La tragedia de Costa Salguero despertó los fantasmas de la prohibición. Mientras en la sesión especial de la ONU se acordó una perspectiva de Derechos Humanos para tratar la política de drogas, los cinco muertos en la Time Warp generaron un retroceso en el escena local. Para la ministra de Seguridad Patricia Bullrich “todo es drogas”, los expertos en salud dicen “las mezclas son malas” y algunos hasta se atrevieron a pedir que las fiestas electrónicas sean prohibidas. “Es imposible, la gente lo va a hacer igual y el Estado tiene que generar mecanismos para reducir los daños. La respuesta debe ser socio-sanitaria”, dijo a Cosecha Roja Sebastián Basalo, director de la Revista THC.
Hoy terminó en Estados Unidos la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas. El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunció que la reunión fue el punto de partida para pensar las drogas. “Se aprobó un documento al cual le faltan muchas cosas: una mención explícita a la reducción de daños, una reprobación a los países que continúan dando pena de muerte por delitos de drogas y el reconocimiento de la necesidad de revisar el sistema internacional de fiscalización de drogas”, contó a Cosecha Roja Graciela Touzé, la directora ejecutiva de la Asociación Intercambios, desde Nueva York. También hubo avances: la certeza de que las políticas de drogas deben ser respetuosas de los Derechos Humanos, que primero están las personas y después las sustancias.
La delegación argentina la encabezó la canciller Susana Malcorra, que habló ayer en la asamblea. “Esperábamos un planteo más decidido en términos de reconocer las políticas hechas hasta la fecha y la necesidad de abrir una reflexión y un debate en torno a cuáles deben ser nuevos enfoques en materia de política de drogas. Malcorra también dijo que el país trabajará en cooperación internacional pero no especificó cómo: si es para reforzar políticas punitivas, no nos sirve”, dijo Touzé.
Los ecos de la tragedia de Costa Salguero llegaron hasta la sesión. Para la experta, hay que encarar el problema desde la salud pública y no desde la represión. “No vamos a eliminar el consumo de sustancias a través de la prohibición. Si a alguien se le ocurriera avanzar en esa desafortunada idea el resultado sería la multiplicación de fiestas clandestinas con todo lo que eso significa. Es contrario a mirarlo con perspectiva de Derechos Humanos y es ineficaz”, dijo.
Esta tarde, el juez Sebastián Casanello indagó a tres hombres acusados de vender drogas en la fiesta. Los detuvieron anoche en allanamientos y gracias a la información proveniente de otro juzgado que los investigaba. Según publicó Télam, tenían “envoltorios de pequeñas dimensiones conteniendo en su interior una sustancia en polvo cristalina similar al cristal”, 210 mil pesos, cigarrillos, una pipa, entradas para Time Warp, una balanza, tres teléfonos celulares, tres frascos de vidrio con flores de marihuana y una bolsa con “17 pastillas de diversos colores, formas y diseño”. “De nada sirve buscar la culpa en un dealer: es enfocar el problema desde una perspectiva equivocada”, dijo Basalo.
La Justicia, además, imputó y prohibió la salida del país a 28 personas, entre ellas 19 prefectos, funcionarios del gobierno de la ciudad y responsables de la organización y seguridad de Time Warp. Hoy la Legislatura porteña elevó un pedido de informes al ejecutivo pero rechazó la conformación de una comisión investigadora. Para Basalo, “el único responsable es el Estado por no aplicar políticas de salud en lugar de soluciones penales que se repiten en los medios: echarle la culpa a una pastilla o el tipo que la vendió”.
Cinco jóvenes murieron después de la fiesta: dos en el predio de la costanera, dos en el Hospital Fernández y el quinto en el Rivadavia. El piso de Costa Salguero todavía está mojado, lleno de botellas y mugre: para la justicia son signos de hacinamiento. “Los problemas que pueden ocurrir en estas fiestas son de salud. Es parte de la obligación del Estado controlar las condiciones mínimas para los asistentes: agua, temperatura, cantidad de personas que entran. Una ley para ser aplicada necesita legalidad y legitimidad. La ley de Drogas perdió legitimidad por eso es posible, por ejemplo, el fenómeno de autocultivo de cannabis, aún cuando está penado con 15 años de prisión. La gente dejó de respetar la ley”, dijo Basalo.
El universo nocturno de pastillas es de policonsumo, se usa más de una sustancia a la vez. Es clave contar con información: cuáles son los efectos, los riesgos, la duración, cómo interactúa una sustancia ilegal con otra legal como el alcohol. “No es mala la mezcla perse, la gente no cree eso y las consume igual”, explicó Basalo. Si a la criminalidad del consumo se le suman las malas condiciones ambientales (falta de acceso al agua, hacinamiento, altas temperaturas), “es un combo explosivo”.
Hay estrategias de prevención aún sin cambiar el estatus legal de la drogas: habilitar puestos de control de calidad de sustancias, formar a los médicos en la asistencia a quienes se descomponen por el consumo, obligar a los lugares a que tengan más médicos y generar instalaciones con mejores condiciones para hacer estos festivales.
El testeo de las drogas se hace en muchos países europeos y también en México y Colombia. Los consumidores entregan la pastilla, un experto les raspa una pequeña parte y les informa qué contiene, cuáles son los efectos, la dosis, duración y los resultados de la interacción con otras drogas. Si esa sustancia está adulterada, enseguida se avisa dentro de la fiesta. “Es la diferencia entre la vida y la muerte. Es volver responsables a los consumidores, empoderarlos”, dijo el director de la THC.
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