Hace un mes la noticia se difundió en los medios de Neuquén: un ex policía había secuestrado y abusado de una nena de 5 años en Chos Malal, una ciudad al norte de la provincia patagónica. La niña había ido hasta un kiosco, en la calle Eva Perón, a 30 metros de su casa, a comprar chupetines. Compró y, cuando salió, el ex policía -la Justicia no difundió su nombre- la cargó a upa, la subió a un Chevrolet Corsa, la llevó hasta un departamento y abusó de ella.
La nena estuvo desaparecida cerca de una hora -entre las 18.30 y las 19.20-. La familia se desesperó cuando no regresó: el abuelo fue hasta el kiosco y le dijeron que ya había comprado y se había ido. Todo pasó en un minuto.
La nena volvió a su casa acompañada por otras dos chicas de edades similares. Estaba llorando.
-Me agarró un hombre y me llevó – le dijo a su familia.
Gracias a las cámaras de seguridad del jardín de infantes que está frente al kiosco, la Policía ubicó el Corsa y al abusador. Allanó su departamento y encontró en su teléfono un video revelador: el hombre había filmado el abuso.
Quince días antes, además, el ex policía había sido denunciado por mostrarles los genitales a dos nenas a través de la ventana de su departamento. Las niñas le contaron a su madre y ella lo denunció.
Durante la investigación, a cargo del fiscal Fernando Fuentes, se supo que el hombre había sido exonerado de la Policía de Neuquén unos días antes. ¿El motivo? difusión de pornografía infantil. La historia de esta causa no es tan simple:
Cuando aún pertenecía a la Policía de Neuquén, el hombre vivía en la ciudad de Zapala, en el centro de la provincia. Mantuvo algunos encuentros con una compañera de trabajo, también policía. Como la relación no prosperó, se dedicó a vigilarla y a tomar nota de cada uno de los compañeros que se le acercaba y tenían un mínimo contacto con ella. Anotó los nombres de cada uno, publicó sus fotos en las redes sociales, las envió a los medios y los acusó de formar parte de una red que vendía droga y difundía pornografía infantil. Todo, de manera anónima. Como pruebas, aportó imágenes de nenas en poses sexuales.
La fiscalía de Cutral Co investigó y no sólo descubrió que el denunciante era un policía, sino que había sido un invento para perjudicar a sus compañeros y, especialmente, a la compañera con la que había tenido la breve relación.
La causa por tenencia y distribución de pornografía infantil se la iniciaron a él y ya tiene pedido de elevación a juicio. Por eso lo exoneraron de la fuerza.
Después de la expulsión de la Policía, el abusador se mudó a casi 200 kilómetros: a Chos Malal. Y su nombre no tardó en aparecer en los expedientes de la nueva jurisdicción.
En Chos Malal quedó acusado por los delitos de rapto calificado por la edad de la niña, abuso sexual gravemente ultrajante (aún no está confirmado que haya habido acceso carnal), producción de imágenes pornográficas calificadas por la edad de la niña, lesiones leves agravadas por mediar violencia de género y exhibiciones obscenas agravadas.
Está detenido, con prisión preventiva, en una comisaría de la localidad de Buta Ranquil.
Hace un mes, además, su pareja lo denunció por violencia de género. La causa avanza en el Juzgado de Familias.