Cristian Orellana no tenía ni mamá ni papá. Su abuela Elvira lo crió y cuidó desde que se quedó huérfano. La madrugada del 16 de junio, cuando un disparo del subinspector de la policía Juan Sebastián González le atravesó la espalda, ella no pudo hacerse cargo. El juez Alberto Julio Baños rechazó el pedido de ser parte querellante en la causa. “Se repite el patrón del sistema judicial cubriendo a la policía”, dijo a Cosecha Roja el abogado de la familia Nahuel Berguier.
Un día después del crimen, Elvira presentó todos los papeles que tribunal le pidió, salvo una cosa: nunca pudo terminar el trámite de la tutela sobre su nieto por problemas económicos. Para Berguier está clara la razón del rechazo: “No la dejan ser querellante porque es pobre. Hay una amplia jurisprudencia en los casos en que los familiares que no son el padre ni la madre son aceptados”.
Baños, titular del Juzgado de Instrucción N° 27, sobreseyó al imputado González sin avisar de manera formal. El abogado no sabe las causas de esto debido a que no tiene forma de acceder al expediente del juicio. El próximo martes a las nueve de la mañana tendrán una audiencia en la sala IV de la Cámara del Crimen. Esperan que los acepten como parte querellante y que se caiga el sobreseimiento por no haber sido notificados como corresponde.
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Cristian tenía 18 y vivía en el Bajo Flores. La policía dijo que venía de robar y que el disparo era parte de la persecución. La bala le pegó en la espalda y los agentes se negaron a llamar a una ambulancia. Luis Duran, un conocido del joven, lo subió a su auto y lo llevó al Hospital Piñero. Cuando Luis se estaba yendo, los agentes de la Federal lo golpearon y se lo llevaron detenido. Lo acusaron de ser “cómplice” de Cristian en un “enfrentamiento”. Los vecinos del Bajo Flores denunciaron que era una causa armada. Dos meses después lo liberaron.
Cristian murió en el Piñeiro a las tres de la mañana. Antes de que Elvira recibiera los restos de su nieto, empezaron a circular fotos del cuerpo en las redes sociales. Se podía ver al adolescente dentro de una bolsa negra en la morgue judicial. Algunas imágenes tenían leyendas como “uno menos”. Eran perfiles falsos que luego fueron dados de baja.
Elvira no es la única que pasa por este proceso judicial. Brian Romero fue asesinado por la Gendarmería de un tiro en la espalda el seis de marzo. Su abuela Luisa lo encontró en las calles del Barrio Fátima, Villa Soldati. El Juzgado de Instrucción N° 24 también rechazó el pedido de ella para ser querellante en la causa. El argumento era que no se entendía bien quién era la víctima y quién el victimario. Lo mismo le ocurrió al padre de Damián Orué en Quilmes y a los familiares de Mauro Rodríguez en Merlo.
“Siempre hubo un mecanismo de impunidad con la violencia institucional”, djio Berguier. Familiares y allegados a la víctima esperan que el martes la Cámara del Crimen de una resolución favorable para que puedan investigar qué pasó con Cristian.
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