Cosecha Roja.-
El plenario de ATE Capital era el 15 de agosto. No había temario y varios afiliados sospechaban que se discutiría la adhesión al paro de Moyano y Barrionuevo convocado para el jueves. Unos doscientos delegados llegaron a la sede del sindicato al mediodía. Iban a decirle no a la huelga. En la puerta se encontraron con una patota de treinta hombres. Los delegados de ATE dicen que vieron al Oso Pereyra, mano derecha de Rafa Di Zeo, uno de los capos de la barrabrava de Boca. Cosecha Roja pudo confirmar que entre los patoteros estaban el líder de la barrabrava de El Porvenir, Cristian Moralejo, y segundas líneas de la barra de Chacarita. Al frente del grupo iba José Luiz Matazza, un hombre de Pablo Micheli.
“Nos recibieron con una lluvia de golpes”, dijo a Cosecha Roja el Secretario Gremial Luciano Fernández. A él lo agarraron del cuello, lo tiraron al piso y le patearon las piernas y la cintura. A Daniel Catalano, el Secretario de Organización le cortaron el labio superior de una trompada. Al Secretario Progremial Alejandro Gianni le pegaron en la cabeza con algo contundente. Al menos uno de los barras llevaba una faca entre sus ropas.
Desde que Pablo Micheli, el Secretario General de la CTA, se alineó con Moyano quedó en minoría en el sindicato pero consiguió apoyo logístico del líder camionero. Los delegados que se acercaron a Belgrano 2527 ya habían visto a los mismos grandotes en la asamblea general de afiliados a principio de año, en Ferro. “Aquella vez pensamos que eran de seguridad del club. Después nos dimos cuenta que eran matones”, contó un delegado.
“No tengo registro de que la CTA de Micheli haya usado barrabravas antes”, dijo a Cosecha Roja el periodista Gustavo Grabia. “La relación entre hinchadas y los gremios explotó en los últimos 15 años. Los usan como fuerzas de choque para romper manifestaciones o congresos opositores”, agregó.
A pesar de la golpiza, el 15 de agosto los delegados lograron acreditarse para la asamblea. “Éramos muchos, la relación era muy superior: ellos eran 30 más un grupo de dirigentes. No queríamos armar una batalla campal, queríamos discutir la política”, dijo Fernández. La asamblea se suspendió y no se votó nada. Nada impidió que Michelli convocara públicamente a un paro de 36 horas desde el mediodía del miércoles.
“Michelli dice que los estatales van a parar y no es verdad. Los invito a que el jueves recorran los sectores de laburo a ver qué porcentaje de gente no va: será menos del 10 por ciento”, dijo Fernández. ATE Capital publicó un comunicado: “Ante la falta de debate en nuestra organización los trabajadores estatales nucleados en ATE Capital, no adherimos al paro nacional de 36 horas que quiere imponer Jose Luis Matassa desde la Secretaría General”. Y agregaron que la medida no fue construida desde los “sectores de trabajo” ni convalidada en los “cuerpos orgánicos” del Sindicato.
La relación entre partidos políticos, gremios y barras es histórica. Empezaron a moverse como fuerzas de choque de alquiler cuando los capos armaron sus propios negocios: reventa de entradas, el estacionamiento en los alrededores de la cancha, puestos de venta de comida dentro y fuera de los estadios, merchandising del club y videos de los jugadores para fiestas de 15. Y tienen “negocios adicionales”. En la zona sur del conurbano los barras de Independiente apretan a los dueños de los boliches de la zona. Les dicen “si no me pagas venimos y te armamos quilombo para que la municipalidad te clausure”, contó Grabia.
Funcionan como pequeñas empresas: los manejan los líderes, un gremio o partido los contratan y entre ellos se reclutan. Por eso en situaciones como las del plenario de ATE hay barras de diferentes clubes. “Es raro ver a la primera línea poniendo el cuerpo, es raro que se expongan. Muchos tienen causas judiciales”, dijo Grabia.
A Cristian Moralejo le dicen el polaco y es uno de los barras de El Porvenir, el club de Gerli. Viajó al mundial de Sudáfrica y de Brasil y estuvo en la puerta de uno de los hoteles donde se alojaron los dirigentes de la AFA para conseguir entradas para los partidos. En el plenario de ATE también estaba el Chulo, otro barra de El Porvenir que pone una parrilla en la puerta de la cancha cuando hay partido.
Gustavo El Oso Pereyra fue subjefe de la barrabrava de Boca. Fue la mano derecha de Rafa Di Zeo en la 12 y estuvieron juntos prófugos antes de entregarse a la justicia en 2007. Habían sido condenados por el Tribunal Oral Criminal Nº 6 por la agresión a los hinchas de Chacarita en la Bombonera, en marzo de 1999. A El Oso le dieron 3 años y 10 meses de prisión por “coacción agravada por el uso de armas”. Cumplió condena en la cárcel de Ezeiza y logró la libertad condicional en octubre de 2009. El último trabajo que se le conoció fue en el sindicato de panaderos que comanda Abel Frutos y responde al moyanismo.
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