Cosecha Roja.-
En el centro de la foto aparece una joven con una campera negra, un jean ajustado, el pelo suelto y las muñecas esposadas.
– La cara de delincuente, la tiene- dice un usuario de Facebook
– Habría que matarlos a todos- responde otro.
En otra, hay un hombre fumándose un pucho que no mira a la cámara y tiene el pelo planchado pegado sobre la frente.
– Habría que hacer razias.
– Caras de faloperos, mal.
– ¡Qué caritaaaas!
Son fotos publicadas en el muro del grupo de Facebook -casi 10 mil likes- “Yo vivo en el partido de la Costa” con un texto que dice: “Últimamente estamos viendo los rostros de la delincuencia, a no olvidarse de estas caras: mañana estarán libres y debemos protegernos entre todos”. Las imágenes fueron tomadas por la Policía del Partido de la Costa y difundidas en algunos portales de noticias con la excusa de “prevenir futuros robos”. Aunque hay una resolución del Ministerio de Seguridad de la Provincia que regula el uso de las fotografías y un fallo antecedente del Juez Luis Arias de La Plata, las fotos ya están en la web.
“Esto nunca dejó de suceder a pesar de la disposición que logramos”, dijo a Cosecha Roja Rosa Schonfeld de Bru, la mamá de Miguel, el joven desaparecido en una comisaría de La Plata en 1993. Se refiere al recurso de habeas data que presentaron en 2005 junto a la Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ) y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) por fotografías de una persona que había pasado por una comisaría y no tenía un proceso en curso.
El Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires sacó una disposición en donde reguló el uso de las fotografías. “Deben ser puestas a disposición de la justicia, no es una tarea policial”, dijo a Cosecha Roja Luis Arias, el juez de platense que presentó el recurso. “No puede ser que la policía tenga estos álbumes a su disposición para entregar a cualquier persona e identificar a alguien por un ilícito”, agregó.
En algunas comisarías lo llaman el “álbum de malvivientes”:
– ¿Es éste? – le preguntaron en la comisaría a una joven que acababa de denunciar un robo mientras le mostraban una foto.
– ¿Qué? ¡No! Ese es amigo mío.
Esto sucedió el viernes en la Comisaría cuarta de Villa Argüello. El pibe había pasado por una comisaría hace algunos años, pero esta vez no había nada que ver. Por las dudas, el fin de semana se guardó, porque tenía miedo de ser detenido sin motivo.
La publicación de las fotografías de los supuestos delincuentes viola el derecho a la intimidad, el principio de inocencia, el derecho a la defensa en un juicio justo. Es decir, que se incumplen, ni más ni menos, que la Constitución Nacional, el Pacto de San José de Costa Rica, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
Aunque hubiera juicio, aunque se cumplieran las garantías constitucionales, aunque se demostrara que son culpables, no hay derecho a difundir su imagen insinuando que son potenciales autores de futuros delitos sin justificación.
Así lo ven los vecinos del grupo de Facebook:
“Siempre se estigmatiza a los más vulnerables”, dijo Rosa. La consecuencia no es solamente la discriminación. Existe el peligro de que sean los vecinos quienes lo juzguen y decidan resolverlo con sus propias manos.
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