Por El Ciudadano
El humo como parte del pronóstico del tiempo y las alertas atmosférica ya son una constante para Rosario, que desde la tarde de este lunes se vio invadida, de norte a sur, por las partículas de vegetación quemada en el humedal del delta. La vuelta de los incendios antecedió en algunos días el anuncio provincial de un nuevo centro operativo en Puerto Gaboto que “permitirá duplicar la cantidad de ataques a los focos ígneos que realizan los aviones y helicópteros hidrantes”. También sumarán medio centenar de brigadistas para contener el avance de las llamas en el humedal frente a las costas santafesinas.
Desde enero, de acuerdo al parte del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, se quemó en el delta del Paraná una superficie equivalente a la de 15 ciudades de Rosario. Y se desataron más de 31 mil focos, según el seguimiento del Museo Scasso de San Nicolás. “Desbordada, fuera de control”, calificaron la crisis ambiental desde el colectivo El Paraná no se Toca. Y pese a valorar el esfuerzo de los especialistas y los recursos aportados por Nación, insistieron en lo que está a la vista: “No alcanza”.
Los mapas satelitales del portal Firms de la Nasa y el relevamiento del Museo Scasso dan cuenta del retorno de los incendios tras un respiro dado por las lluvias en agosto.
El reporte del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) de las 10 de este martes cuantifica en 265.100 hectáreas la superficie arrasada por las llamas desde enero en el delta del Paraná. Casi 15 veces la superficie de la ciudad de Rosario.
El informe agrega que operan en la región dos aviones hidrantes y uno observador del SNMF, dos helicópteros del Ejército. Agrega que trabajan brigadistas de Parques Nacionales, otros forestales de Policía Federal y pares del Ejército.
“Tenemos 25 brigadistas trabajando desde Alvear y otros 28 desde la nueva base operativa ubicada entre Puerto Gaboto y Oliveros”, coincidió este martes el director de Protección Civil, Roberto Rioja. El funcionario señaló que el nuevo centro de maniobras les permite acceder más rápido a las zonas afectadas en las que, admitió, hay “muchas viviendas que pueden correr riesgo”.
Jorge Bártoli, integrante de El Paraná no se Toca, precisó que entre el primer y segundo día de la semana los focos se concentraron a lo largo de la traza de la conexión Rosario-Victoria, “hasta el kilómetro 25”. La situación, estimó, está otra vez “desbordada, fuera de control” pese a la presencia y trabajo de los brigadistas y los aportes de Nación para, junto a personal provincial de Santa Fe y Entre Ríos, contener las llamas reavivadas.
“Los incendios intencionales constituyen un importante agente de perturbación de los ecosistemas que afecta millones de hectáreas cada año”, comienza un informe publicado el viernes pasado por el Instituto Nacional de Limnología del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral. “Esta práctica se realiza principalmente para promover el rebrote para la alimentación de bovinos, como una forma de controlar grandes incendios naturales al impedir que se acumule material vegetal seco o como un medio para regular el desarrollo de plagas que dañan las cosechas. Los problemas graves se generan cuando estos incendios, acentuados por intensas sequías, se vuelven ingobernables, como está ocurriendo actualmente en gran parte de nuestro país, afectando a los ambientes, su biota y la salud humana”, alerta el texto, que enumera los daños al ambiente y la salud humana de esas acciones irresponsables.
Después de los incendios, preparación de terrenos
Una foto tomada el martes de la semana pasada por habitantes de las islas Lechiguanas, de Entre Ríos pero al sur de Rosario, frente las costas bonaerenses, muestran maquinaria pesada reacondicionando endicamientos en una zona de 4 mil hectáreas arrasada por el fuego la primera semana de agosto último. Se trata de una intervención que data de 2013, destinada a cercar terrenos mediante terraplenes para protegerlos de las crecientes y poder realizar en ellos agricultura o ganadería extensiva, propias de las zonas pampeanas pero insustentables ambientalmente en los humedales. Emprendimientos similares a los realizados desde 2008 por la firma holandesa Bema Agri en la isla Irupé, sobre el arroyo Los Laureles, luego formalmente desmantelados. Y los denunciados el viernes pasada en un terreno que integra lo que se conoce como Legado Deliot, en jurisdicción de Victoria, una serie de parcelas que en total suman 2.204 hectáreas y pertenecen al municipio de Rosario por donación del acaudalado rosarino Carlos Deliot en 1948.
Este nuevo, o no tanto, capítulo de la saga es en la isla El Charigüe, hacia el este de la de El Espinillo. Son unas 600 hectáreas de esos terrenos del Legado ocupados por Enzo Mariani, dueño de una guardería náutica en barrio La Florida que figura en el listado de nombres que el fiscal Federal de Victoria, Carlos García Escalada, elevó el 27 de julio pasado para que el juez Federal Nº 1 de Paraná, Leandro Damián Ríos, “disponga la inmediata detención” para ser requerido para “declaración indagatoria” a fin de ser imputado junto a otros propietarios por los incendios en la zona de islas de Victoria.
El secretario de Control Ambiental de la Nación, el biólogo y periodista ambiental Sergio Federovisky, fue en la misma línea de sospechas al señalar que los incendios en el delta del Paraná son producto, directo e indirecto, de un modelo productivo que expande la frontera agrícola en perjuicio de la ganadera impulsándola, a gran escala, a territorios que no la soportan. Como los humedales. O que buscan sumar tierras agrícolas allí mediante el desmonte por quema de la vegetación autóctona.
Ecocidio inminente
La Multisectorial de Humedales denunció también este martes que desde hace dos meses “se registran todos los días” incendios en humedales cercanos a las localidades santafesinas de San José del Rincón y Arroyo Leyes, en el departamento La Capital, que “se acentúan en extensión y virulencia”.
La organización ambiental aseguró que los incendios “se dan entre las 16 y las 19” de cada jornada y detallaron que “hay nulo apoyo de autoridades”.
Tras indicar que ambas localidades “son dos ejemplos que se repiten a lo largo y ancho del Paraná”, precisaron que los vecinos “se han empezado a movilizar con medios propios hasta la zona de islas a apagar los incendios”
“Más allá de sofocar algunos de los incontables focos, los vecinos reportan superficies limpias, quemadas y desprovistas de toda vegetación, con fines que se desconocen”, subrayó.
La Multisectorial advirtió que todo configura “un ecocidio inminente” y que hay “daños a la salud que sufre la población” debido a los “altos niveles de contaminación del aire”.