¿Cómo veían los diarios y revistas de América Latina a los homosexuales, lesbianas y travestis hasta hace algunos años? ¿Cómo se construyeron a sí mismas las publicaciones del activismo sobre disidencia sexual de la región? Varios archivos y fondos documentales en la web están abiertos a la consulta y permiten nuevos cruces de sentido, para deconstruir aquellas preguntas que fueron formuladas y también hacerse otras. Series fotográficas de lesbianas de entre casa, barmans de moda y las polémicas entre organizaciones se mezclan con crímenes de odio, persecuciones y columnas de opinión donde “enfermos”, “aberrantes” y “torcidos” son términos repetidos.
Si el archivo guarda, la historia –entendida como método de estudio- ordena. Pero un archivo sin codificar, que funcione solo como reservorio, puede volverse paralizante. En el cuento “Funes el memorioso”, Jorge Luis Borges cuenta la historia de un hombre que al tener una memoria que abarca todo el pasado, un depósito mental de datos pero también de sensaciones, vive un presente vacío y atormentador. Postrado en su cama, Funes ni siquiera puede moverse ante la densidad de los recuerdos. Así, un acontecer del ahora solo aparece al momento de aceptar que no todo puede comprenderse: para procesar ese acontecer es necesario asumir una falta. El “archivo” podría pensarse como la convivencia entre un todo y su falta, tensión donde es posible un índice (un índice total no sería archivo, sino depósito).
En el repaso temático del colectivo LGBT en diarios y revistas de la región, uno de los primeros datos que surgen es que la presencia en la sección “policiales” es recurrente. La disidencia sexual es vista como crimen o registrada a través de asesinatos o castigos ejemplares, con diferentes grados de exhibición según el amarillismo del medio. En el caso de las publicaciones de activismo, la discusión entre lo que significa una disidencia sexual y su vínculo con el capitalismo y el anticapitalismo tiene varias apariciones. También hay peleas internas: una seguidilla de recortes marca una polémica entre mujeres feministas de México que tratan a los gays de misóginos. La comunidad travesti, prácticamente invisibilizada al comienzo de estos archivos (registrada siempre como gay), gana protagonismo en el siglo XXI, mientras que de intersexuales y bisexuales casi no se habla.
Los archivos son repetición y diferencia, aunque en ese engranaje que los modula son más repetición que diferencia. Por ejemplo, si se analizan todos los periódicos de una misma fecha las similitudes, a simple vista, serán más que las diferencias: un código lingüístico, una disposición particular de las partes, fotografías y destacados. Si se estudia en otro plano conceptual, en una segunda lectura de interpretaciones, las diferencias se multiplican. Ahí es donde entra la identidad: una marca de diferencia. Parte de la identidad será dada por lo que el archivo tiene de repetición, aquello que le permite dialogar entre las porciones que lo componen y con otros archivos. La otra parte, la diferencia, es lo que genera una huella de singularidad.
La búsqueda de lo singular para construir identidad es un objetivo que suele perseguir aquel que genera un archivo. Entre los sitios consultados, “El archivo de la memoria trans” muestra bien claro este punto, aunque los problemas de las personas travestis y trans al momento del archivo son varios: en primer lugar, muchas fueron expulsadas de sus casas de nacimiento y migraron con apenas lo puesto; mientras que, según los relatos, las pertenencias de quienes morían en la soledad extrema terminaron en la puerta de las pensiones. Otro punto es que los registros documentales previos a la Ley de Identidad de Género, donde no se respetan los nombres autopercidos, se vuelven muy difíciles de rastrear, a la par que la persecución policial y el maltrato son factores que influyeron para preferir borrar un pasado que conservarlo. ¿Esto impide un archivo? No, por el contrario, abre más posibilidades, nuevas formas de pensar catálogos que no respondan de forma obligada a una concepción “cis” de organizar los documentos.
El “Museo travesti del Perú” tal vez sea la forma más disruptiva en América Latina de lo que significa un archivo, un museo y una colección. Se construye desde “la necesidad de una historia propia —una historia del Perú inédita—, ensayando una arqueología de los maquillajes y una filosofía de los cuerpos, para proponer una elaboración de metáforas más productiva que cualquier catalogación excluyente”, escribió Giuseppe Campuzano, su creador.
La intimidad es otro de los puntos que estos archivos tienen en común. Varios están compuestos de colecciones de parejas o de activistas que conservaron sus fotos o recortes en solitario y en algún momento de sus vidas decidieron donarlos. ¿Qué sensaciones aparecen al entrar a la intimidad de estas historias? ¿Qué sentidos tiene para una persona compartir las fotos que en las familias “tradicionales” pasan de generación a generación? Quizá una clave sea pensar dentro del colectivo LGBT filiaciones y genealogías que van más allá de los vínculos de sangre. Una trascendencia –y pertenencia- a base de activismos y deseos.
