Me duele tanto ver toda esa violencia y represión contra la gente, pero Chile siempre nos dolió, siempre fue violento, la dictadura no era sólo un recuerdo, y no sé qué chucha era esta wea llamada democracia.
Desde acá me siento impotente, no tengo esa adrenalina hermosa que compensa la rabia y la pena, vemos una y otra vez las noticias que nos llegan por las computaciones y nos llenan de angustia.
A veces no sé qué hacer desde acá, salgo a protestar pero acá he visto cómo pechos fríos apagan los fuegos por pequeños que sean y le quitan las capuchas a los encapuchados. El otro día frente al consulado me lagrimeaban los ojos cuando los mismos manifestantes celebraban que el fuego, que ha sido el símbolo de esta lucha, se extinga a manos bienintencionadas.
Intento escribir y que la escritura sirva de algo, visibilizar al menos, pero siento que no basta con escribir. La escritura no me quita la angustia, gritar como una vieja con otrxs maricas si. Y aunque no me gusta saltar, salto como una ondina cuando gritamos el que no salta es paki, porque eso sí, hay homofobia hasta en la protesta, pero tanto allá como acá hay maricas furiosas que ponen el culo compañero, como dice la pedro.
Pero sabes que a veces después de llorar tanto pienso en que esta lucha quedará en la memoria de Chile sin importar qué pase, y ya no lloro de pena sino de alegría.
Espero podamos encontrarnos pronto y abrazarnos. Espero que la próxima vez que nos veamos algo de nuestra historia haya sido reparada, y ese abrazo que nos daremos sea el más bello, maricón y libertario que nos hemos dado nunca.
Con amor y admiración.
Tu amiga Pabli