Cosecha Roja.-
El sábado a la tarde Gastón se estaba cortando el pelo en el barrio Las Palmas, Córdoba Capital, cuando escuchó los dos primeros tiros. Después de unos segundos de silencio oyó dos disparos más. Salió de la peluquería de un salto y lo vio a su amigo Lautaro corriendo por la calle. Sangrando y corriendo: quería escapar de una policía de civil que acababa de dispararle con su arma reglamentaria. No alcanzó a recorrer un tramo demasiado largo y a los pocos metros cayó desplomado. La mujer se subió a un móvil y se fue. Gastón se acercó al suelo, le habló y los oficiales lo esposaron.
– Avisale a mi vieja que me dieron- llegó a decir Lautaro antes de que lo trasladaran al Hospital de Urgencias.
Su vieja se llama Natalia Suárez y estaba en Alta Gracia cuando se enteró de lo que le había pasado a Lautaro. Llegó al hospital y, en medio de un ataque de furia porque no la dejaban ver a su hijo, agredió verbalmente a un policía y rompió un vidrio. Terminó el día detenida.
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Hay dos versiones sobre lo que desató los tiros en el barrio Las Palmas.
En el parte policial dice que Lautaro le robó el celular a la mujer policía, que tenía un arma calibre 22 y que ambas cosas fueron secuestrados de las manos del joven. El Jefe de Policía de la provincia, Julio César Suárez, habló de defensa propia y declaró: “El muchachito ya está acostumbrado: tiene antecedentes, estaba armado y gatilló tres veces. Si hubiera tenido la mala fortuna de que hubiera habido cartucho, tendríamos una policía muerta”, dijo.
Pero la familia de Lautaro dice que le plantaron un arma que nunca tuvo.
Hay dos versiones respecto a cómo fueron los tiros.
En el parte policial figura “cuello y tórax”, pero familiares y amigos dicen que los tiros fueron por la espalda. Todos esperan que la fiscal de la causa, Dolores Romero Díaz, dé a conocer los resultados de la autopsia. La policía quedó imputada por “homicidio agravado por uso de arma de fuego” en la fiscalía del Distrito Cuarto Turno 3 de Instrucción pero no está detenida.
Hay una sola versión sobre cómo terminó el día.
A Lautaro lo operaron dos veces pero murió en la madrugada, a los dieciséis años.
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Es la tercera vez en tres semanas que un oficial de civil mata a un joven en Córdoba. “Los delincuentes saben que si salen a robar armados pueden tener la desgracia de terminar muertos”, naturalizó el Jefe de la Policía. El 24 de marzo el oficial Pablo Daniel Albares mató a Ezequiel Barraza porque, dijo, le quiso robar. El 7 de abril, en Villa Corina, un agente penitenciario asesinó en medio de un tiroteo a un adolescente de 15 años. “Basta de gatillo fácil y no a la criminalización de la pobreza: exigimos la destitución y el inmediato esclarecimiento de los hechos”, dijo a Cosecha Roja Mariana Carmona de la Coordinadora Antirrepresiva de Córdoba (CA). “Todos los pibes de barrios marginalizados tienen antecedentes porque los llevan arbitrariamente por estar en la esquina, si no les gusta tu cara o tu modo de andar”, agregó.
La CA también contó que Suárez, la mamá de Lautaro, había sido secuestrada en enero en Alta Gracia por una red de trata. Cuando la liberaron aportó información sobre la organización y su relación con políticos. “Establecemos estas vinculaciones: Natalia venía siendo amenazada por sus declaraciones”, dijo a Cosecha Roja Carmona. Estuvo seis días desaparecida. “Volvió a aparecer porque la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (AMMAR) presionó a la unidad judicial”, contó. La encontraron golpeada, drogada, torturada, deshidratada. Tardó unos cuantos días en recuperarse y, cuando pudo, reconstruyó la historia: “Tiene mucha información sobre la gente involucrada en la organización que incluye políticos y al Gobernador de la Provincia, que ya sabemos que tiene una tradición participando del narco y la trata”.
Foto: Osvaldo Ruiz, diario El Argentino.
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