Semana.-
El comandante de la policía departamental analizó la situación de orden público que azota la región y afirmó que tras el problema lo que hay son pequeños carteles con la estructura de una empresa criminal.
Aunque las estadísticas le favorecen, la percepción de inseguridad en varios de los 42 municipios del Valle del Cauca, tiene contra las cuerdas a las autoridades encargadas de garantizar la tranquilidad de los vallunos.
La aparición de cuerpos decapitados en Tuluá, la proliferación de bandas de extorsionistas en varios municipios y el aumento inusitado del sicariato en el norte del Valle, hacen parte de los problemas que preocupan a los habitantes de una región que históricamente ha sido golpeada por el fenómeno del narcotráfico.
SEMANA habló con el coronel Nelson Ramírez, el oficial a cargo de la policía en el Valle del Cauca y lo entrevistó en la oficina que improvisó en Tuluá Valle, desde donde junto a otros 600 uniformados de refuerzo, tiene la misión de capturar y desarticular las bandas que están detrás de los decapitados que aterrorizaron a esa ciudad.
Qué tan grave es la situación de orden público en el Valle
Podemos decir que hay algunos sitios o ciudades con problemáticas, que están dadas conforme a la actividad delictiva del microtráfico, de la microextorsión y que están en disputa entre las bandas criminales como Rastrojos, Machos y de igual manera bandas de delincuencia organizada. Este es más o menos el panorama que se presenta en algunos municipios y que generan esa percepción de inseguridad en ciudades como Tuluá, Cartago, Ansermanuevo. En esas zonas hemos tenido un incremento considerable de homicidios.
¿Pero de verdad se les puede llamar pequeñas bandas?, porque a juzgar por la manera como actúan, parecen organizaciones criminales con toda una estructura.
Claro, están usando el mismo modus operandi, pero en el fondo son pequeños carteles que tienen el control y la infraestructura de una empresa criminal cuyo único fin es la financiación de manera ilícita. Si bien esa misma estructura se da en el narcotráfico como tal, ahora la vemos en el microtráfico”.
Entonces, ¿se puede hablar de alianzas?
“Desde luego, ellos hacen alianzas con bandas criminales que son las que generan todas estas disputas por el control territorial. La problemática que percibimos en el Valle del Cauca es que los homicidios se vienen dando entre los mismos criminales, expendedores, distribuidores o personas que están involucradas en la red”.
Lo que estamos viendo ¿es el reacomodo tras la captura o muerte de grandes jefes?
Si. Todo sucede cuando la policía golpea fuertemente a las cabezas visibles de esas organizaciones criminales. La entrega de Comba, la captura de Diego Rastrojo y Jhon Estivens, fueron golpes muy importantes para Tuluá y el Valle. Cuando eso ocurre, se genera la reacomodación al interior de las organizaciones criminales y en esa puja aparecen muchos peleando por el control; algunos incluso quieren desaparecer a sus rivales para consolidar grandes territorios con el manejo de la actividad del narcotráfico.
Hoy qué organizaciones están tras esa puja
En esa guerra entran a través de una alianza Los Machos y Los Urabeños y desde luego Los Rastrojos. Ellos son los responsables de algunos homicidios de impacto en el norte del Valle.
Eso quiere decir que hoy no existe un gran capo que lidere la mafia en el Valle
En este momento no hemos podido identificarlo. Todos aquellos que ingresaron a dirigir esa organización, inmediatamente han sido capturados; hay una inestabilidad al interior, y muchas estructuras que son ruedas sueltas dentro de la misma organización.
El año anterior esa guerra se sintió mucho en Cali, pero hoy se trasladó hacia las regiones, ¿eso quiere decir que Cali ya tiene patrón?
Sinceramente no lo veo así. Quien tenía presencia en Cali era Diego Rastrojo; debe ser que hay una persona que tiene el control de la organización, pero la inteligencia nos dice que muchos de los homicidios que se presentan en el Valle, obedece también a narcotraficantes que residen en Cali, pero que los perpetran en otros municipios del departamento.
El cañón de Garrapatas sigue siendo la ´Joya de la Corona´ de la mafia
Allí tenemos el eje de una estructura criminal rural. Hace unos días se hizo un operativo contra varios integrantes de Los Rastrojos que operan en esa zona. Esa misma efectividad contra bandas criminales la venimos aplicando en Pradera, Valle, donde desarticulamos el grupo de Los Comuneros, donde capturamos a los alias Happy y Bon Ice.
