Cosecha Roja.-
A Emilio Perandone Pérez le gustaban las rubias. Cuando las conocía y las conquistaba, seguía el mismo derrotero: Les pedía que caminaran juntos de la mano -para simular un presunto noviazgo-, las subía a su bicicleta de color rojo, las llevaba hasta un descampado o una casa deshabitada, y las violaba. Unos minutos después, se despedía amablemente de las víctimas y se llevaba su botín: una media o una bombacha. Daba lo mismo.
Era “un perverso caballero”, así lo describió una de las víctimas ante el tribunal. Otras opinan distinto: las agarraba fuerte del cuello si no se sometían afectuosamente al abuso. También les robaba pequeñas cantidades de dinero. A una le tiró 10 pesos para que se comprara la pastilla del día después. “El sátiro de la bicicleta roja”, lo llamaron en el barrio.
La fiscal Maribel Firmus, ante el Tribunal Oral en lo Criminal N.º 5 de La Plata, había pedido una pena de 49 años de prisión para Pérez, acusado de haber cometido 29 violaciones y ataques sexuales a 30 mujeres de distintas zonas de la ciudad platense, en 2005 y 2006. Los hechos se cometieron en Tolosa, Ringuelet, Ensenada, Berisso, San Carlos y en las cercanías de la terminal de La Plata.
Ante el tribunal, integrado por los jueces Carmen Palacios Arias, Inés Siro y Horacio Nardo, la fiscal aportó las pruebas necesarias para comprobar la culpabilidad del imputado. Describió su modus operandi y presentó muestras de ADN en el cuerpo de las víctimas que coinciden con la identidad del acusado.
La defensa de Perandone Pérez, a cargo de Carlos Llermanos, trató de mostrarlo como un enfermo. Fuentes de la investigación informaron a Cosecha Roja los resultados de las pericias psiquiátricas: “El sátiro de la bicicleta roja” padece de psicosis y carece de empatía con el dolor de la víctima. El veredicto se conocerá el miércoles 19 de septiembre. También se supo que el acusado tenía antecedentes penales y que, por buena conducta, purgó la mitad de una condena de siete años por un caso de violación.
Violadores seriales
En los próximos días, comenzará el juicio oral por el caso de Sandra Ayala Gamboa, una de las últimas víctimas de Diego Cadícamo, otro violador serial que provocó conmoción en La Plata durante los mismos años que “El sátiro de la bicicleta”.
Según los investigadores, estos dos casos funcionan como espejos. Los dos acusados tenían un perfil concreto de las víctimas y cierto fetichismo a la hora de cometer las violaciones. En el caso de Cadícamo, su búsqueda se enfocaba en mujeres extranjeras, morochas y de bajos recursos a las que les prometía trabajo. A Emilio Perandone Pérez, el violador de la bicicleta roja, le gustaban las rubias.
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