En la audiencia 50 del juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA declaró el periodista Raúl Marcos Kollmann, quien desde el ataque a la mutual siguió y cubrió la causa para el diario Página 12. Durante cuatro horas contestó preguntas de todas las partes con mucha tranquilidad y esfuerzo por ser didáctico y aportar la mayor cantidad de datos posibles. Por la cantidad de notas periodísticas que escribió en estos 22 años, no logró recordar absolutamente todo lo publicado pero ratificó todas sus notas y dejó claro: “si está publicado, es porque realmente fue así”.
Las versiones de Telleldín
Uno de los temas principales del relato del periodista, de especial interés para las defensas, fue la relación que mantuvo durante años con Carlos Telleldín, el último dueño conocido del motor de la Trafic que habría explotado en la AMIA y quien estaba detenido por el atentado. En muchas publicaciones de Página 12 se da a entender que Telleldín afirmó haberle entregado la camioneta a policías de la Bonaerense, aquellos que fueron luego efectivamente imputados en la causa y luego absueltos tras el juicio oral por el TOF 3.
“Telleldín era muy difícil y un mentiroso. Divagaba, cambiaba versiones. Iba y venía con el relato. Pero fuera de micrófono afirmaba haberle entregado la camioneta a policías de la Brigada de Vicente López que lo extorsionaban”, dijo Kollmann. Sin embargo, el doblador de autos jamás le habló acerca del ex comisario de la Brigada de Lanús, Juan José Ribelli, a quien luego detuvieron como el máximo responsable de la conexión local del atentado. “No sabíamos nada de Ribelli hasta la detención”, aclaró con énfasis.
La relación que Kollmann y Román Lejtman, con quien trabajaba en la cobertura del caso, tenían con Telleldín y su abogado, Víctor Stinfale, era tan fluida que, en determinado momento y “porque Telleldín desconfiaba de Galeano”, decidieron escribir un libro en el cual el detenido brindaría información útil para la causa. “Aunque nos gustaba la idea, nunca prosperó. Por eso fue raro ver que, en el video que circuló por los medios de comunicación, el juez hablara con Telleldín sobre un libro”, explicó.
El pago al que se hace referencia en esa charla sí ocurrió y, según contó el testigo, se enteró del mismo a través de Telleldín o su abogado, quienes también le dijeron que el dinero había provenido de los Servicios de Inteligencia.
“Las cosas no encajaban”
Al menos hasta el año 1997 cuando los familiares de las víctimas criticaron públicamente la investigación y la complicidad estatal en la falta de justicia, la relación del periodista con sus fuentes era buena. “Hablaba con el juez, con algún vocero de la SIDE, con los fiscales. Siempre en una relación respetuosa aunque todos desconfiábamos de todos”, contó Kollmann. A partir de ese año, el periodista comenzó a ser crítico de la investigación y el ex juez Juan José Galeano lo dejó de recibir. “Empezamos a ver que las cosas no encajaban y fuimos muy críticos”, explicó.
El debate se puso tenso cuando fue el turno de interrogar del abogado defensor de los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, quien había ingresado a la sala con una pila de ediciones de Página 12. Aprovechando los dichos positivos de Kollmann sobre sus defendidos, intentó seguir por esa misma línea:
– Usted dijo que tenía una relación respetuosa con los fiscales y que los vio trabajar mucho. ¿Vio entonces alguna irregularidad en su trabajo?
– Siempre me atendieron y fueron cordiales. El problema era que los vi muy cercanos al juez y poco cuestionadores.
El abogado, en absoluto satisfecho con lo que acababa de escuchar y con mayor nerviosismo, le pidió que describiera cada uno de los hechos que lo llevaban a realizar esa afirmación. Pero no pudo cumplir con su intención ya que el juez Néstor Costabel, quien ejerció la presidencia, lo interrumpió para indicarle que la pregunta ya había sido contestada.
Un conglomerado de imputados
Las afirmaciones acerca de los acusados continuaron a lo largo del testimonio y apuntaron también contra la dirigencia comunitaria judía. “La DAIA, el juzgado y los fiscales eran un conglomerado”, dijo el periodista. Para afirmarlo, se basó en cómo se movían, en sus criterios para dar información, e incluso habló de un viaje a Brasil al que habrían ido todos juntos.
Además, y específicamente sobre Rubén Beraja, ex presidente de la DAIA, Kollmann recordó que éste le dijo en una charla en el Banco Mayo que “a Menem había que pedirle disculpas porque le habían causado demasiados problemas”, en referencia a las críticas que se hacían a la investigación y a la complicidad del ex presidente, imputado en este juicio. En ese momento, casi saltando de su asiento, la abogada de Beraja, pidió un careo entre el periodista y su defendido, pero la solicitud no trascendió. Tal vez, en lo impulsivo del pedido, olvidó que un careo se habilita si dos personas se contradicen y no cuando un testigo deja mal parado a un imputado que nunca mencionó el hecho en cuestión.
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