Conocés al primer hombre que pisó la luna, al que inventó la luz eléctrica y al que fabricó el primer automóvil. La historia también está llena de mujeres que hicieron cosas tanto o más importantes. Y adiviná qué: no sabemos casi nada de ellas. Danila Saiegh viene contando alguna de esas historias olvidadas en #InformeTijerola, su columna radial en #FuriaBebé en FutuRock.fm. Hoy publicamos la primera de varias: la historia de Hedy Lamarr, la mujer que inventó el wifi y el bluetooth, pero es recordada como ‘la mujer más linda del mundo’ por sus películas y por ser la primera en correr desnuda una escena de cine.
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Se llamaba Hedwig Eva Maria Kiesler. Nació el 9 de noviembre de 1914 por la tarde en la ciudad de Viena. La mamá era pianista y el papá banquero. Varios años después su representante le cambió el nombre: el mundo la conoció como Hedy Lamarr.
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A los 16 empezó a estudiar Ingeniería, pero se aburrió a los tres años y se cambió a teatro. Le fue bastante bien. En su debut corrió desnuda por la campiña berlinesa e interpretó el primer orgasmo de la historia del cine. La película se llamaba éxtasis y estuvo prohibida durante veinte años.
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Sus padres estaban horrorizados. La casaron por dinero con Friedrich Mandl, director de la fábrica de municiones Hirtenberger. Mandl era judío pero obtuvo el título de “ario honorario” por sus vínculos comerciales y amistad con Hitler y Mussolini. Algunas biografías dicen que en realidad Hedy era espía y que, siendo judía, se casó con este facista para hacer su trabajo.
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Ella tenía 19 años y el marido de 33. El tipo no la dejaba salir de la casa sin él. Solo podía sacarse la ropa para ducharse si él estaba en la misma habitación. Hedy aprovechó ese tiempo de esclavitud para volver a la ingeniería: creó los principios de la conmutación de frecuencia, base de la tecnología de wifi, el gps y el bluetooth.
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Plan de escape: eligió una mucama parecida a ella, la drogó, le robó el uniforme y así vestida para que nadie sospeche, saltó desde la ventana del baño. En el barco rumbo a Londres conoció a Louis Burt Mayer, dueño de la Metro Golden Meyer.
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Al llegar a tierra, ya tenía un contrato por siete años y un nuevo nombre: Hedy Lamarr, inspirado en la actriz Barbara La Marr, ex amante de Meyer que había muerto adicta a la heroína y con tuberculosis.
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Entre los 26 y los 35 protagonizó 18 películas y empezaron a llamarla “la mujer más hermosa del mundo”. En algún momento se aburrió de “hacer de linda” y, junto con su vecino pianista, inventó una tecnología para teledirigir misiles. Viajó a Washington para ofrecer el invento y toda la información confidencial que había recabado de los contactos de su ex marido. No la tomaron en serio y la mandaron a vender besos al salón de Hollywood para juntar dinero para la guerra. Ganó más de un millón y medio de dólares.
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Se deprimió, dejó de filmar películas y se volvió adicta a las cirugías estéticas. Fue presa varias veces por robar comercios. Decía que era cleptómana. Entre 1939 y 1965 se dedicó a casarse, tuvo 5 matrimonios cortos, el último con su abogado de divorcios. Tuvo 2 hijos biológicos y uno adoptado. Murió en Enero de 2000, a los 86 años, en Florida. Nos dejó de herencia las bases para inventar el wifi y otras tantas bondades inalámbricas. Pero la seguimos recordando porque era linda. La más linda del mundo, decían.
Texto escrito en el marco de la Beca Cosecha Roja.-