Un conocido ladrón de Córdoba denunció que la policía le liberaba zonas para cometer asaltos y que ahora lo quieren matar. Para probar sus dichos, se sacó fotos en una oficina de la jefatura policial. En una aparece posando con la gorra de un jefe. En otras muestra armas y fajos de billetes y agradece a los hombres de la ley. Y hasta tiene una selfie en una rueda de reconocimiento. El ladrón, antes de hacer la denuncia, dialogó con el periodista Waldo Cebrero. Reproducimos la nota publicada por En Redacción.
Waldo Cebrero – En Redacción.–
“¿Cómo es posible que un hombre con mis antecedentes, con 21 causas penales abiertas, cinco robos calificados, enfrentamientos con la Policía, esté libre? ¿Cómo es posible que yo esté sentado en la oficina de Jefatura, sacándome fotos y jugando con una gorra de un cana pesado? Porque me liberan la zona, hermano, hace años que lo hacen…”.
Martín Acosta es conocido en el ambiente delictivo como “el Gaita”. Tiene 31 años, dos hijos y ahora habla agitado. Acaba de hacer una denuncia a través de su cuenta de Facebook, donde figura como “Martín Dillinger”, por el famoso asaltante de bancos de Estados Unidos. Ahora, dice, teme por su vida y la de su familia. Sostiene que el jueves pasado fue llevado por la fuerza al edificio de Jefatura y, en una oficina del cuarto piso, tres altos mandos de la fuerza lo tentaron para asaltar la sucursal de Plaza España del banco Santander Río. “Me ofrecieron liberar la zona y las frecuencias por una hora”, acusa. Lo impactante de la publicación son las fotos: cinco imágenes dónde se lo ve usando la gorra de un policía y posando con mapas de la ciudad, planos y escudos de fondo. En la habitación, no hay otras personas.
La publicación generó un temblor en la cúpula de la Policía. Sobre todo, porque Acosta acusa directamente al Jefe de Robo y Hurtos, Miguel Capdevila, como la persona que dirigía el encargo. Desde Jefatura, en off, admiten que el hombre de 31 años estuvo en el edificio, pero fue como “buchón” y que tomó las fotos en un momento que quedó solo. Acosta no hizo una denuncia penal. Cuatro horas después de subir las fotos a las redes sociales, habló con ENREDACCIÓN en una estación de servicio de la Avenida Sabattini. “Ahora me tengo que ir al ocote, me quieren limpiar”, dijo.
“Me piden hacer un Santander”
¿Qué pasó?
El jueves de la semana pasada yo iba en mi camioneta por barrio Empalme. Un Clío me encerró y se bajaron tres hombres de civil, uno me mostró una pistola y me dijo: “seguime”. Yo me di cuenta que quería, no hacía falta que me muestre la pistola.
¿Adónde fueron?
A la Central de Policía. Bajamos al subsuelo, después subimos por ascensor. Me estaban esperando unos oficiales que se notaba que eran mandos altos.
¿Reconociste a alguien?
A (Miguel) Capdevila, jefe de robo y hurtos…
¿Por qué lo nombras sólo a él?
Porque es un traidor, nada más.
¿Lo habías visto antes?
Sí, muchas veces. Por otras entregas que hemos hechos con mi banda…
Por ejemplo…
No lo puedo decir porque me pueden abrir una causa… Bueno, como la de la estación de servicio Petrobras (el asalto ocurrió el 1 de agosto de 2016, en Avenida Sabattini) que salió mal. Fuimos nosotros. Nos llevamos casi un millón de pesos y la Policía acusó 250 mil. Por ese hecho metieron presos a tres pobres playeros, que no tenían nada que ver. Hasta ahora estamos todos con falta de mérito.
¿El jueves que te pidieron?
Me piden hacer el banco Santander… Nos ofrecían liberar la zona y las frecuencias. El asalto tenía que ser este domingo a la madrugada. Nosotros tenemos inhibidores traídos de Paraguay que te pueden intervenir un edificio entero. Tenemos invertidos 23 mil pesos en herramientas, en discos. Íbamos a entrar por los techos, hacer un boquete arriba.
¿Te negaste?
Sí. No había tiempo, aunque me entreguen el croquis del lugar hay que ir y ver unos días antes. Decidimos no hacerlo porque está todo muy quemado, se está cambiando la cúpula, mucha interna por las cajas de guita, me entendés. Se baten “la cana” entre ellos, nomás.
¿Y porque decidiste publicar en Facebook, en lugar de hacer una denuncia penal?
Porque ahora nos mandan a matar. Un policía que terminó el secundario conmigo me dijo, me mandó a llamar a un bar del Parque Sarmiento y me dijo: “Le dijiste no al Santander”. Que, la cara mía se desfiguró cuando escuché eso. Entonces nos tiraron la carta blanca, quiere decir que dieron la orden de limpiarme, me pueden mandar a matar en cualquier momento. Esto es así, el trabajo con ellos tiene un tiempo, un proceso. Te dan laburo, te liberan la zona, te liberan frecuencia, te dejan trabajar. Es como todo, pero llega un tiempo que te tienen que limpiar. Porque ya sabes mucho, yo sabía y me había negado.
“Me llegó la hora”
Acosta viste pantalón y remera de Argentino Peñarol, el club de barrio Argüello. Dice ser jugador de fútbol, hincha de Belgrano, y con vínculos con la barra Brava. “Soy amigo del ‘Loco Tito’, de Roberto Ponce y Lucas Pavón. ¿Por qué te crees que la hinchada de Belgrano podía entrar banderas grandes y la de Talleres no? Porque arreglan…”, dice. Acosta es muy activo en las redes.
En febrero una publicación en su perfil indignó a los efectivos: festejaba la muerte de la suboficial Gabriela Michael, asesinada en el Tropezón cuando intentaron robarle la moto. “Yo no fui, me hackearon la cuenta los policías”, dice al respecto.
¿Cómo hace la Policía cuando quieren hacerte un entrega?
Por teléfono no piden nada. Siempre es así, cara a cara. Me llevan a Jefatura, cualquier cosa dicen que me llevaron detenido por falta de documento, fui por contravención. La primera vez, yo tenía 22 años, y cierta fama con mi banda. Esa vez me cruzó alguien en la Plaza Colón. Yo no te miento. Trabajé con el policía David Orpi, hicimos varios hechos, pero lo mandaron a matar cuando uno salió mal.
Orpi, era oficial inspector de policía que estaba siendo investigado por su presunta participación en un robo con boquete a un local de la tarjeta Kadicard, en la nochebuena de 2009. Una semana después, su cuerpo apareció ahorcado en el Puente de la Tablada.
“Yo no te miento”, dice Acosta. “Todos los años tengo un hecho grave, con armas, con enfrentamiento. ¿Cómo es posible que un hombre con mis antecedentes, con 21 causas penales abiertas, cinco robos calificados, enfrentamientos con la Policía, esté libre? ¿Cómo es posible que yo esté sentado en la oficina de Jefatura, sacándome fotos y jugando con una gorra de un cana pesado? Porque me liberan la zona, hermano, hace años que lo hacen…”.
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