La violencia obstétrica es una de las violencias más invisibilizadas y por eso también una de las más sufridas por personas gestantes. Parte de esa violencia está relacionada con la imposibilidad de tomar decisiones fundamentales a la hora de parir, un acto tan privado como político. La violencia obstétrica es también una manera de obstruir derechos sexuales y reproductivos. Y viceversa.
Un proyecto de ley propone la creación de Casas de Partos y Nacimientos: lugares destinados y acondicionados para partos fisiológicos y de bajo riesgo, con características similares a un hogar. En estas “casas”, profesionales calificadas/os matriculadas/os, trabajadores/as especializados en el entorno del nacimiento, brindarán cuidados y asistencia a las personas con capacidad de gestar y sus familias o acompañantes, durante la etapa preconcepcional, prenatal, parto y post parto.
La iniciativa, presentada por la diputada nacional por el Frente de Todxs, Mónica Macha, se basa en cinco claves: garantizar el derecho a la elección de un parto fisiológico de las personas con capacidad de gestar; promover la humanización del parto frente a la medicalización e intervención innecesaria y en muchos casos traumática; posibilitar la implementación de un modelo de atención accesible y descentralizado de los niveles sanitarios; reducir la tasa de cesáreas innecesarias y erradicar la violencia obstétrica, y posibilitar una alternativa de parto hogareño, seguro y respetuoso.
Que el proyecto se haya presentado en este contexto de pandemia no es casualidad. Un relevamiento de Las Casildas Asociación Civil reveló que al 69% de las mujeres embarazadas les cancelaron los turnos y estudios y al 59% no les ofrecieron ningún tipo de solución. Con respecto a los nacimientos el 43% fueron inducidos, el 50% fueron por operación cesárea y de esas cesáreas el 38.5% fueron programadas, en el 31% de los casos las mujeres fueron separadas de sus hijos/a después del nacimiento.
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“Las casas de parto proponen un ambiente hogareño en el que la persona con capacidad de gestar defina quién la puede acompañar”, cuenta Macha a Cosecha Roja, y agrega que se trata de atender a la discusión sobre “cuál es el mejor modo de parir, de llegar al mundo, en qué condiciones y en qué contexto”.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) salió a criticar el proyecto, sobre todo por la incapacidad que tendrían en estas casas de parto para resolver “complicaciones obstétricas de último momento”. Los comentarios de la SAP van en línea con su crítica histórica a los partos domiciliarios, aún cuando una de las condiciones de estas casas de partos es que estén ubicadas a pocas cuadras de hospitales que funcionarán como centros de salud de referencia, para que en caso de que surja una emergencia, se pueda actuar rápido.
¿Cómo se vinculan las casas de parto con los partos domiciliarios? “La vinculación es que este proyecto intenta pensar en un ambiente más vinculado al hogar, a la posibilidad de compartirlo en familia, donde también están lxs profesionales de salud, pero lo que prima es la idea de hogar y de otro tipo de contención”, dice la legisladora.
“La gran diferencia es que el parto domiciliario hoy está muy vinculado a la clase social: para poder hacerlo, tenés que tener una casa con determinada cantidad de habitaciones, con determinada intimidad, con determinadas condiciones edilicias y también tenés que contar con el dinero”, explica.
Las casas de parto “democratizan este acceso porque al ser parte del dispositivo sanitario público no implicaría para la persona un dinero extra y es parte del sistema sanitario, por lo cual tiene que estar cerca y articulado con un hospital de referencia”.
La propuesta de Macha está en la línea de parto respetado (ley 25.929) y fisiológico. “Se trata de pensar en la intervención del equipo de salud con un equilibrio justo y necesario, ni de más ni de menos”, dice la legisladora, quien entiende que el proyecto ayudaría a erradicar la violencia obstétrica. “Las personas gestantes tienen que recuperar el protagonismo en el momento del parto”, agrega.
La iniciativa fue elaborada con los aportes de parteras, doulas, puericultoras, trabajadoras, psicólogas de distintas partes del país que integran la Red Argentina de Casas de Parto.
Para Julieta Saulo, de la Asociación Civil Las Casildas, este proyecto viene a “cambiar el paradigma asistencial”, entendiendo que el embarazo “no es una enfermedad, sino que forma parte de nuestra vida sexual y reproductiva”. “En un país donde nos obligan a parir, porque no tenemos la ley de aborto seguro, legal y gratuito, al menos que nos garanticen una asistencia de calidad”, destaca.
El proyecto se vincula con otro presentado por Macha que ya tiene media sanción en la Cámara de Diputados: “Ejercicio Profesional de las/os Licenciadas/os en Obstetricia” propone regularizar la profesión de las comúnmente llamadas parteras y jerarquizar su rol.
“Esta otra iniciativa tiene que ver con volver a poner a las parteras en un rol preponderante como profesionales capacitadas e idóneas para acompañar -y no para controlar- a las mujeres y personas gestantes”, explica Saulo.
Y advierte: “Estos proyectos hacen ruido en el poder médico hegemónico dominante. Pero las organizaciones y mujeres que trabajamos en esto hace muchos años estamos dispuestas a dar esa batalla”.