Una nena de ocho años apareció calcinada en Fray Luis Beltrán, una localidad en las afueras del gran Mendoza. Era hija de dos peones de campo y caminaba kilómetro y medio para tomar el colectivo escolar. La justicia aún no determinó si se trata de un caso de violencia de género y hay tres jóvenes señalados por vandalizar el barrio que quedaron detenidos. “Existen nuevas formas de violencia y el Estado no tiene una política de intervención para proteger a los niños”, dijo a Cosecha Roja Roxana Mazzola, directora del Centro de Estudios y Desarrollo de Políticas.
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Mabel Melanie Trinidad Rodríguez tenía seis hermanos. Con ocho años, iba a segundo grado en el colegio Juan Crisóstomo Lafinur de Fray Luis Beltrán, provincia de Mendoza. Como sus padres trabajan de peones en el campo, ella solía caminar un kilómetro y medio antes de llegar a la parada del colectivo escolar. Un sendero de tierra que cruza una finca abandonada y el predio de una ripiera. En la zona sólo hay cuatro casas, donde viven las familias de los jornaleros de las estancias vecinas. Para Roxana Mazzola, “la marginalidad rural está relacionada con un modelo productivo de explotación y la falta de una política de Estado para la inclusión educativa”.
La madre de Mabel la esperaba a las 17:30 en la puerta del colegio para volver con ella en bicicleta. Pero esa tarde su hija no salió. La maestra le dijo que no había visto a Mabel en todo el día. “Entre las 12 y 16 se perdieron horas valiosas para buscar a la nena porque todos pensaban que estaba en la escuela”, dijo a Cosecha Roja Patricia Mongelardi, vicedirectora del colegio.
La familia de Mabel hizo la denuncia en la Comisaría 61 y empezaron a buscarla esa tarde, con perros y un helicóptero. A la 1 de la mañana, el padre y su hermano encontraron un cuerpo calcinado entre los montículos de la ripiera. “Han crecido considerablemente los crímenes contra niños en los últimos años. El aumento está relacionado, en general, a un contexto de abandono”, contó a Cosecha Roja la psicóloga e investigadora Miriam Maidana.
Los que quemaron a la nena se habían tomado su tiempo: armaron una pirca con ladrillos, envolvieron el cuerpo en la goma de auto y esperaron hasta que se consumiera por completo. Había un pedazo de tela de la campera con la que salió Mabel, dos anillos de carpeta, un cierre y tres tachas de las zapatillas que no pudo consumir el fuego. “Por el estado en que se encontró el cadáver todavía no pudo ser reconocido, pero encaja con el caso”, contó a Cosecha Roja Galdo Andreoni, el fiscal que lleva la investigación.
Algunos testigos contaron en la fiscalía que habían visto a un grupo de hermanos de 18, 19 y 24 años quemando un neumático esa tarde. Los tres jóvenes, que viven cerca de la casa de Mabel, están detenidos. El mayor de ellos tiene un antecedente por un intento de violación. “Tenía un pedido de captura anterior, pero la policía no lo detuvo porque había cambiado de domicilio”, contó el fiscal.
“Cada vez que encontramos un caso como este se evidencian una falta de asistencia del Estado. Desde los niños en situación de pobreza sin una política educativa o de salud, hasta la violencia extrema en la que se ven expuestos. El Estado debe proveer una política para prevenir”, dijo a Cosecha Roja Roxana Mazzola, directora del Centro de Estudios y Desarrollo de Políticas. “Son necesarias formas de prevención que aborden los problemas de la ruralidad y la marginalidad urbana desde la salud, la educación y hasta el empleo de los padres”, contó Mazzola.
En el colegio contaron que la nena tenía un retraso madurativo; había pasado a segundo grado y todos los días iba a la escuela. “Existía la posibilidad de imputar a la madre por abandono, pero se descartó al ver que ella se preocupaba de que su hija fuera a la escuela en un contexto de pobreza y con un retraso madurativo”, dijo el fiscal. Esta tarde, la mayoría de los padres no enviaron a sus hijos al colegio y más de 20 personas se manifestaron en la puerta del despacho de la fiscalía para pedir justicia.
Foto: Marcos García – Los Andes
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