Curioso que cuántos más golpes propinan contra esas estructuras, surgen nuevas con la misma rapidez.
Eso es cierto; fluyen permanentemente. Cuando capturamos o desarticulamos dos de esas estructuras, aparecen tres más; pese a ello no bajamos la guardia y continuamos trabajando en esa tendencia de capturas y desarticulación de organizaciones. En ese punto debo reconocer el trabajo coordinado con la fiscalía.
A propósito de la violencia en ese distrito de Palmira, Pradera, Candelaria, El Cerrito; ¿se debe a su cercanía al norte del Cauca?
No es nuevo que hay una presencia importante de organizaciones criminales en Palmira; pero también la cercanía con Cali hace que esa ciudad se convierta en refugio de bandas que le huyen a la presión de la autoridad. Algo similar ocurre cuando se hace presión en Santander de Quilichao, vemos que migran hacia Palmira.
Paradójico que en medio de la nueva guerra mafiosa, Buenaventura hoy tenga menos homicidios. Lo digo porque ese puerto ha sido otra joya para la mafia.
Eso es debido a los golpes importantes que hemos dado a lo largo del año en articulación con la policía fiscal aduanera, la armada y la Fiscalía. Cuando afectamos la cadena criminal, esa organización se empieza a diezmar. En Buenaventura es importante recordar los golpes que le hemos propinado a las redes de apoyo al terrorismo como la banda La Empresa.
No será que sí hay muertos, ¿pero desaparecen sus cuerpos?
La verdad ese tema los estamos analizando con la Fiscalía, pero no considero que sea así. Habría que mirar las cifras de desaparecidos este año; por otro lado, hay que darle mérito al plan de cuadrantes que se incrementó, más personal, más policía comunitaria, se mejoró el trabajo de investigación de policía criminal y estamos articulando un mejor apoyo con la Fiscalía.
Qué está pasando en el Norte del Valle
En esa zona se presentan alianzas entre La Cordillera (oficina de cobro de Pereira que operaba al servicio del narcoparamilitar alias Macaco), Urabeños y Rastrojos. Esas alianzas las pudimos detectar en unas capturas que se hicieron en Ansermanuevo, Valle. Se sabe que las organizaciones criminales hacen alianzas con el que más les convenga, porque su único propósito es hacer dinero y eso es lo que está pasando.
Pero ¿qué tanto se atomizó el problema?
En el norte del Valle hay muchas estructuras, pero el común denominador son obviamente Rastrojos por un lado y Machos con Urabeños por el otro; aunque estos últimos más diezmados, y hemos focalizado nuestros esfuerzos a acabarlos totalmente. Alrededor de esas alianzas se establecen acuerdos para el manejo del microtráfico.
Les llamó la atención que hasta hace unos meses estaban asesinando taxistas en Cartago.
El análisis y los estudios de la investigación arrojaron que algunos taxistas venían trabajando con una organización mafiosa donde se prestan para trasladar a los mismos narcotraficantes, para transportar la droga, hacen de campaneros y trabajan también como expendedores a domicilio.
Pero cuál es la explicación a la reciente ola de crímenes en esa ciudad
Toda esa disputa se originó tras la muerte de alias 31, que causó un enfrentamiento interno por tener el control de su organización, la famosa banda delincuencial conocida como La Oficina, que delinque en Cartago y que tiene tentáculos en Ansermanuevo, Alcalá, La Virginia, Obando; muchos municipios alrededor de Cartago. El mismo que mató a alias 31, es el que ha querido tener el control de la organización con influencia en municipios aledaños a Cartago.
Contra quiénes se están enfrentando
Esa organización ha tenido enfrentamientos con Los Motatos, que es otra banda que delinque en Cartago.
En el problema de los descabezados en Tuluá, ustedes creen que existe relación con la mafia mexicana.
De ninguna manera. Esa sevicia es doméstica y ha sido desarrollada por dos delincuentes, alias ´Picante´ y alias ´Porrón´, que son las dos cabezas visibles del problema. Ambos son Rastrojos y se están peleando la herencia del dominio territorial en Tuluá tras la captura de alias ´Jerry´, la captura de Diego Rastrojo y la entrega de Comba.
Pero debe reconocer que la macabra estrategia de exhibir a sus víctimas descuartizadas o decapitadas, es nueva…
Esa manera de generar terror y miedo dentro de las mismas organizaciones es lo que viene impactando en Tuluá. Según medicina legal son tres desmembrados y un decapitado.
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