Cosecha Roja.-
Lucas Ariel Azcona es un “mal psicópata”. En cada agresión que cometió dejó rastros de su identidad: no se cubrió el rostro y atacó en la calle. La criminóloga Maria Laura Quiñones dijo a Cosecha Roja que el acusado del crimen de la estudiante chilena Nicole Sessarego Bórquez “no es un enfermo mental pero sí tiene un trastorno de personalidad”.
Según el forense Raúl Torre, Azcona tiene capacidad para elegir a sus víctimas pero su perfil “es totalmente desorganizado”. El comportamiento del acusado, además de misógino, revela que padece de un trastorno que va de la neurosis a la psicosis. Es común que este tipo de estados clínicos “se desarrollen por primera vez a partir de los 20 años”, explicó a Cosecha Roja. La modalidad de acecho siempre es la misma: las ataca por detrás. “Sus impulsos son violentos”, dijo.
Anoche la justicia confirmó que las muestras de sangre levantadas en la escena del crimen coinciden con su ADN y dos mujeres declararon que también fueron agredidas por el joven de 22 años. ¿Azcona es consciente de su culpabilidad?
Antes de que su padre lo entregara en una comisaría de Quilmes, se trazó en el brazo con un cuchillo “te amo papá”. Esa marca “podría ser un signo de consciencia de la desaprobación del padre y de la sociedad, de que algo hizo mal”, dijo Quiñones.
Después del crimen de Nicole apareció en el trabajo con la mano lastimada. La jefa de personal de la empresa declaró ante el juez que estuvo unos días de licencia. La abogada de la familia de Nicole dijo a Télam que la herida estaría relacionada con el asesinato.
En los ataques a las otras dos jóvenes no se cubrió la cara y por eso lo reconocieron. Maki aseguró que en agosto fue agredida por Azcona y tuvo que atenderse en el Hospital de San Francisco Solano por las heridas que tenía en su cuello, cintura y espalda. A los pocos minutos Azcona apareció en mismo hospital: un grupo de jóvenes del barrio acudió al recate de Maki y le dispararon en el pie.
Cynthia, otra de las chicas agredidas, declaró que conoce Azcona porque vive a una cuadra de su casa y un par de veces la siguió en algunos recorridos. “Pareciera elegir mujeres con un criterio simbólico: todas son jóvenes”, dijo Quiñones.
El caso de Milagros de 18 años -otra de las chicas agredidas- es diferente: ella cargaba a un bebé cuando presuntamente fue atacada por Azcona por detrás y a plena luz del día. Él la sometió con un cuchillo en el cuello y ella no pudo gritar.
Quiñones dijo que podría tratarse de una “psicopatología tipo borderline, un trastorno límite de la personalidad en donde el sujeto tiene un grado de consciencia racional, pero su acción se basa en ideas delirantes y razonamientos descabellados”.
“A diferencia de un agresor en serie que es ambicioso y busca perpetrarse en el delito, en Azcona veo errores graves”, dijo la criminóloga. Eso “podría denotar que el joven sabía lo que hacía”.
Las pruebas de personalidad que se le aplican a Azcona deberán comprobar si hay conciencia de criminalidad pero sobre todo clarificar si en el joven existe la capacidad “de dirigir sus acciones”. Las once puñaladas que causaron la muerte de Nicole el 15 de julio en el barrio de Almagro son prueba del “impulso irrefrenable” del criminal, explicó Torre.
Llama la atención el “modo sumiso” en el que el joven asume la culpa y acepta ser entregado por su familia. “Veo síntomas de depresión, paranoia, ira y aislamiento que generan impulsos de agresión”, dijo Quiñones.
Foto: Mariano Armagno / Infojus Noticias
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