Cosecha Roja.-
Las plazas y los puntos de encuentro del #NiUnaMenos están vacíos. Los carteles, los papeles y las banderas no están. Tampoco las más de 200 mil personas que participaron de la marcha en la ciudad de Buenos Aires y las miles en el resto del país. Quedaron las emociones, las pintadas y las consignas grabadas en el mar de mujeres y varones que gritaron “Basta de femicidios”. Se palpita que algo cambió para siempre. ¿Qué desafíos hay por delante? El trabajo de desenmascarar el machismo no empezó ni terminó ayer y es un tema de Derechos Humanos. “Tenemos que estar atentos a ciertas resistencias y aprovechar esta gran movida para plantear otras formas de violencia contra la mujer”, dijo a Cosecha Roja la militante feminista Cecilia Merchán.
A Aixa la acosaban los obreros de la cuadra de la casa. Virginia estaba presa y la hicieron parir esposada a la cama de un hospital en La Plata. Mirta estuvo cautiva 20 años: el papá no la dejaba salir, comer y abusaba de ella. A Karina la echaron del trabajo mientras intentaba recuperarse de las quemaduras que le había hecho el marido. Victoria tenía 14 cuando un médico le dijo que nunca iba a poder ser mamá después de hacerse un aborto.
El femicidio es el último eslabón de la cultura de las violencias contra las mujeres: la obstétrica, callejera, laboral, económica, psicológica, mediática o simbólica también son formas de poder. “Lo de ayer nos permitió pararnos diferente, ahora hay que ver cómo caminamos”, dijo a Cosecha Roja Ester Mancera de la organización Enlaces Territoriales para la Equidad de Género. Para Merchán, Coordinadora del Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas y para la Protección y Asistencia a sus Víctimas, la movilización se convirtió en “un plafón largo y grande para seguir trabajando”.
Hoy la vicepresidenta de la Corte Suprema, Elena Highton de Nolasco, convocó a las autoridades judiciales para colaborar en el armado del Registro de Femicidios y varios lo interpretaron como la primera medida después de #NiUnaMenos. Victoria Montenegro -titular de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres- contó que en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación trabajan hace dos años en la creación de un registro de femicidios. “Nos pareció muy importante la masividad de la marcha y estamos convencidos de que tiene que ver con la madurez que logramos como sociedad para plantear estos temas que se vienen trabajando desde hace muchos años”, dijo a Cosecha Roja Montenegro.
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La práctica periodística de decir que la vida de Melina ‘no tiene rumbo’, los comentarios de los foristas sobre el short de Daiana y el morbo alrededor del embarazo de Chiara están en jaque. Pero eso es solamente una parte de la batalla cultural. Durante la convocatoria a #NiUnaMenos, algunos diarios y programas hablaban de la falta de contención de víctimas por parte del Estado. “Hay falta y mal uso de la información en relación a la temática. No ayuda a difundir que se puede salir del círculo de violencia”, dijo la psicóloga Mancera.
“Las mujeres no tienen adónde ir”, “No hay recursos”, “Nadie las escucha”, fueron algunas de las frases que circularon en las últimas tres semanas. “No es que no haya lugares donde la mujer esté acompañada: hay mejores y peores, con más o menos recursos, pero hay y se trabaja hace muchos años”, dijo Mancera. Y contó que la Dirección General de la Mujer del Gobierno de la Ciudad se creó hace 20 años, el Refugio para mujeres en situación de violencia existe hace 18. La Oficina de Violencia Doméstica (OVD) toma las denuncias de violencia en Capital y existen dos líneas telefónicas para pedir ayuda las 24 horas del día, todo el año: el 144 del Consejo Nacional de Mujeres, y el 0800-666-8537 de la Línea Mujer. Para la psicóloga existen “muy buenas leyes” pero todavía falta “seguir luchando para que haya más recursos económicos, mejorar los lugares de atención a las víctimas y aumentarlos”.
El problema, muchas veces, es que en las comisarías y juzgados no están preparados para entender lo que vive una mujer que necesita que alguien la ayude. Atravesar el largo y torpe camino de las denuncias por violencia de género no siempre termina bien.
El mar de mujeres que marcharon ayer se dieron fuerzas las unas a las otras. Muchas se animaron a hablar gracias a la iniciativa: Karina contó el infierno que le hizo pasar su ex, Fernanda pudo decir que tiene miedo de que el ex mate a su hija y una voz anónima asumió que fue una mujer golpeada. En el muro de Ni Una Menos varias víctimas anónimas contaron sus historias:
“Los últimos años fueron terribles para mi, me marcaron de por vida, sufrí de violencia por parte de mi ex pareja y hace un mes que con orgullo puedo decir que soy libre. La marcha me cambió la vida, me dio el valor para contar mi historia y para entender que no es mi culpa, que soy persona, que soy mujer”
Eran las 17 y el acto en el Congreso estaba por empezar. Tres mujeres hablaron de sus experiencias con la violencia machista.
– Yo me maquillé para demostrar que no nos pintamos para los hombres- dijo una.
– Yo sufrí violencia de género, mi ex esposo con el que tuve hijos, me golpeaba- dijo otra.
– Hay que ayudar a las víctimas y no pensar que es un tema de pareja.
No se conocían. Ayer se encontraron y se dieron fuerzas.
Foto: Facundo Nívolo
[Nota publicada el 04/6/2015]
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