Roxana Poggiolini es la mamá de Lucca y Marco Peressut. Lucca tiene epilepsia, retraso psicomotor e hipotonía muscular. Marco sufre de autismo. Ninguno de los dos tiene un diagnóstico concreto.
Apenas una hora después de que el uso medicinal del cannabis se convirtiera en ley, Roxana habló con Cosecha Roja. Y esto nos contó:
“Estoy muy emocionada, este es un pasito. Falta mucho todavía. Necesitamos que se reglamente ‘ayer’ pero es un triunfo, el pago de tanta lucha y tanta vida que hemos puesto en esto también. Nosotras como mamás luchamos claramente por nuestros hijos pero también reconocemos la gran labor, el riesgo que han corrido todos los cultivadores, el que siguen corriendo porque esta ley no los protege a ellos.
Siempre voy a rescatar la vida que nos devolvieron los cultivadores cuando ya nosotros estábamos realmente desahuciados como familia, cuando no teníamos más sentido la vida, cuando la medicina farmacológica no tenía respuestas. A nosotros la esperanza nos la regaló un cultivador en una maceta. Yo no me voy a olvidar de eso. Nunca. Entonces hoy no tengo marcha atrás. Yo sigo luchando para que la ley contemple a todos adentro.
¡Claro que estoy feliz! ¡Claro que esto es un pasito enorme! Necesitamos que los médicos nos acompañen, que tengan un marco legal para que dejen de jugársela. Porque hasta ahora eran muy poquitos los médicos que se animaron a ser desobedientes con la ley, entre ellos Macelo Morantes que fue el que se la jugó por la hermana, aprendió la medicina para poder ayudarla, hizo su propio ensayo en su propia casa, con su propia familia para poder hoy acompañar a familias con patologías similares y con otras. Porque el dolor no puede esperar, el sufrimiento no puede esperar. Tengo la suerte y la fortuna de conocer a Morantes personalmente.
Algo que me está pasando particularmente en este momento es el inmenso orgullo que siento por cada una de las personas con las que transitamos este camino. Vi tanta unión en diferentes estratos sociales, en diferentes situaciones de vida, chicos solteros sin hijos que se acercaron a nosotros, papás con tres millones de problemas, y tuvieron la empatía de traernos la medicina jugándose su libertad. Hoy Adriana Furnaro está presa y ella es un claro ejemplo de la desprotección que ha habido. Esperemos que no vuelva a suceder porque no tiene que volver a suceder.
No vamos a dejar de cultivar porque la sonrisa de nuestros hijos vale la pena. Hay chiquitos que no llegaron hasta acá, tenemos que murieron esperando esta ley se aprobara y nosotras somos rebeldes así que este es el comienzo muy grande en la Argentina. Sólo necesitamos que las leyes nos acompañen”.
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