Hace seis meses que un varón trans está desaparecido.
En este tiempo de pandemia, de tanta muerte rodeándolo todo, de vacunas que llegan con esperanza, de sentimientos encontrados, la ausencia de Tehuel de la Torre se volvió insoportable para su familia y para quienes creemos imperdonable que en un país con historia de desaparecides y juicio a les culpables se esfumen personas en democracia.
A Tehuel no lo conocemos en persona ni en profundidad. Lo vamos reconstruyendo de a poco a través de la palabra, de las fotos, de los videos que compartió y comparte su familia. Vamos juntando los retazos, las anécdotas, los momentos que lo cuentan y lo dibujan.
Sabemos un dato fundamental: por ser varón trans nunca tuvo un trabajo formal. Cuando el 11 de marzo salió de su casa tenía la esperanza de encontrar uno. Luis Ramos, un conocido de 37 años, le había prometido contratarlo para trabajar de mozo en un evento. Se iban a encontrar en el barrio La Esperanza, de Alejandro Korn, cerca de la casa de Ramos.
Ese día la última persona de la familia que lo vio fue su hermana Véronica. Ella le preguntó para dónde iba y Tehuel le contó del trabajo.
-¿Dónde queda?
–No sé. Ahora cuando llegue me va a decir.
Lo que pasó después nadie lo puede asegurar. La geolocalización de su teléfono mostró que llegó a las 19 a la casa de Ramos y hasta las 12 del día siguiente seguía en esa zona.
Ramos reconoció que se vieron con Tehuel el 11 de marzo, pero dijo que no fueron a ningún evento y que cada uno se fue por su lado. En el peritaje de su celular encontraron una foto de ese día en la que están Tehuel, Ramos y otro hombre, Oscar Alfredo Montes. Ramos y Montes, un chatarretero de 46 años, están detenidos desde entonces e imputados por “encubrimiento en concurso real con falso testimonio”.
Todos estos meses nos estuvimos preguntando dónde está Tehuel. Lo que sí sabemos es dónde no estuvo.
La mañana del viernes 12 de marzo su novia Michelle le dejó una nota a Tehuel avisándole que se iba a llevar a su hijo de 4 años al jardín. Es que iban juntes para todos lados. Al hijo de Michelle Tehuel lo crió desde los 2 años. Es su papá. Pero este año se perdió ese primer día de jardín. Tampoco estuvo para el Día del Padre.
El 24 de marzo, mientras Argentina volvía a decir “Nunca Más”, Michelle cumplió 18 años. La fecha coincidía, además, con el segundo aniversario de la pareja. Tampoco hubo festejo. Sólo un posteo de ella en sus redes sociales: “Hoy cumplimos nuestro aniversario y mi cumpleaños, y no te tengo conmigo, mi amor”.
Dos días después, el 26 de marzo, Tehuel no estuvo en su casa para festejar sus 22 años. Su familia organizó una marcha de antorchas para pedir por su aparición.
A Tehuel le encantaba jugar a la pelota y era hincha de Boca. Un día antes de que se cumplieran cuatro meses de su desaparición, la selección argentina de fútbol le ganó a Brasil en el Maracaná y se quedó con la Copa América, después de 28 años. Muches jóvenes vieron por primera vez a la selección ganar una copa internacional. Tehuel no pudo verla.
Él siempre quiso ser varón. A los 15 empezó a transicionar. Se cortó el pelo y su familia lo entendió. A algunes aún les cuesta tratarlo como un varón trans. Pero lo respetan.
El miércoles 31 de marzo, Día Internacional de la Visibilidad Trans, Tehuel no pudo hablar de su identidad. Su familia y amigues se manifestaron en el centro cívico de Alejandro Korn. Las redes se llenaron de sus fotos.
Lo mismo pasó el 28 de junio, Día del Orgullo. Organizaciones LGBT+ y de derechos humanos nacionales e internacionales, que desde el primer momento visibilizaron la búsqueda, sumaron a sus consignas la exigencia de saber ¿Dónde está Tehuel?.
Tehuel tampoco pudo estar en los festejos por la histórica aprobación de la Ley Diana Sacayan- Lohana Berkins, que implementó el cupo laboral travesti trans en la administración pública. Esa noche su nombre estuvo en las redes y en el Congreso Nacional. Nadie se olvidó de que su desaparición es consecuencia de décadas de discriminación, exclusión y abandono de las personas TT. En Argentina, el 73 por ciento de esa población no tiene acceso a la educación básica, el 98 por ciento no tiene un trabajo formal y registrado y el 80 por ciento se encuentra en situación de prostitución como única alternativa para sobrevivir.
Tehuel tampoco pudo ver la noticia de que Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica en incluir en el DNI a las personas no binarias, con la opción de la letra “X” que se sumó a las de “M” y “F”. Una acción que fue festejada por algunos sectores no binaries y rechazada por otres.
Pasó otro mes sin Tehuel, pasó #Tokio2020 y la atleta neozelandesa Laurel Hubbard, levantadora de pesas, hizo historia como la primera mujer trans en competir en unos Juegos Olímpicos.
En medio de la reactivación mundial, de segundas y terceras olas, la campaña de vacunación argentina siguió avanzando. A esta altura, Tehuel ya hubiese tenido por lo menos una dosis.
Le encantaba la música romántica. Era fan de Romeo Santos y Carlos Rivera. ¿Hubiera visto La Voz Argentina? ¿Se hubiese puesto contento porque ganó Francisco?
Ni los dos presos, ni los rastrillajes, ni la recompensa de 4 millones de pesos que ofrece el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires sirvieron para encontrar a Tehuel.
Hoy se cumplen seis meses del día que salió de su casa con la promesa y la ilusión de un trabajo. Mañana tendría que ir a alguna escuela de San Vicente para votar en las PASO. La campaña electoral será recordada por la escasa discusión política frente a situaciones bizarras y faltas de propuestas. Las paredes y las redes sociales prometen estar empapeladas con la cara de Tehuel, la de Marita Verón, la de Guadalupe Lucero y la de tantas otras personas que hoy no están. Y que sus familias siguen buscando en cada rincón, en cada rastrillaje, en cada pista, en cada instante atravesado por la ausencia.
Sabemos dónde no estuviste todo este tiempo. Queremos saber dónde estás, Tehuel.