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Todo o casi todo se puede encontrar estos días en las redes sociales de la Internet. Pandillas de California presumen crímenes en Twitter para promover su reputación. Sicarios suben “selfies” a Instagram posando con armas de grueso calibre. Los nuevos rostros de la mafia italiana derrochan glamour en sus páginas de Facebook.
Tradicionalmente las actividades del crimen organizado suelen ser de carácter furtivo. Sin embargo, hoy la Internet revela secretos que antes se escondían. Pareciera que la Internet se está convirtiendo en el escaparate del crimen organizado donde se exhibe impunemente el poder que ostentan ciertos criminales.
Las redes sociales están forjando una nueva generación de criminales que disfrutan cada vez más de la tecnología y también la usan profesionalmente. Un vistazo a estas plataformas, como Facebook, Twitter e Instagram, permite observar la manera en que los grupos criminales utilizan la tecnología como herramienta del delito para reclutar tanto miembros como víctimas, intimidar, aprovecharse y coaccionar.
Autoridades en Estados Unidos y Canadá están usando el término “cyberbanging” para referirse a este fenómeno. El “cyberbanging” se explica como el uso que los criminales hacen de las redes sociales para exhibir su poder, reclutar miembros o incluso, concertar acciones directas contra enemigos. Por ejemplo, un noticiero local en Nueva York reportó este año que miembros de pandillas callejeras estaban haciendo uso del “cyberbanging” al “tagear” o señalar a enemigos a través de las redes sociales y de esta manera organizar asesinatos. Según el reporte, las autoridades neoyorquinas atribuyen las rencillas entre grupos criminales a interacciones que se originaron en Facebook, Twitter o Instagram.
Sin duda, en las redes sociales el crimen organizado ha encontrado un foro para posicionarse en la cultura popular como un estilo de vida alternativo. Recientemente las cuentas de Twitter de presuntos narcotraficantes mexicanos han llamado la atención de los medios internacionales, pues representan una oportunidad de echar un vistazo al estilo de vida de los llamados “narcojuniors”: narcotraficantes de segunda generación que heredaron el liderazgo de grandes organizaciones criminales.
Por ejemplo, existen perfiles en Twitter atribuidos a supuestos hijos de El Chapo. El ahora preso Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo” fue líder del Cartel de Sinaloa y se considera uno de los narcotraficantes más importantes de la historia de México y el mundo. Los supuestos hijos de El Chapo han llamado la atención por pertenecer a esta nueva generación que a diferencia del gusto por el anonimato de sus antecesores, se identifican con la ostentación y la notoriedad. En las cuentas de @_IvanGuzman_, @AlfreditoGuzma, @_AlfredoGuzman_ se observan fotos de jóvenes en fiestas lujosas, rodeados de mujeres atractivas, animales exóticos, fajos de billetes y armas de grueso calibre.
Estas cuentas -con miles de seguidores- también han sido usadas como foro de defensa de El Chapo. Después de que el narcotraficante fuera detenido en febrero de este año, las redes sociales de sus supuestos hijos y otros seguidores fueron el medio para defender su reputación y también para convocar a las marchas en su apoyo. (Más detalles de la historia del Chapo).
También de Sinaloa surgió la historia de Claudia Ochoa, la llamada Kim Kardashian del narco mexicano o “la Emperatriz de los Ántrax”. Las imágenes de una mujer que se exhibía con armas en Twitter causaron revuelo no sólo por su físico, sino porque también se especulaba que sería ella la nueva líder del brazo armado del cartel de Sinaloa.
Y como la Internet es el medio de comunicación global por excelencia, criminales de todo el mundo están ganando espacios en el ciberespacio. Un reciente reporte del sumario italiano l´Espresso demuestra que los nuevos miembros de la mafia de Palermo también les gusta presumir de lujos y fiestas en las redes sociales. Y en Japón, el legendario grupo criminal Yakuza lanzó este año un nuevo sitio web para limpiar su imagen y acercarse a la nuevas generaciones con una renovada reputación.
Pero el crimen organizado no se limita a usar la Internet para las relaciones públicas. Organizaciones criminales están invirtiendo recursos para recabar inteligencia usando las nuevas tecnologías. Están usando información disponible en línea para secuestrar, extorsionar e intimidar a grupos enemigos, autoridades y periodistas. Según se ha venido reportando en los medios, los carteles de la droga en México están reclutando ingenieros y especialistas en tecnologías de la información. Pero los carteles no se valen de entrevistas ni solicitudes de empleo. En los últimos 4 años decenas de estos expertos han sido secuestrados en México. Se sospecha que se han convertido en esclavos al servicio del narco.
Pero también las autoridades están llevando la guerra contra las drogas al ciberespacio. La estrategia contra el crimen organizado transnacional del gobierno de los Estados Unidos incluye el uso de las redes sociales para recabar inteligencia. Además, se están realizando muchos esfuerzos para encontrar la forma de utilizar la inteligencia humana y la gran cantidad de información disponible a efectos de identificar estas redes y predecir su accionar.
Los grupos criminales tampoco están exentos de los cyberataques. En el 2011 se reportó que representantes en México de la red global de activismo cibernético Anonymus amenazaron al cartel de los Zetas. Se presume que Anonymus revelaría información sobre oficiales y periodistas en la nómina del cartel, en respuesta al secuestro de uno de sus hackers. Esta historia refleja, por una parte que hasta los mismos criminales son vulnerables ante los ataques cibernéticos. También hace evidente que la red es ya un campo de batalla donde apenas se empiezan a escribir las reglas.
Las imágenes hablan más que mil palabras y, gracias a la Internet, pueden ser accedidas desde cualquier lugar del planeta y servir para inyectar fuerza y prestigio a los grupos criminales transnacionales.
Actualmente no es difícil encontrar en la red una vasta cantidad de imágenes grotescas de crímenes impunes que son exhibidos por sus mismos autores. Las redes son hoy un foro de expresión para criminales que promueven la ilegalidad.
Es por esto que es vital que a nivel global se discutan mejores leyes, políticas, protocolos y herramientas para hacer de la Internet un arma contra el crimen. Si las autoridades no muestran iniciativa, el crimen organizado con todos sus recursos, puede tomar ventaja y ganar la guerra del futuro, la guerra de la información.
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