A María Soledad Ramos, de 26 años, y a su amiga Florencia Ayelén Mariezcurrena, de 14, las encontraron desnudas tendidas en la habitación en la que María Soledad vivía con sus dos hijos en un galpón de Ramos Mejía, en el partido de La Matanza. Habían sido estranguladas con un cable. Hoy, casi dos años después, el Tribunal Oral Criminal N°3 de La Matanza condenó a perpetua a Cristian Héctor Perrone, el sereno del galpón.
“Siento un dolor grande porque es algo muy feo enterrar a una hija pero gracias a Dios hoy descansa en paz”, dijo Mario Ramos, el padre de María Soledad, después de escuchar la sentencia.
Los jueces Diana Volpicina, Alberto Saibene y Gustavo Navarrine condenaron a Perrone por los delitos de homicidio agravado por el vínculo por el asesinato de María Soledad, con quien había mantenido una relación, y por abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte por el crimen de Florencia.
El 7 de abril de 2016 la policía había llegado hasta el galpón de en avenida de Mayo al 2000 por un llamado de la escuela de los hijos de María Soledad. Ese día los nenes de 7 y 9 años esperaban en la puerta del colegio que ella los fuera a buscar.
En la escena del crimen los policías encontraron un preservativo usado y ensangrentado. Otros de los elementos incautados fueron una fotocopia del DNI de Ramos, un secador de pelo y una tablet.
La autopsia determinó que las dos chicas habían sido estranguladas con un cable que encontraron en la habitación. Florencia había sido violada. Los forenses no encontraron signos de resistencia y especularon con que las mujeres pudieron haber sido drogadas.
Varios testigos declararon que ese día vieron salir del galpón a Cristian Héctor Perrone, el sereno. El análisis de ADN confirmó que el semen que había en el preservativo coincidía con el de Perrone.
Al sereno lo detuvieron días después en un control de tránsito en la provincia de La Pampa. Desde ese día está detenido acusado del doble femicidio.
Hoy lo condenaron a perpetua.