mañana del 11 de enero llegaron hasta la comunidad 21 móviles de ambas fuerzas, incluidos por lo menos dos colectivos grandes, un camión hidrante, un camión de carga, caballos, drones, furgones camionetas y un helicóptero. El objetivo: despejar los obstáculos sobre las vías de La Trochita, el tradicional tren que recorre la zona.
“Cuando hubo desalojo se usaron todos los recursos: un helicóptero recorrió la zona para hacer ese tipo de trabajo. Cuando tienen que darte tabla están todos los medios posibles, pero cuando se necesitan los recursos del estado no están”, dijo ayer Fermín.
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