A las 2 de la madrugada del viernes Lucas Verón salió de su casa en González Catán, partido de La Matanza. Estaba festejando su cumpleaños número 18. Se quedó sin gaseosas y cigarrillos, así que se subió a la moto, junto a su amigo Gonzalo, de 17 años, y fueron a comprar. No encontraron nada abierto, así que se volvieron. En ese trayecto, un patrullero de la policía Bonaerense comenzó a perseguirlos y los chocó. Lucas y Gonzalo se asustaron y salieron corriendo hacia la casa de Lucas, que estaba a una cuadra y media. Uno de los dos policías que iban en el patrullero se bajó y les disparó. Una bala le dio en el pecho a Lucas y lo desplomó.
Gonzalo fue corriendo hasta la casa de Lucas.
-Lo agarró la policía a Lucas, lo agarró la policía a Lucas- les dijo.
La madre encontró a su hijo tirado en el piso. Lo llevó al Hospital Simplemente Evita, donde Lucas murió.
A Gonzalo, el amigo de Lucas, se lo llevaron a la comisaría segunda de González Catán. Le sacaron los cordones, lo esposaron y lo metieron en un calabozo. Ahí, sin la presencia del fiscal, y siendo menor de edad, lo apretaron para que cambie la versión de que la policía los persiguió de la nada. Lo obligaron a decir que había inventado lo del patrullero. Y que en el viaje, Lucas le había intentado robar el celular a una mujer que estaba en una parada de colectivos y que le habían disparado desde un auto de civil.
A las 2 de la madrugada es bastante inusual que pase un colectivo por el barrio. Y menos en cuarentena.
-Si no decís eso, vas a quedar imputado y te vas a comer 25 años de cárcel- le dijeron.
“Cuando llegamos al lugar, estaba lleno de policías y estaba el fiscal Juan Pablo Tahtagian que ya tenía el relato armado”, contó a Cosecha Roja un integrante de HIJOS La Matanza.
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En la reconstrucción del hecho del fiscal no había patrullero, sino el auto blanco, propiedad del carnicero del barrio. Al carnicero también lo detuvieron en la comisaría segunda: estuvo allí como siete horas e intentaron culparlo del crimen.
Mientras tanto, el fiscal pretendía que los testigos – vecinos que sí habían visto la persecución del patrullero- declarasen también en la comisaría. Gracias a la intervención de HIJOS, se logró que fueran en la fiscalía, sin la presencia de policías. Uno de ellos contó que el patrullero chocó de atrás a la moto, que un policía se bajó y remató en el piso a Lucas y que luego ambos agentes huyeron. Dos cámaras vecinales mostraron al patrullero persiguiendo a la moto.
Los policías bonaerenses que estaban en el patrullero, Ezequiel Benítez y Cintia Duarte, están detenidos. La Auditoría General de Asuntos Internos del ministerio de Seguridad bonaerense los desafectó y les sacó el permiso de uso de uniforme, placa y armas, que están a disposición de la Justicia.
Según la autopsia, Lucas recibió un balazo en el tórax con orificio de entrada y de salida. Los peritos no encontraron plomo para un futuro cotejo balístico. Otros peritajes determinarán cuál de los dos policías detenidos disparó el tiro que mató a Lucas.
Hoy la familia de Lucas fue a declarar a la Fiscalía de Homicidios de La Matanza, que es la que lleva el caso. De ahí fueron hasta la Fiscalía general, donde pidieron la recusación al fiscal Tahtagian. De no ser por la intervención de HIJOS el fiscal, dice la familia, se habría limitado a aceptar la versión policial.