Un conocido varón del Cómic argentino propuso en un grupo de Facebook hablar sobre el primer cómic con el que se hicieron la paja. Él eligió Las Puertitas del Sr. López, una historieta de los 80 donde un hombre bajito y aburrido abría una puerta mágica para encontrarse con mujeres hermosas y voluptuosas que se entregan sin mediar palabra.
El tema fue bien recibido por el grupo: 355 comentarios donde los varones expusieron sus fantasías. “Druuna, para mí, el mejor culo de la historieta”, escribió uno. “Altas tetas y qué boca y que… ya me vengo”, contestó otro. “Yo le dediqué unas cuantas a Anita La Hija del Verdugo”, agregó un tercero. “Yo atesoro mi colección de Clara de Noche”, “¿Limpio?”, preguntaron entre todos. Y coronaron la conversación: “Qué cómodo me siento hablando de esto, hagámoslo más seguido”.
La comodidad se terminó cuando participó una mujer:
“A mi me pasa que ninguna historieta erótica me llegó de ninguna forma, pero porque el entorno planteado es siempre tan macho con mujeres imposibles que me repele. Y eso que los pechos grandes me encantan”, escribió Agustina.
La respuesta de los varones fue censurarla: “Esa no era la consigna”, le dijeron. “Este posteo es como cuando te juntas a hablar boludeces con amigos en un asado”, escribieron. “Las mujeres no son así, no hablan de pajas”, la aleccionaron.
Después la acusaron de policía de género o de estar presa de lo políticamente correcto. Aunque ella insistió en hablar sobre lo que la calienta, ellos la criticaron. Para ella no está reservado el deseo ni la masturbación. Tampoco el dibujo.
Paula Suko es historietista. Hace dos años que comenzó a dibujar en viñetas bajo el nombre de Sukermercado. “Empecé a explorar el género de las narrativas eróticas hace poco, le puse el nombre de pornografía ante la necesidad que hay de construir material que no sea violento con la figura de la mujer”, contó a Cosecha Roja. “La mujer también transita la sexualidad, pero se la tapa. Todo el contenido erótico que encontrás es de sometimiento. Y me parece necesario producir contenido donde las mujeres se apropien de su sexualidad”.
Si una googlea “pornografía” los primeros resultados mostrarán mujeres atragantándose, que lloran ahogadas, a las que se les tira del pelo, mujeres asustadas o sufriendo. “Las imágenes que hay construyen un estándar donde el maltrato es protagónico. En el cómic erótico muchas veces pasa lo mismo. Siempre hay un grado de sometimiento, las mujeres nunca la pasan bien y cuando sí lo hacen siempre hay un grado cosificante en cómo los varones se refieren a esas imágenes”.
El 9 de septiembre Paula participará de un festival organizado por historietistas mujeres “¡Vamos las pibas!”. Durante el evento dará un taller sobre pornografía en viñetas: “La premisa del taller es trabajar sobre lo que hace erótico o erotizante una narrativa. Tenemos que producir material que sea estético, que genere una calentura desde un lugar más positivo”.
Contra la tendencia del lector varón fan del cómic americano Marvel y DC que rechaza otro tipo de recorridos, las mujeres dibujantes se organizan para visibilizar su trabajo. “¡Vamos las pibas! es un festival donde nos vemos unidas, si somos muchas haciendo cosas juntas se va notar”, dijo Paula. En Argentina hay referentes mujeres historietistas editadas, pero son pocas. Como en otro espacios, los varones no ceden lugar sino que ellas se lo abren a los codazos.
La sexualidad como un festejo, donde se pueda hablar de las cosas, donde exista el consenso, se vean forros o haya prácticas más saludables. Una sexualidad hetero, LGBT o trans que sea nuestra. Leer y hacer ponografía en viñetas. Porque la fantasía también nos pertenece.
Imágenes: Gentileza Paula Suko y Kinky Vibe