Por Andrea Rodríguez Valverde y Noelia Esquivel
Ronaldi Sequeira Duarte nunca negó haber matado a su esposa. El 5 de marzo de 2018 la apuñaló once veces y luego prendió fuego al cuarto que compartían. Los bomberos encontraron el cuerpo de Mariana Leiva parcialmente calcinado. El asesino caminó unos quinientos metros hasta la delegación de policía y se entregó.
En los cuatro meses que siguieron, sus abogados y él mismo intentaron justificar el crimen con argumentos sacados de un manual de machismo: dijeron que la mujer lo inducía a la bebida, que lo trataba como un amo de casa, que le era infiel y que, como era profesional, ella no podía ser víctima de violencia. Todos, argumentos que trataban de poner la culpa en la víctima mortal y no en el asesino.
El miércoles la justicia lo confirmó: Sequeria Duarte es un femicida. El tribunal lo sentenció a 37 años de prisión en total, 30 por el delito de femicidio de Mariana Leiva y siete por el de incendio. Los jueces desestimaron también el argumento de que el femicida actuó “en un estado de pérdida de conciencia”, lo que en términos jurídicos se traduciría como un homicidio atenuado.
Durante la etapa de conclusiones del juicio y la lectura del “por tanto”, La Voz de Guanacaste seleccionó seis de esos argumentos. Cada uno de ellos fue rechazado por el Tribunal conformado por Verónica Elizondo, Andrea Rodríguez y Breiner Escamilla .
1- Ella lo indujo al alcoholismo
Según Sequeira, su dinámica de vida cambió radicalmente cuando se unió a Mariana y se vino a vivir a Guanacaste. Dijo que Mariana lo indujo a beber alcohol más de la cuenta y que justo el día en que cometió el femicidio fue inducido por el alcohol y las drogas que había consumido durante varios días antes.
El tribunal pudo comprobar que Ronaldi consumía drogas y alcohol desde los 13 años, e incluso que tuvo un par de relaciones previas las cuales finalizaron por el excesivo consumo de drogas y alcohol.
Además, en abril anterior, la psicóloga especialista en género, Cynthia Castro, explicó a La Voz de Guanacaste que un mito de la violencia de género es justificar la agresión con problemas de alcoholismo.
2- Ella fue infiel
El defensor público de Ronaldi Sequeira insistió en que la “gota que derramó el vaso”, como él mismo argumentó, fue que Mariana le dijo a Ronaldi que quería tener hijos, pero no con él sino con otro hombre. Esto, según argumentó el defensor, causó un trauma en Ronaldi que lo empujó a cometer el delito sin tener conciencia de lo que estaba haciendo.
Pero la jueza sostiene: “este no es un hecho suficiente como para que lo haya llevado a darle muerte a Mariana (…) La forma en que le da muerte no tiene ninguna justificación”.
3- Mariana no era víctima de violencia porque era profesional e independiente
El defensor de Ronaldi, Adrián Carmona, enfatizó la importancia de conocer quién era Mariana porque, según él, a partir de eso podría determinarse si era una mujer víctima de violencia doméstica o no.
“Una mujer económicamente independiente, ya eso nos dice mucho”, dijo Carmona y agregó “era una mujer profesional, ordenada y firme en sus decisiones, inteligente, con un gobierno absoluto de su vida y de sus bienes, con apoyo familiar y definitivamente una mujer empoderada”.
Por estas características, Carmona cuestionaba si el perfil de Mariana la hacía una mujer víctima de violencia.
El argumento del abogado es otro de los mitos de la violencia advertidos por la sicóloga Castro para el especial contra la violencia de género de este periódico: las agresiones domésticas suceden en cualquier estrato social y no solo entre las personas de clase socioeconómica pobre.
4- Si gritaba fuerte, y lo escuchaban, es porque es hombre
Los vecinos escuchaban gritos de Ronaldi frecuentemente. A lo que él justificó: “Lógicamente, yo soy hombre y grito más fuerte”, dijo.
Esos gritos, a criterio de las juezas y el juez, solo demuestran una dinámica de convivencia llena de violencia y donde Ronaldi era protagonista y no víctima.
“Las mujeres también gritan fuerte. Al que escuchaban los vecinos era a Ronaldi, al que se llevó la Fuerza Pública en una ocasión, fue a Ronaldi”, dijo la jueza.
5- Ella lo reducía a ser un simple “amo” de casa
Según Ronaldi, Mariana lo quiso reducir a la posición de “amo de casa” y no lo dejaba trabajar. Él estaba desempleado y toda la situación lo llevó a la desesperación de causarle muerte a la mujer.
“Ronaldi nos dice que en algunas ocasiones, por la falta de trabajo, tenía que asumir las labores domésticas de la vivienda. Eso no es nada novedoso, algún aporte hay que hacer a la casa”, argumentó la jueza.
“Lógicamente, él que queda en casa, él que está desempleo, pues debe de asumir parte de lo que corresponde dentro de las labores de la casa y esto no significa que sea menos hombre sino que precisamente los hitos actuales nos han ido permitiendo a las mujeres tener un rol más activo dentro de la economía del país”, dijo la jueza.
6-¿Por qué su mamá y su hermana, que son doctoras, no ayudaron a Mariana si era víctima de violencia doméstica?
Según el defensor de Ronaldi Sequeira, es contradictorio que siendo profesionales en
medicina, la hermana y la mamá de Mariana no hayan tomado acciones para denunciar la violencia doméstica que Andrea, la hermana de Mariana, dijo que existía entre la pareja.
“Hablo de un contexto familiar donde todo mundo era profesional de la medicina (la mamá y la hermana), donde la violencia doméstica es un tema incompatible con la salud, mental y psicológica. En cinco años no hicieron nada por denunciar el ciclo de violencia doméstica que hizo querer ver Andrea que sufría por parte de Ronaldi”, alegó el defensor.
Sobre esto, la psicóloga Cynthia Castro había explicado a La Voz de Guanacaste que “no se puede empujar a la víctima de violencia doméstica a denunciar”, aunque sí se puede acompañar a hacerlo. La hermana de Mariana, Andrea Leiva, afirmó que en varias ocasiones se dispuso a acompañar a su hermana a denunciar, pero ella nunca quiso dar el paso.
La sicóloga nicoyana Gabriela Campos también había explicado que esto obedece a que “la mujer
en Guanacaste dice: ‘quiero arreglar mi situación con mi pareja’, refiriéndose a la negación a aceptar que es violentada por su compañero.
Para los jueces, ninguno de estos argumentos fueron aceptables para disminuir ni la culpa ni la condena del femicida de Mariana Leiva, que la mató en el lugar que debería ser el más seguro para una persona: su propio hogar.
* Este artículo se realizó en el marco de la Beca Cosecha Roja. También se publicó en Voz de Guanacaste.