Semana.-
El presidente Santos sorprendió este martes con la noticia de la captura de Daniel ‘El loco’ Barrera, capo del narcotráfico por el que Estados Unidos ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares.
Con la captura este martes en Venezuela de Daniel ‘El loco’ Barrera se tachó por fin un nombre que cerraba una larga lista de grandes capos del narcotráfico colombiano. Se trata del segundo narco mas buscado del mundo, después del mexicano ‘Chapo’ Guzmán. Un hombre por el que la justicia estadounidense oferecía cinco millones de dolares y el gobierno colombiano cinco mil millones de pesos. Fortuna que se pagará por información que permitió su aprehension.
A comienzos de los años 80, Daniel Barrera se fue tras los pasos de su hermano Ómar, a San José del Guaviare. Allí, según las investigaciones de las autoridades, comenzó su incursión en el mundo del narcotráfico aprovechando los vínculos con esa actividad ilegal que tenía su hermano.
Al poco tiempo de llegar al Guaviare, Ómar fue asesinado por seis sicarios. ‘El loco’ tomó venganza y él mismo mató a los verdugos de su hermano. Ese hecho le permitió ganarse el respeto de algunos sectores del narcotráfico en Guaviare y le facilitó la entrada definitiva al mundo del narcotráfico en ese departamento. El 7 de febrero de 1990, ‘El Loco’ fue capturado en San José del Guaviare, sindicado del delito de tráfico de drogas.
En octubre de ese año se fugó de la cárcel de ese municipio y se refugió en el sector conocido como Caño Rayado, cerca de Puerto Lleras, Meta. Para esa época, la zona tenía extensos cultivos de coca y estaba dominada por el frente 43 de las Farc. Allí comenzó la relación de ‘El Loco’ con esa guerrilla. Entre sus labores estaba la de comercializar la coca que producían las Farc. En pocos años se ganó la confianza de varios comandantes guerrilleros y empezó a trabajar con los frentes 14, 17, 10 y 16, ubicados en el oriente del país.
“Utilizaba sus contactos en Guaviare para conseguir la base de coca y la llevaba hasta Meta en donde era procesada. También se encargaba de conseguir los insumos para el procesamiento y de la coordinación de las rutas para sacar la droga desde Meta hacia otras regiones del país y el exterior”, le dijo a SEMANA un agente de una entidad antidrogas extranjera que lo buscaba desde hace varios años.
Durante la época de la zona de distensión, entre 1998 y comienzos del 2002, Barrera se convirtió en un hombre clave para las Farc. “Les compraba la droga y la comercializaba. También se encargaba de hacer algunas inversiones en propiedades y tierras para las Farc”, explicó a SEMANA un oficial antinarcóticos. De hecho durante la operación ‘Gato Negro’, adelantada por el Ejército en el 2001 contra el comandante del frente 16, el ‘Negro Acacio’, se encontraron detalles de la magnitud de la relación de ‘El loco’ con las FARC.
En documentos de contabilidad que dejaron abandonados los guerrilleros cuando escapaban de esa operación aparecen decenas de recibos con el nombre de Barrera cancelando sumas que superaban los 30.000 millones de pesos mensuales por concepto de droga. Estas pruebas, así como declaraciones de personas que ayudaron a ‘El Loco’ a comprar bienes para las FARC hacían parte del voluminoso expediente que está en la Fiscalía General. Pero esa guerrilla no fue la única socia de ‘El loco’.
Parte de la droga que producían los diferentes frentes de las Farc en el oriente del país era comercializada por Barrera con narcotraficantes del cartel del Norte del Valle, Antioquia, la Costa y Nariño. “Los narcos sabían que la droga provenía de las Farc, pero en un negocio como el narcotráfico las diferencias ideológicas quedan en un segundo plano”, explicó a SEMANA un agente de la DEA. Barrera consiguió algo que parecía improbable: unir a los paramilitares con la guerrilla. Logró que bloques de paramilitares como el Vencedores de Arauca, bajo el mando de Miguel Ángel y Víctor Mejía Múnera, alias ‘Los mellizos’, compraran la droga que era producida por las FARC para después ser comercializada y exportada por ellos.