México y América Central:
El Centro Académico de la Memoria de Nuestra América forma parte de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Dentro de su catálogo está el fondo “Identidad, diversidad, disidencia y derechos sexuales (1936-2011)”, que nació a partir de la donación del Centro de Documentación y Archivo Histórico Lésbico “Nancy Cárdenas” (CDAHL), y de los centros de documentación de Colectivo Sol, (CIDHOM) y el (CRISSOL). “Contiene registro de las acciones que el movimiento de disidencia sexual ha realizado en el mundo, estudios científicos y sociológicos en torno a las distintas identidades sexo-genéricas, seguimiento en prensa del movimiento en México. Temas relativos a la mujer desde diferentes perspectivas, así como los movimientos feministas, los lésbicos y estudios de género. Registro de la aparición de la pandemia de VIH/SIDA, y los esfuerzos para combatirla y prevenirla”. Para verlo, ingresar a https://selser.uacm.edu.mx, opción Fondos Documentales, y seleccionar Fondo I. Se pueden encontrar más de 1800 títulos.
Argentina
El “Archivo de la Memoria Trans Argentina” nació como un grupo cerrado en Facebook y ahora, una parte, es de acceso libre y está en constante crecimiento. “Espacio fundado por María Belén Correa para la protección, construcción y reivindicación de la memoria Trans a través de fotos, videos, recortes de diarios, revistas, y los relatos de nosotras, las sobrevivientes”. http://archivotrans.ar/ Para ver las primeras revistas de disidencia sexual que se publicaron en el país entre la década del 70 y 80 (Persona, Somos, Postdata y Sodoma) se puede visitar el programa “América Lee” del Cedinci (Centro de Investigación y Documentación de la Cultura de Izquierdas): http://americalee.cedinci.org/revistas/. “Potencia tortillera” es un “archivo documental digitalizado del activismo lésbico, conformado por producciones gráficas y teóricas, registros fotográficos y sonoros, encuentros reflexivos y acciones callejeras de grupos y activistas lesbianas de diferentes momentos históricos, múltiples posiciones políticas, y diversas geografías de Argentina. Está en permanente construcción, recibiendo nuevos aportes y colaboraciones”: http://potenciatortillera.blogspot.com.ar/.
Perú
El “Museo travesti del Perú” es, a propósito, reacio a definiciones. Dice Campuzano: “Ser un travesti peruano es una eterna transfiguración en un Perú que, en su proceso de búsqueda de identidad, construcción y contraconquista, también se traviste —constante que es ya su esencia. Es el retorno de la Inkarri que no ha parado de viajar subterránea, y llega para conciliar las vertientes que transcurren paralelas en nuestro interior”. La página para ver una galería de imágenes y performances es http://hemisphericinstitute.org/hemi/es/campuzano-presentacion. Otro registro es el “Micromuseo”: un conjunto de documentos en homenaje al Museo travesti http://www.micromuseo.org.pe/rutas/habanaalteridades/travesti.html
El archivo LGBT más grande del mundo
Para extender redes en la búsqueda del inicio de activismos de América Latina, se puede consultar a la Universidad del Sur de California, que comparte en digital el archivo gay-lésbico más antiguo del mundo. “ONE” alberga unas 600 colecciones que contienen más de dos millones de piezas de archivo, incluyendo revistas, libros, películas, grabaciones de vídeo y de audio, fotografías, obras de arte, registros de la organización y documentos personales. La página de “ONE” es http://one.usc.edu/ y para ver los archivos digitalizados hay que entrar al portal de la Universidad: http://digitallibrary.usc.edu/cdm/landingpage/collection/p15799coll4. Otros archivos destacados de América del norte son el “Calgary Gay History Project” https://calgaryqueerhistory.ca/ el “Museo de Arte Gay Lésbico Leslie Lohnam” http://leslielohman.pastperfectonline.com/ y la “Sociedad Histórica GLBT” http://www.glbthistory.org/.
Ecuador, Venezuela, Colombia, Cuba y Bolivia
Si bien no tienen archivos completos disponibles de forma online, hay algunos trabajos que pueden servir para conectar con informaciones y generar nuevos cruces.
Venezuela: http://papelesdsx.blogspot.com.ar/search/label/NUESTRA%20HISTORIA
Colombia: http://sentiido.com/los-medios-lgbt-en-colombia-paso-a-paso/
Cuba: https://proyectoarcoiris.wordpress.com/category/investigacion/.
Bolivia: http://www.conexion.org.bo/uploads/Memorias_Colectivas_final.pdf
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