Cosecha Roja.-
“Dicen que me hago la inocente y los vendí. Me los sacaron y se los llevaron envueltos en una campera. Trato de acordarme y no sé. Ni siquiera los cargué, les cortaron el ombligo y se los llevaron”, contó en agosto una mujer de 38 años que vive en Casilda, Santa Fe. También dijo que durante todo el embarazo, dos parejas la llevaban a controles en clínicas privadas. Ayer la jueza penal Mariel Minetti los sobreseyó a los cuatro porque considera que ni siquiera está probado que hayan existido los mellizos. El primer informe forense indicó que hubo un embarazo pero dos meses después el mismo médico dijo que no hay elementos suficientes para confirmarlo. Los abogados defensores dicen que la mujer fabula. La supuesta madre denuncia: “Esta gente juega con los sentimientos, mis hijos son un negocio para ellos”.
Según pudo saber Cosecha Roja, la primera pericia duró cuatro horas y tuvo dos etapas: la revisación ginecológica y las entrevistas psiquiátricas. Las fiscales Marianela Luna y Lorena Aronne y los defensores de los imputados estuvieron presentes. La conclusión fue que había habido un “parto vía vaginal”, que la mujer estaba ubicada “espacio-temporalmente” y que no tenía tendencias a la fabulación. Mientras tanto, todas las tareas de búsqueda daban resultado negativo: los mellizos no estaban en Mar del Plata ni en Tucumán. Tampoco había datos en ninguno de los registros civiles del país ni surgía información del Registro Nacional y Provincial de Personas Menores de edad ni de Missing Children ni de la ONG Raíz Natal.
La sospecha estuvo centrada desde el principio en dos hermanas y sus maridos porque Liliana contó que la habían ayudado durante el embarazo. Le dijeron que eran de Cáritas, le daban ropa, comida, contención y le ponían crédito en el celular. Cuando la llevaban en auto a hacerse controles a un domicilio privado, agarraban calles de tierra y evitaban los peajes. “Me decían que me ayudaban de corazón”, lloró la mujer de espaldas a la cámara. En una ecografía pudo verlos: eran una nena y un varón. El día del parto apareció en lo de Liliana un médico que ella no conocía. De entonces recuerda poco: solo sabe que le sangraba la nariz y que le pincharon la mano. Cuando se despertó estaba en el Hospital Eva Perón, sola.
En septiembre las fiscales reconstruyeron la escena: la medida empezó en Zavalla y siguió en Casilda. Cuando llegaron al peaje de Pujato se metieron por un camino sin asfaltar, llegaron al Sanatorio Julián Moreno y luego fueron al Eva Perón, en Granadero Baigorria.
En octubre, el mismo médico que había dicho que sí, dijo que no. “En función a los elementos aportados no se cuenta con documental médica que pueda dar fehacientemente certeza de que la Sra. Liliana Beatriz Montenegro, haya cursado un embarazo reciente”, escribió. Y agregó: “No se puede dejar de considerar que en la medicina como ciencia biológica, se ven implicadas una multiplicidad de variables que en muchos casos impide otorgar la certeza absoluta”.
Ese mismo mes, la Fiscalía Regional pidió un informe a los Servicios Médicos del Tribunal Superior N° 1 de Córdoba. Respondieron que faltaba documentación para dar fe del embarazo. Conseguir la historia clínica del Hospital Eva Perón no fue fácil: primero entregaron una carpeta vacía, después papeles sueltos con una última ecografía de 2010.
Para la jueza, “no se configura el tipo penal porque no hay evidencia de que los mismos hayan estado siquiera en el seno materno, por lo tanto menos existido”. Para los abogados defensores, la mujer inventa todo y la acusarán de falso testimonio. La Fiscalía revisará el proceso y cree que aún faltan pruebas por producir, como el cruzamiento de llamados para confirmar que las parejas se comunicaban con Liliana.
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