El negocio fue tan rentable para todas las partes involucradas en la transacción, que terminó haciendo ese tipo de negocios con varios comandantes en el propio Santa Fe de Ralito. El único inconveniente que ‘El loco’ tuvo se presentó con el jefe del Bloque Centauros, Miguel Arroyave. Este y Barrera habían sido socios a mediados de los años 90 en el transporte de insumos. Sin embargo, cuando Arroyave y su bloque fueron adquiriendo poder y empezaron a dominar vastas zonas del oriente del país, empezaron los roces.
Arroyave, que tenía una gran máquina de guerra con 5.000 hombres, consideraba y trataba a ‘El Loco’ como un empleado y no estaba dispuesto a que Barrera obtuviera millonarias ganancias actuando en territorios que eran controlados por Arroyave y el Bloque Centauros.
Para mediados de 2004, ‘El Loco’ era bastante conocido y apreciado por muchos de los comandantes del estado mayor de las AUC y los principales capos del narcotráfico en el país. De común acuerdo y con la autorización de algunos de los más fuertes jefes paras, consiguió permiso para asesinar a Arroyave.
En septiembre del 2004, el jefe de Bloque Centauros fue acribillado por dos de sus comandantes conocidos como alias ‘Cuchillo’ y ‘Jorge Pirata’. Tras la muerte de Arroyave, el Bloque Centauros se atomizó y ‘El loco’ colonizó las principales zonas que dominaba Arroyave, incluida Bogotá. Para ese momento, Barrera ya había consolidado alianzas con grandes capos. De hecho, a mediados del 2003, la Policía y la DEA hicieron un operativo en una finca de Barrera en el municipio de Tabio, Cundinamarca.
Iban tras Diego Montoya, alias ‘Don Diego’. Cuando llegaron las autoridades, el jefe del cartel del norte del Valle ya había escapado, pero en el lugar estaba ‘El loco’ en compañía de seis capos del narcotráfico, solicitados en extradición y por quienes se ofrecía una recompensa de cinco millones de dólares. Entre otros estaban Hernando Gómez, alias ‘Rasguño’; Jhony Cano; Orlando Sabogal y Jaime Maya.
Aplicando el mismo esquema que durante años usó Arroyave en la capital de la República, ‘El loco’ Barrera ha sobornado miembros de la Fuerza Pública en Bogotá para garantizar sus ‘operaciones’ en la ciudad. “La nómina para pagar oficiales y miembros de los organismos de seguridad ronda los 250 millones de pesos mensuales”, dijo a SEMANA un oficial que trabaja al servicio de ‘El Loco’.
Esto le permitió que, al igual que en la época de Arroyave, cualquier narco que deseara utilizar a Bogotá para exportar o como sitio de tránsito de droga tuviera que pedirle autorización y pagarle por ello. Conformó oficinas de cobro, pero, a diferencia de Arroyave, aplicó una estrategia que le ha permitido tener un bajo perfil. No le interesaba controlar todos los barrios de Bogotá, como sí llegó a ocurrir con Arroyave, ya que eso implicaba un gran despliegue de hombres que la haría visible.
La táctica de Barrera fue simple, pero más útil: contaba con la ayuda de oficiales de alto rango y puestos clave en la Fuerza Pública. Esto le permitió que sus ‘negocios’ se llevaran a cabo sin mayores contratiempos en la capital y a la vez le garantizaba su seguridad en la capital sin ‘boletearse’.
Cuando se movilizaba por Bogotá, lo hacía en una camioneta blindada, que algunas veces tenía placas oficiales. Su jefe de seguridad era el hermano de un alto oficial que trabajó en la Presidencia de la República.
En Colombia ‘El loco’ está siendo investigado por narcotráfico, lavado de activos y homicidio. En Estados Unidos y Europa también se adelantan investigaciones en su contra, por lo que es probable que el siguiente paso sea la extradición a Estados Unidos.
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